El Mindfulness no se vincula con ninguna religión y se define como la focalización de la atención en el momento presente, con un método que consigue la atención plena, centrándonos en lo que está sucediendo aquí y ahora. Su significado es plena conciencia, no trata de cambiar ni juzgar nada de ti, únicamente se trabaja en la aceptación propia.
Investigaciones científicas han comprobado que incluir el Mindfulness en tu rutina diaria aporta muchos beneficios, tanto para la salud física como para la mental.
BENEFICIOS DEL MINDFULNESS
Positivo para el autocontrol en niños
Desarrolla resiliencia
Desarrolla recursos de afrontamiento de personas que están enfermas
Reduce el estrés y la ansiedad
Mejora los niveles de concentración y memoria
Ayuda al buen manejo de los pensamientos negativos
Ayuda a sobrellevar el duelo o el dolor
¿CÓMO ALCANZAR EL MINDFULNESS?
Existen diferentes técnicas que pueden ayudar a alcanzar el Mindfulness, los expertos mencionan que puedes implementar prácticas de yoga, meditación, respiración consciente o el escaneo corporal.
Cabe mencionar que la meditación solamente es un vehículo para alcanzar el bienestar con uno mismo, ya que su objetivo es lograr un profundo estado de conciencia con técnicas concretas para alcanzarlo.
Con ello se logra conseguir que la conciencia se relaje y no elabore juicios de las sensaciones o pensamientos.
SEIS PASOS PARA EMPEZAR A PRACTICARLO
Lo importante es practicarlo varios minutos al día y poco a poco ampliar los espacios para realizarlo con más frecuencia. Los especialistas puntualizan que la perseverancia es esencial, ya que no la puedes abandonar si no notas cambios al principio, debes tener paciencia.
Encuentra tu momento tranquilo del día, ese espacio ideal en el que sientes total comodidad y sin distracciones.
De la mano vas a escoger un sitio o espacio relajado sin ruidos. La temperatura adecuada también te puede ayudar.
Utiliza tus prendas más cómodas, y que no obstruyan tu respiración. Normalmente debes estar sentado con la espalda recta, para no obstaculizar la respiración o tumbado sobre una esterilla.
Céntrate en tu respiración y en cómo el aire entra a través de las fosas nasales. En cuanto la mente se distraiga debes de nuevo practicar tu respiración e irás mejorando la técnica.
Deja que aparezcan y fluyan libremente los pensamientos que vayan surgiendo, es imprescindible mantener una actitud neutral ante ellos; importante no juzgarlos como buenos o malos.
Es cuestión de práctica, con entrenamiento, rutina y hábitos podrás tener el control de tus pensamientos. Después que tengas adquirida la práctica deberás llevar esta atención y conciencia al resto de tus tareas habituales.
Recuerda que con esta práctica puedes dirigir el rumbo de tu propia vida, y no dejar que tus pensamientos o sentimientos lo hagan por ti. Aprendes a tolerar el impulso de seguir patrones que no te sirven, cultivas un espacio entre el pensamiento y la acción, aumentas la capacidad de estar en el espacio y disfrutar el momento.