Guatemala tiene muchos significados, en náhuatl quiere decir “lugar de muchos árboles”, un nombre que refleja la variedad de fauna y flora que posee, mientras que la majestuosidad arqueológica dentro de la Cuenca Mirador-Calakmul es una de las mayores representaciones del “corazón del mundo maya”.
Como la última gran extensión de selva virgen y tropical que queda en Centroamérica, la Cuenca Mirador-Calakmul aún es un tesoro por descubrir, esta depresión geológica, ubicada al norte del departamento de Petén y al sur de Campeche, México es parte de la Reserva de la Biosfera Maya y la Biosfera del Patrimonio Mundial de Calakmul.
“Esto es precristiano, tiene una antigüedad tremenda y muestra nuevamente la notable resistencia de una ideología que ha existido durante miles de años”, destacó el arqueólogo Richard Hansen, director de El Proyecto Cuenca Mirador, sobre la trascendencia de este lugar en la historia, no solo de Guatemala sino del mundo entero.
Los recientes descubrimientos en el área de la Cuenca Mirador refuerzan el anhelo de declararla como un Santuario Natural y Cultural por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El Proyecto Cuenca Mirador es el programa de investigación multidisciplinario más grande en la historia en las tierras chapinas, cuenta con estudios en arqueología, geología, geomorfología, hidrología y las disciplinas biológicas relacionadas con la flora y la fauna de la cuenca.
MIRADOR-CALAKMUL: UN PARAÍSO MEGADIVERSO
Todo el sistema de la cuenca Mirador-Calakmul se extiende a lo largo de 1.6 millones de acres de bosque tropical prístino e incluye una megadiversidad de flora y fauna, lo que contribuye significativamente a los nutridos ecosistemas de la región debido a los seis tipos de bosque tropical que se encuentran dentro del área.
Además de preservar la biodiversidad, así como joyas arqueológicas de la cultura maya, dicho sistema proporciona una cantidad significativa de oxígeno a las regiones circundantes y a Norteamérica, asimismo, consta de varios drenajes poco profundos que desembocan gradualmente en los ríos San Pedro y Candelaria.
UN LIBRO ABIERTO POR EXPLORAR
Dicha depresión geológica es un libro abierto del cual aún falta mucho por explorar, ya que es el lugar de nacimiento de la civilización maya; contiene más de 51 ciudades mayas prehispánicas que fueron fundadas hace casi 3,000 años, y que en la actualidad han sido mapeadas y probadas arqueológicamente en el lado guatemalteco de la frontera, gracias en gran parte, a los resultados obtenidos con los estudios del programa.
Estas ciudades estaban interconectadas por el primer sistema de supercarreteras del mundo, pero lo interesante es que aún quedan muchas más ciudades por descubrir que pueden aportar importantes datos históricos sobre las civilizaciones nativas de Mesoamérica.
Durante las últimas dos décadas, arqueólogos como el Dr. Richard Hansen, especialista de los orígenes de la civilización Maya y director del Proyecto Cuenca Mirador, así como William Folan, Ramón Carrasco y Kathryn Reese-Taylor han puesto sus ojos en el área por su abundancia de evidencias de la ocupación maya preclásica que pueden revelar una historia de la humanidad que nunca antes ha sido descubierta.
UN DIAMANTE EN BRUTO QUE SE DEBE CONSERVAR
Por la abundancia de conocimientos humanos y de naturaleza que se encuentran en la cuenca Mirador-Calakmul, es crucial que este diamante en bruto se conserve en la mayor medida posible de la forma más sostenible, económicamente viable e inclusiva para las comunidades locales.
Por esa razón, la Fundación para la Investigación Antropológica y Estudios Ambientales (FARES), una institución de investigación científica y caridad pública sin fines de lucro, creó la iniciativa de El Proyecto Cuenca Mirador, dedicado a su conservación y al desarrollo de las comunidades aledañas por medio de brindarles una serie de incentivos para su crecimiento integral.
Las acciones de la FARES dentro de El Proyecto Cuenca Mirador nacen con el fin de revertir la serie de amenazas que atentan contra la preservación de la Reserva de la Biosfera Maya, ya que en los últimos años se han agravado fenómenos como caminos (madera y petróleo), deforestación masiva, caza furtiva, saqueo de artefactos arqueológicos de valor incalculable, tráfico de drogas e incendios a gran escala.
