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Mario Alfredo Ubico Calderón
Universidad de San Carlos de Guatemala

En el libro de este servidor titulado: Arte sacro, Cuaresma y Semana Santa colonial de Guatemala en proceso de edición se encuentra un artículo titulado: Algunos datos coloniales de la cofradía del Señor Sepultado y N.S. de Soledad del templo dominico de Santiago Capital del Reino de Guatemala, del cual extrajimos la presenta entrega, en efecto existe un inventario de bienes del Señor Sepultado del año 1678, uno de los pocos conocidos, esto significa que para ese entonces los bienes de N.S. de Soledad se hallaban contabilizados por separado, sin embargo en esta oportunidad serán destacados algunos datos importantes emanados de dicho inventario.

Este recuento de bienes surge en el contexto del cambio de mayordomos del Señor Sepultado, lo había sido hasta su fallecimiento don Francisco Rodríguez Menéndez y ahora lo era el alférez don Cristóbal de Nájera, siendo comisionado para efectuar el citado inventario don Francisco de Lira y Cárcamo, Correo Mayor del Reino. El inventario es esencialmente un listado de bienes considerados propios de la cofradía sin un orden en particular, pero en esta oportunidad fueron agrupados los objetos por sus características obvias de similitud para facilitar la exposición.

Inicialmente destaca las insignias de pasión, veamos el texto original, con una paleografía parcialmente modernizada para su mejor lectura:

Primeramente se pone por inventario diez insignias de la pasión de Cristo vida nuestra, todas forradas de hojas de plata fina de martillo que son: una cruz grande, una caña, una lanza, una esponja, una escalera, unas tenazas, un martillo, un azote, tres clavos y una corona de espinas…

Como se puede observar, la portación de los instrumentos de la pasión en la procesión es una práctica antigua, la cual con pocas variantes ha llegado al presente. Los símbolos de la pasión de Jesucristo se pueden clasificar en estricto sentido en aquellos que aparecen en la Oración en el Huerto, el Prendimiento, el Camino al Gólgota, la Crucifixión, Descendimiento y Sepultura, sin embargo con frecuencia se añade la Ultima Cena. Los diez instrumentos del inventario de 1678 aluden en su gran mayoría al momento de la Crucifixión, y el azote que corresponde con un momento entre el Prendimiento y el Camino al Gólgota.

Según el investigador Miguel Álvarez Arévalo en su obra Ángeles Llorones (1987), citando al cronista dominico fray Francisco Ximenez, el ritual de la procesión del año 1650 involucraba unos veinte ángeles, portando las insignias de la pasión, pero en 1678 los objetos laminados en plata mencionados como insignias de la pasión eran solo diez. De salir más instrumentos para completar los veinte de que se habla, serían sin revestimiento de plata.
Prosigue el inventario así:

Yten un estandarte de tafetán negro con una cruz grande de plata bien tratado y con sus borlas.
Yten una campanilla de bronce mediana.
Yten un palio de tela morado y oro, con despuntes de oro al parecer fino, bien tratado.
Son mencionadas almohadas, colchas, sábanas y toallas, dichos términos se refieren a cojines, telas finas, telas blancas y lienzos de pureza, respectivamente.
Yten una taza de plata en que se pide la limosna de la cofradía con su insignia y cruz pequeña.
Yten dos varas con que se pide la limosna, guarnecidas de hojas de plata fina.
Aparecen ramilletes de flores, sin duda artesanales y se acota: “de manos”.
Hay rodapiés y un adorno del “sepulcro”, este último término alude a la urna o lugar donde la imagen se encontraba usualmente todo el año.

Las túnicas del Señor Sepultado mencionadas son 6:
Yten una túnica de Cambray sin mojar con puntos capitanes.
Yten dos túnicas de rengue con puntos de Flandes.
Yten otras dos túnicas de Cambray usada (sic) con puntos de Flandes.
Yten otra túnica de Cambray con puntos que tiene puesta la hechura del Santo Sepulcro.

Yten cinco birretes de puntos flores. En aquel entonces se acostumbraba que la imagen usara este tocado.
Están anotadas otras túnicas que corresponden a las imágenes de San Juan y San Pedro.

En el inventario se encontraba:

Yten la insignia de la Sabana Santa de Ruan de Cofre.
Siguen otros bienes como cíngulos, y las imágenes siguientes:
Yten una hechura de bulto grande del glorioso San Pedro.
Yten siete hechuras de madera grandes que sirven de ángeles para el santo Sepulcro. Así mismo: Yten cuatro ángeles de madera pequeños maltratados.

En el caso de la imagen del Señor Sepultado no figura en este inventario porque estaba en el templo. Tampoco figura la imagen de San Juan mencionada al aludir a una túnica que le pertenecía, presumiéndose que también estaba en el templo.
Hay también:

Yten dos alcachofas de plata de cuatro luces. Es decir lámparas con la forma de esa planta.
Yten doce hacheros de madera pintados y plateados. En este caso candelabros grandes.
Yten once cruces de madera que sirven para los que gobiernan la procesión. Estas cruces tendrían la función de destacar la jerarquía de los responsables de la procesión, pero también puede interpretarse como el antecedente de las matracas que permiten a los encargados de la procesión llamar la atención para ordenar el paso de los participantes.

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Yten dos cajas de guerra que sirven de tambores. Sin duda para marcar el paso de la procesión.

Aparecen los muebles siguientes:
Yten una cama de madera dorada entera que sirve para poner el Santo entierro.
Yten un sepulcro grande de madera sobredorada maltratado.
Yten una mesa grande para el Sepulcro.

En el caso del “Sepulcro” grande maltratado sería otro diferente al que estaba en el templo, de todos modos poco tiempo después, en 1683 el mayordomo Nájera concertó con el ensamblador Cristóbal de Melo la hechura de un Sepulcro lo que equivale a una urna de 2 1/3 varas de largo, 1 de ancho y “el alto correspondiente” de madera y carey, plateada con plata de martillo y con vidrieras; pero algo pasó dado que en 1684 Alonso de Mazariegos se hace cargo de esa obra, pero pasados 15 años, en 1699 en artículo mortis indicaba que estaba en su poder dicha urna, solicitando que fuera valuada y se determinara su real costo para suplir lo que faltaba o se le devolviese el exceso gastado.

Igualmente hay en el inventario túnicas necesarias en la procesión:
Yten ochenta y siete túnicas negras muy viejas y rotas.
Yten otras sesenta y dos túnicas y capirotes negros bien tratados.
Finalmente María Rodríguez, quien había sido mujer de Francisco Rodríguez el antiguo mayordomo, indicó no haber más bienes, todo lo cual fue certificado por don Miguel Calderón y Rojas escribano público mayor de Cabildo.

 

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