
Llevar una vida sana y comer de forma más saludable no requiere grandes sacrificios, especialmente si estás comenzando. Se trata de hacer pequeños cambios en tu rutina diaria que, con el tiempo, pueden marcar una gran diferencia en tu bienestar. A continuación, te contamos algunas acciones sencillas que puedes implementar para lograr una alimentación más equilibrada.
Es importante recordar que, aunque estas prácticas son saludables y accesibles, no se debe recurrir a dietas extremas sin la orientación de un profesional en nutrición. Lo ideal es adoptar cambios que no requieran grandes esfuerzos ni conocimientos técnicos para llevarse a cabo.
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PRODUCTOS QUE COMPLEMENTAN TUS COMIDAS
En tu rutina diaria, puedes comenzar con un desayuno que incluya un vaso de Incaparina o una avena preparada con este producto, ya que aporta proteínas, vitaminas y minerales, lo que lo convierte en un excelente aliado para complementar tanto el desayuno como la refacción.
Puedes combinarlo con tus frutas favoritas, cereales integrales y acompañarlo con bebidas naturales o vegetales, como leche de almendra Viviesoy, soya o avena, especialmente en licuados de frutas o incluso en el café. También es útil incorporar ensaladas frescas, con algunos frutos secos, así como verduras y frutas congeladas que puedes usar en licuados o preparar de forma práctica durante la semana.
Estos productos no solo complementan tu menú, sino que también aportan nutrientes esenciales que contribuyen a una alimentación más balanceada

PRÁCTICAS SALUDABLES
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AUMENTAR EL CONSUMO DE FRUTAS, VERDURAS Y LEGUMBRES:
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REDUCIR EL CONSUMO DE GRASA
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CONSUMO DE SAL
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AZÚCAR
El consumo excesivo de azúcar no solo aumenta el riesgo de caries y sobrepeso, sino que también afecta la presión arterial, elevando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Para reducir su consumo, se sugiere optar por frutas y verduras frescas como snacks saludables.

Iniciar una alimentación más balanceada no requiere cambios drásticos, sino integrar productos saludables y adoptar prácticas sencillas en el día a día. Por ejemplo, incluir en el desayuno una bebida que incluya leche Vivesoy o un vaso de Incaparina aporta nutrientes clave como proteínas, vitaminas y minerales. Acompañarlo con frutas frescas o cereales integrales mejora aún más el aporte nutricional.
Cocinar al vapor, usar la freidora de aire en lugar de freír con aceite, o preferir snacks como frutas o frutos secos, son hábitos simples que reducen el consumo de grasas, azúcares y sal. Además, preparar ensaladas o batidos con verduras y frutas congeladas facilita el cumplimiento de la recomendación de la OMS de consumir al menos cinco porciones al día. Así, combinar productos nutritivos con buenas prácticas en la cocina puede marcar una diferencia real en tu salud sin complicaciones ni restricciones extremas.