¿EN QUÉ CONSISTE EL PROYECTO CUENCA MIRADOR?
Como se mencionó anteriormente, El Proyecto Cuenca Mirador refleja el compromiso de FARES y todos sus colaboradores en revertir las tendencias que ponen en peligro el área y hacer el máximo esfuerzo para preservar esta región, proteger su legado y el lugar que le corresponde en la historia.
Además, las acciones dentro del programa no se limitan a la preservación biológica, sino que tiene un alcance más profundo en las comunidades aledañas, por lo que cuenta con una estructura de apoyo y soporte que, a su vez, crea una cadena de desarrollo que impacta positivamente en todos los involucrados.
Son decenas de personas las que hacen posible que las metras trazadas en El Proyecto Cuenca Mirador se logren materializar, colaboradores vitales tanto en el trabajo de campo como en el administrativo, entre ellos los arqueólogos, excavadores, arrieros, guías, cocineras, guardias y médicos provenientes en su mayoría de lugares y aldeas cercanas como el circuito Carmelita-El Mirador.
De hecho, gracias al programa, FARES puede dedicarse también al desarrollo de las comunidades relacionadas. Al brindar empleo, educación, sistemas de agua, tecnologías informáticas, servicios de salud y capacitación vocacional. Con estos soportes, se ayuda a que las familias puedan obtener trabajos productivos, generar ingresos para la región y preservar la belleza natural.
CON MIRAS EN EL ECOTURISMO
Recientes estudios de detección y rango de imágenes láser (LiDAR) de casi la totalidad de la cuenca Mirador han confirmado que el impacto de la tala excesiva y continua sería devastador para las manifestaciones culturales del área.
En ese sentido, las exhaustivas investigaciones han logrado determinar que los bosques primarios de 2000 años de existencia tendrían un valor económico muy superior al permanecer intactos para el ecoturismo en lugar de ser talados, a esto se le suma los daños colaterales para el hábitat de las especies de animales del lugar.
Sobre lo anterior, recae la importancia de mejorar los modelos económicos sostenibles, tanto para la conservación de la fauna y flora, como para las personas de las comunidades aledañas y que estas no se vean obligadas a recurrir a medios de vida más destructivos, que, en última instancia, serían la base permanente de la miseria.
Una de las ideas para reivindicar el trabajo de las Concesiones Forestales Comunitarias es mejorando los mercados para la venta de xate (una planta floral), chicle (goma de mascar orgánica), pimienta (pimienta de Jamaica), ramón (una nuez rica en proteínas), bayal (una enredadera que se usa para canastas) y miel de orquídeas, y al mismo tiempo buscar expandir los programas de tala fuera de los límites geográficos de la Cuenca.
TRES OBJETIVOS PARA CONSERVAR LA CUENCA
En la actualidad FARES trabaja en el norte del país en estrecha colaboración con el gobierno y numerosas fundaciones prestigiosas, personas e instituciones de todo el mundo para salvaguardar uno de los destinos más relevantes del mundo.
Los principales objetivos encaminados en El Proyecto Cuenca Mirador, son:
Investigación científica, multidisciplinaria, arqueológica y estudios ambientales en el área de la Cuenca Mirador-Calakmul en el norte de Guatemala.
La preservación de las selvas tropicales del norte de Guatemala y las Tierras Bajas de Mesoamérica.
Establecimiento de programas educativos, nuevos modelos económicos y de desarrollo profesional para las comunidades indígenas empobrecidas que rodean la Cuenca Mirador.
UN LEGADO PARA LAS FUTURAS GENERACIONES
Gracias a la iniciativa de FARES con El Proyecto Cuenca Mirador, los guatemaltecos somos parte de una generación que marcará la protección y cuidado de un legado millonario en cultura y naturaleza. Apoyando este proyecto, los chapines pueden reforzar su compromiso con la última selva tropical del área y trascender como una generación valiente, que marcó la diferencia luchando hasta garantizar la conservación de estos valiosos recursos.
Porque solo a través de la concientización y la participación podremos asegurar un legado para Guatemala y el planeta tierra.
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