La iluminación es fundamental para la vida, principalmente en los ambientes en los que nos desempeñamos, como en la oficina o en el hogar, en este último se puede decidir qué tipo de luz se necesita.
La luz blanca, fría, es la ideal para estudiar y en oficinas.
Esto quiere decir que la luz blanca no distorsiona los colores de los objetos, y dichos colores serán percibidos por el ojo humano con un grado de realismo.
Las bombillas de luz blanca se venden más que las de luz amarilla, según el arquitecto, Alejandro González, debido a que la luz blanca es considerada más moderna y atractiva, se asocia a una luz brillante y natural.
Las bombillas de luz blanca se usan en entornos domésticos y comerciales, mientras que las de luz amarilla están más relacionadas con actividades decorativas.
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La luz blanca también ofrece seguridad en áreas de trabajo donde se utilice maquinaria o en zonas de paso con mucho tránsito. Esto es debido a que la luz blanca ofrece mayor distinción de los objetos y favorece la vista.
La luz amarilla, debido a su calidez, realza los colores. Su uso en exteriores es altamente efectivo, ya que ilumina una superficie muy amplia.
Proporciona un ambiente de relajación y descanso.
Crea un ambiente acogedor por lo que es recomendable para el hogar o incluso en servicios de hostelería como cafeterías y restaurantes.
La mayoría de gente confunde la luz blanca con luz fría, pero la realidad es que existe luz blanca fría, cálida y neutra. Con la tecnología LED disponemos de luz blanca cálida, neutra o fría regulable bajo demanda. De esta forma podremos adaptar la luz blanca a todo tipo de entornos.
La elección del tipo de luz más adecuado para cuidar la vista es un tema relevante y de gran interés. Aunque tanto la luz blanca como la amarilla tienen sus propias características, es esencial considerar distintos factores y actividades para determinar cuál es la mejor opción en cada caso.
La luz blanca, también conocida como luz fría, emite un espectro luminoso más completo que se asemeja a la luz natural del día.
Por otro lado, la luz amarilla, también llamada luz cálida, se caracteriza por emitir un espectro luminoso más suave y relajado. Esta tonalidad crea una atmósfera acogedora y relajante, siendo ideal para espacios de descanso y áreas residenciales.
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