La tormenta Julia entró a Guatemala el 10 de octubre y se convirtió en un ciclón tropical afectando a 1.3 millones de guatemaltecos. A nivel macro, los 1,995 incidentes provocados por este ciclón pueden afectar el dinamismo económico del país, y a nivel micro, repercutir en el poder adquisitivo de miles de familias, especialmente aquellas cuyos ingresos provienen de la agricultura.
En su momento, los daños ocasionados por desastres naturales como la tormenta Mitch y Agatha, así como las erupciones del volcán de Fuego y del Pacaya contrajeron el Producto Interno Bruto (PIB).
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LAS PÉRDIDAS POR JULIA
De acuerdo con un sondeo preliminar de la Cámara del Agro, tras el paso de Julia se estima que se perdieron alrededor de Q10.6 millones en el sector agrícola.
Los productores de cerdo, hule, café, palma africana, caña y el sector forestal son los sectores con mayores daños. Estos productos que reportan daños se ubican en Alta Verapaz, Izabal, Quiché, Chimaltenango, Chiquimula, Escuintla y Guatemala, según la entidad.
“Algunos productores reportan impactos en la producción, tiempos de entrega, daños a infraestructura, entre otros”, recalcó la cámara empresarial en información preliminar.
Además, los socios de Cámara del Agro reportaron cerca de 150 tramos carreteros o caminos con daños.
IMPACTO DE OTROS DESASTRES NATURALES
De acuerdo con los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la erupción del Volcán de Fuego ocurrida el 3 de junio de 2018, que causó la muerte de más de 300 personas y dejó soterradas aldeas y caseríos de Escuintla, Alotenango y San Pedro Yepocapa, provocó un impacto del 0.3% en el PIB.
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De la misma manera, el terremoto que afectó el 7 de noviembre del 2012 a los departamentos de Quetzaltenango, Sololá, Retalhuleu, Totonicapán, Quiché, Huehuetenango y Suchitepéquez, pero especialmente a San Marcos, contrajo el PIB en un 0.3%.
En el 2010, dos desastres naturales azotaron al país en marzo, la potente erupción del volcán de Pacaya y la Tormenta Agatha. La erupción volcánica forzó la evacuación de unas 2,000 personas, pero no solo por la ceniza y la lava, sino también por las fuertes lluvias ocasionadas por la tormenta.
Además, la ceniza negra del volcán pintó de negro cosechas de café y maíz, echándolas a perder. En ese entonces ambos acontecimientos redujeron el PIB cerca de un 0.5%, según Cepal.
Con un impacto más moderado, el Huracán Stan, que llegó a Guatemala a inicios de octubre de 2005, disminuyó dicho indicador en 0.2%. En el país, este acontecimiento climático afectó el 75% del territorio, principalmente ciudades como Santiago Atitlán, un importante destino turístico donde un grave corrimiento de tierra produjo decenas de víctimas.
MITCH CONTRAJO DOS VECES EL PIB
Catalogado como uno de los ciclones tropicales más poderosos y mortales que se han visto en la era moderna, el Huracán Mitch pasó por Centroamérica del 22 de octubre al 5 de noviembre.
Las muertes ocasionadas por las catastróficas inundaciones hicieron de Mitch el segundo huracán más mortífero del Atlántico, cerca de 20,000 personas en la región murieron a finales de 1998. Las inundaciones causaron daños extremos, estimados en cinco mil millones de dólares, de acuerdo con las estimaciones del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
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En Guatemala 268 fallecieron como resultado directo del huracán. De acuerdo con los cálculos de la Cepal, se estima que Mitch provocó daños totales en el país por un monto de US$748 millones, de los que el 40% corresponden a daños directos, en su mayoría, en el sector agrícola.
Además, la organización proyectó que en el periodo de 1998 – 2000, se dejaron de exportar productos por un monto de US$307 millones, mientras que los daños en la infraestructura, principalmente en las carreteras y puentes se estimaron en US$116 millones.
En ese sentido, el PIB del país disminuyó en 0.2% en 1998, pero los daños colaterales afectaron en mayor medida a los años posteriores, pues en 1999 el PIB se redujo 1.3%, el impacto más grande contabilizado a la fecha, de un desastre natural en el país.
MAUL: NO TODA LA DESTRUCCIÓN SE CONTABILIZA EN EL PIB
A criterio del economista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), Hugo Maul, los daños ocasionados por la Tormenta Julia pueden afectar las futuras posibilidades de producción en economía local o bien limitar la producción de bienes y servicios que se consumen o invierten.
Sin embargo, recalcó que la destrucción causada por las tormentas tropicales no se contabiliza dentro del PIB, a pesar de que la reconstrucción de los destrozos implique un gasto, pues estos no implican una mejoría en el bienestar social, por tratarse de recursos que de no haber existido el daño se hubieran destinado a otros gastos.
ETA E IOTA DEBILITARON AL PAÍS
En el 2021, el Fondo Monetario Internacional (FMI), estimó que la pandemia del COVID-19, junto con los huracanes Eta e Iota que azotaron a Guatemala en noviembre del 2020, han aumentado la pobreza y la desnutrición aguda.
“Si bien se espera que el impacto de los huracanes en el crecimiento sea limitado, ambos azotaron las regiones más pobres del país, habitadas en su mayor parte por poblaciones indígenas, afectando los medios de vida de más de 300,000 personas y exacerbando la migración”, se lee en el informe del organismo internacional.
FMI: SE DEBEN REDUCIR VULNERABILIDADES
En el mismo informe, el FMI indica que las autoridades guatemaltecas deben continuar reduciendo la vulnerabilidad a los desastres naturales, con un enfoque en la resiliencia fiscal y de infraestructura.
Lo anterior, debido a que la nación está “fuertemente expuesta a eventos climáticos” y cuyos desastres naturales son “macrocríticos y afectan de manera desproporcionada a los más vulnerables”.
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Por ello, el organismo recomienda a las autoridades hacer los esfuerzos en la mitigación y adaptación al cambio climático: “Deben complementarse con una implementación efectiva de sus programas de reducción de emisiones y una mayor resiliencia fiscal y de la infraestructura ante desastres naturales”.
LISA SE AVECINA
La tormenta Julia no fue la única que tocó suelo guatemalteco este año, pues noviembre arrancó con la llegada de la tormenta Lisa a Belice y al departamento de Petén.
Al momento de la redacción de este texto, Lisa se dirige hacia tierras mexicanas; sin embargo, aún se prevén lluvias y humedad en el país que podrían ocasionar daños en la red vial y sumarse a los más de mil incidentes que dejó Julia, impactando aún más en el dinamismo económico de las comunidades afectadas.