¿La simple idea de pensar en un propósito de Año Nuevo le hace temblar o le da una sensación de esperanza de cambio en el año que comienza? Tal vez hay un poco de incertidumbre, pero las metas claras le podrán ayudar.
Lo ideal es que pensemos en el año que está terminando, para recordar los últimos doce meses. Eso nos puede servir para aprender de las experiencias y renovar tanto nuestras prioridades como objetivos.
¿Evita los propósitos de Año Nuevo porque no se cumplieron sus metas el año anterior? No desfallezca, en ocasiones pasa, pero con determinación este año podría ser mejor.
Ya sabemos que es más fácil renunciar o no plantearse ninguna meta en la vida, pero lo bueno, lo que merece la pena, siempre requiere de esfuerzo, porque la recompensa es increíblemente mejor que el no hacer nada y los resultados le podrían asombrar.
«Los propósitos de Año Nuevo son una excelente forma de que nuestro cerebro se centre en lo que quiere lograr en el próximo año. Cuanto más tiempo dediquemos a reflexionar e incluso a anotar nuestros objetivos, más involucrado estará el cerebro en el proceso», comentó Carmen de la Luz Cifuentes, psicóloga, con experiencia en coaching.
No confíe en la fuerza de voluntad, no es la forma de enfocar este proceso, pues la fuerza de voluntad surge de una parte del cerebro, la corteza prefrontal, que se sobrecarga y agota fácilmente.
Lo que funciona mucho mejor, dicen los expertos, es entrenar otras partes del cerebro responsables de vincular las emociones positivas a los nuevos hábitos y acondicionarse a nuevos comportamientos.
CÓMO INICIAR
Estas son unas recomendaciones para cumplir con sus objetivos:
Escriba los propósitos en papel
Aun en la era de lo digital, no tenemos por qué abandonar el soporte físico. Agarre una libreta o un papel y dibuje dos columnas.
En la columna de la izquierda, escriba los pensamientos negativos que suele tener presentes sobre usted (ej: no soy capaz de hacer deporte nunca).
Luego, en la columna de la derecha, escribe la idea opuesta: una declaración positiva (ej: soy capaz de hacer deporte tres veces a la semana).
Una vez que haya terminado, lea la lista de los pensamientos y propósitos positivos. Gasta su energía enfocándose en lo positivo.
Sea consciente de los pensamientos negativos.
En tendencia:
Cuando un pensamiento negativo entra en su mente, intente verse a sí mismo poniéndolo a un lado y no dándole ninguna importancia.
Permitir que los pensamientos negativos giren en su mente puede ser un hábito nefasto.
Gaste su energía en cosas que puedes controlar.
Gastar menos energía en cosas que no puede controlar. No puede controlar a otras personas o lo que sucedió en el pasado.
Puede controlar sus reacciones ante las personas, así como lo que haces en el momento presente.
Permítase el espacio para crear posibilidades para el futuro, centrándose en lo que puede hacer aquí y ahora.
Cree un horario semanal.
Con base en los propósitos de Año Nuevo que hemos puesto sobre el papel, cree ahora un horario semanal.
Intente que las actividades diarias se conviertan en una rutina y deje que esta haga el trabajo pesado por usted.
Para ayudarse a que le resulte más fácil, haga copias de este horario semanal y colóquelas en las áreas de la casa por las que pasa a menudo.
Comparta sus objetivos con la familia.
Puede programar una reunión familiar, ya sea semanal o mensual. Comparta el horario con su círculo familiar más íntimo, y tenga una conversación acerca de sus expectativas.
Puede ayudarle de dos formas: primero para compartir la experiencia de sus propósitos y como los ha aplicado.
