Esther Sazo, Ciudad de Guatemala. Segunda de 4 hermanas, todas escritoras. Comenzó escribiendo desde pequeña, cuando tenía 5 años. Su primera novela la escribió a los 17 años. Era una novela de terror, pero no estaba del todo satisfecha de los resultados, por lo que decidió borrarla y nunca publicarla. Su novela La montaña sin luna la publicó en el 2015, género: fantasía y aventura.  La segunda novela editada fue Entre dormida y despierta (2016), género: suspenso e intriga.

 

Esther, es ex seleccionada nacional de esgrima. Le gustan las plantas y la naturaleza en general. Actualmente trabaja en un poemario y publica su poesía en Instagram y Tiktok, como @vivo_enlaluna.

 

 

 

 

Mírame

Mira, mírame, quiero que me veas a los ojos.

Observa, me presento como soy, me presento sin máscaras.

Mírame, frente a ti y frente a todos, no tengo nada que ocultar, mi locura es visible, no la escondo.

Observa, soy valiente, quemaré disfraces y quemaré máscaras, quemaré todo lo que oculte mi ser.

Mira, mírame, no le temas a lo real, no le temas a lo genuino, esta soy yo, jamás me oculté, jamás lo haré.

Observa, soy de aire, soy de fuego, soy de tierra y soy de mar.

Mírame, témeme, bésame, ódiame, ámame, siénteme. Esta soy yo, tan real, tan real como está prohibido ser. Tan real como se supone no debería ser.

Mírame para que entiendas, témeme para que no me pierdas, bésame porque me encanta, ódiame por ser honesta, ámame para que enloquezcas, siénteme para vivir el sueño que yo también imaginé.

¿Dónde estás?

Sos mi escape de la realidad, sos mi paz, sos ese lugar al que corro cuando estoy mal.

 

Sos una especie de refugio en dónde me siento protegida.

 

Me recuesto en tu pecho y me rodean tus brazos fuertes, y me siento bien, y me olvido de mis estupideces, y me libero de ese sentimiento extraño que me oprime.

Y hacés que mis pensamientos locos se calmen, callás esos pensamientos que me atormentan.

 

Pero…

 

Ahora no sé dónde estás.

Veo sombras, escucho voces, tengo pesadillas.

Correo sin rumbo, espero respuestas inexistentes.

 

¿Dónde estás?

 

Las letras

Cuando caí al abismo, las letras me rescataron, las fui uniendo en una escalera de versos por la que trepé poco a poco, hasta que finalmente logré salir.

Cuando me capturó la soledad, las letras me abrazaron y suavemente me consolaron, las fui uniendo en un abrazo de poemas que jamás me abandonaron.

Cuando lloré, cuando reí, cuando soñé, siempre estuvieron para mí.

Y desde entonces, las letras son parte de mí.

 

 

Ganadora

 

Contra el viento voló, contra la marea nadó.

De apariencia débil, pero de una mirada

profunda y penetrante.

Ante los ojos de los espectadores, una

soñadora más, una más del montón.

Pero dentro de ella, un alma fuerte, una

mente soñadora y brillante.

Una pequeña soñadora, valiente y dispuesta

a luchar por lograr sus sueños.

Sabía que debía saborear el camino al éxito,

sentir cada momento, incluso experimentar

los sentimientos de decepción y frustración

que eran inevitables, hasta que llegara el

momento de brillar, hasta poder palpar sus

logros y éxitos.

Su apariencia de débil e ingenua soñadora,

se convirtió en la de una ganadora.

 

¿Soy?

Puedo ser tu poesía, el brillo en tus ojos, el exquisito sabor en tus labios, puedo

ser la estrella fugaz que deja huella y la que nunca olvidas o ¿Podría quedarme a tu lado?

Quién sabe…

Porque soy un remolino porque soy un desastre y una

fantasía, lo bueno y lo malo que te marca de por vida.

Puedo ser tu felicidad, tu llanto, tu risa; frustración y dolor, tu confusión e

incertidumbre, intriga y suspenso.

Adrenalina pura en tus venas, escalofrío en tu espalda.

Puedo ser un peligro, puedo ser tantas cosas, bienvenido a una aventura con final

incierto, pero que nunca olvidarás.

 

Hablemos

Hablemos de cuando mis labios eran tuyos pero se los presté a alguien más… Te juro nunca quise lastimarte.

Hablemos de cuando sentiste que mis besos eran seguros y que jamás me iba a alejar.

Hablemos de cuando mi piel era tuya pero la compartí con alguien más.

Hablemos de cuando pensabas que me tendrías para siempre y no tendrías que hacer nada más por mí. Porque según tú, yo siempre estaría para ti.

Hablemos de cuando bailé con alguien más, porque no estabas para mí.

Hablemos de ti y de tu frío, hablemos de él y de su calor.

Hablemos de cuando me fui, hablemos de cuando volviste a buscarme y hablemos de cuando darte una última oportunidad, no sería lo que decidiría para mí.

Hablemos, hablemos… Porque ya no perteneces aquí.

Hablemos, hablemos… Para que veas por qué no quise regresar a ti.

 

Genuinamente

 

Genuinamente te quise

Genuinamente te odié

Genuinamente te volví a querer y genuinamente te volví a odiar.

 

Genuinamente te perdoné, genuinamente te solté.

 

Genuinamente pienso que sigo en ti y pienso que sé la verdad, las razones y lo que hay dentro de ti.

 

Salvajemente te arranqué de mí, salvajemente me fui y no volví.

Salvajemente leí la verdad que ocultabas entre palabras cuidadosamente estudiadas y seleccionadas.

 

Pero genuinamente sé que sigo en ti, pero genuinamente sé que no fui yo quien perdió aquí.

 

Te diré adiós

Te diré adiós entre el frío de octubre y el viento de noviembre. Te diré adiós y esta vez será para siempre.

Te recordaré entre sentimientos contradictorios, con el fuego de tu cuerpo y el frío de tu corazón.

Pensarás que fui la mala, te diré que fuiste un egoísta, te sentirás frustrado y entenderás que tenía razón.

Me dejarás ir como lo hiciste la última vez, aunque dentro de ti desearás que me quede.

Intentarás olvidarme, sabes que no podrás.

Te diré adiós y será por la tarde, para ver al cielo que se pondrá melancólico, porque una vez más desaprovechaste tu mejor opción.

Te diré adiós, y esta vez será para siempre.

 

Ódiame

 

Ódiame por romper mi corazón, y por ver que con mis propias fuerzas lo reconstruí en menos de lo que te imaginaste.

No, no lloré por ti, lloré porque me fallé.

Y ódiame, ódiame mucho, porque soy feliz sin ti, mientras tú… Mientras tu te arrepientes y te das cuenta de que ya es muy tarde, y de que aquí ya no hay espacio para ti.

Sígueme odiando más y cada vez más, porque cada vez me hago más fuerte.

Y ódiame, mientras te agradezco por las lecciones que aprendí gracias a que el universo te mandó hacia mí una tarde soleada cuando bailaba sola y feliz.

 

 

 

Selección de textos Roberto Cifuentes Escobar.

 

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