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De la necesidad de información médica a la serie televisiva

La necesidad de información en el campo de la salud es universal y los medios también múltiples. La televisión y el Internet no pasan ello por alto. En efecto las series televisivas que tienen de fondo el drama clínico y de salud viene lleno de eventos clínicos agudos, traumas y accidentes, grandes procesos quirúrgicos trastornos mentales y debemos estar conscientes que, la dramatización del espectáculo televisivo y cineasta suele contrastar con las causas de hospitalización de la vida real. También resaltan los estudiosos, que la influencia de los dramas médicos en el tema salubrista no va más allá de la donación de órganos y el abuso de sustancias, pero la prevención y la promoción de la salud reciben muy poca atención1. Una cosa si resulta cierta en este tema: los dramas médicos constituyen a la vez motivo de entretenimiento, herramienta educativa e informática y al generar conciencia puede transformarse en elemento de toma de decisión y fomentar conductas más saludables. Pero hay que tener conciencia que no todo lo que se ve y oye es verdad.

Algunos ejemplos del impacto de las series

Una adolescente de 14 años contaba que cuanto ingresó al hospital por un cuadro de problema gastrointestinal, de repente entró un médico que ella asoció con el Dr. House, con tres residentes, en los que vio a sus ayudantes y se sintió como si estuviera en un episodio de la serie. El diagnóstico de su enfermedad, tuvo un ir y venir con mil peripecias no exento de dimes, diretes y enojos y  entre los profesionales y un tratamiento de lo más novedoso, terminando todos felices y contentos como un episodio más de una serie.

Un estudiante de medicina de finales de la primera década del XXI contaba que en su promoción una vez a la semana organizaban noches en las que se veía un episodio de alguna serie televisiva de médicos, que luego se discutía con los maestros de clínica y especialistas, para hablar sobre todo lo que se había observado en el manejo del caso. En la mayoría de episodios –comentaba– no era raro ver muchas imprecisiones en el proceso diagnóstico y en los tratamientos y por supuesto se criticaba y comentaba la personalidad de los médicos salidas de lo común y en muchos casos lejos de ser aceptables. Aparte de eso, el ejercicio era un lindo aporte a la educación médica –opinaba el estudiante.

Hace unos años apareció en la revista Lancet una revelación de médicos alemanes. Resulta que un paciente, de 55 años con insuficiencia cardíaca grave, acudió en mayo de 2012 al Centro de Enfermedades de Marburgo, con síntomas de fiebre, ganglios linfáticos inflamados, pérdida de audición y de visión. También tenía un implante de cadera de metal, que le habían colocado en sustitución de un implante de cadera de cerámica roto antes.

El diagnóstico se tornaba difícil. Por suerte, sus médicos veían House –como señalan los médicos en su informe del caso. Se trataba del episodio 11 de la temporada 7. En el episodio, resulta que una mujer que sufre todo tipo de síntomas misteriosos, incluida fiebre y problemas cardíacos, que luego de exhausta exploración, House encuentra que se ha envenenado con el cobalto de su implante de cadera de metal y la trata por intoxicación. La asociación de lo visto en el episodio por el médico alemán, le permite tratar a su paciente por lo mismo y todo resulta en un final feliz.

Las series médicas no solo atraen al público. Una encuesta realizada en 2008 entre estudiantes de medicina y enfermería por investigadores del Instituto Berman de Bioética de la Universidad Johns Hopkins, concluyó que el 65% de los estudiantes de enfermería y el 76% de los estudiantes de medicina veían la serie House. Los investigadores de la serie Grey’s Anatomy de la cadena ABC afirman que son numerosos los televidentes estudiantes de medicina. En realidad, los episodios de ambas series están llenos de médicos y pacientes, de personas que se comportan de manera poco profesional e inhumana2-3.

Según los colegios profesionales y las facultades de medicina, una cosa resulta cierta y debe tenerse muy en cuenta en las series médicas: La mayoría de los espectadores, especialmente aquellos que se están formando en el campo de la medicina, deben considerar que estos programas televisivos sólo se parecen vagamente a los entornos médicos legítimos. Esto no se lo sacan de la manga los actores sino los escritores muchas veces auxiliados por profesionales. En la encuesta del 2008, los estudiantes de medicina y enfermería dijeron que no habían aprendido ninguna lección profesional significativa de los programas. Sin embargo, los autores del estudio se preguntaron si la mera exposición a los programas (y a la ética escurridiza que presentan) puede afectar sutilmente las actitudes de los médicos o los pacientes hacia la práctica de la medicina, cosa que es posible. El ser humano es un imitador nato. Ante este dilema esos investigadores del 2008 investigaron y medir la frecuencia y la naturaleza de los errores éticos y el comportamiento profesional y la naturaleza de los errores éticos en las series 4.

Los hallazgos encontrados por los autores, ante la cantidad de anomalías por ellos encontrados, les llevó a la siguiente conclusión: “es bueno que los doctores House y McDreamy ejerzan la medicina sólo en televisión”. A manera de un ejemplo: en la series solo el 5% de las 396 interacciones entre colegas médicos y menos de un tercio de las interacciones entre médicos y pacientes, se ajustaban a los estándares profesionales de la vida real.

Del paciente hacia el médico

No cabe la menor duda que la relación médico paciente ha cambiado, también la personalidad que se muestra del médico en las series de televisión. El Dr. Kildare de la serie de los sesenta, presentado de una manera positiva, dista mucho del Dr. House del siglo XXI, presentado de manera negativa. Las actitudes de los pacientes hacia los médicos también han cambiado.

La Dra. Chory descubrió que, independientemente de las experiencias personales de los encuestados con los médicos, aquellos que veían ciertos tipos de televisión, tenían una percepción cada vez menor de la compostura y el respeto de los médicos hacia los demás. Sus resultados indicaron que cuanto más programas de médicos en horario de máxima audiencia veían las personas en los que los médicos eran los personajes principales, más indiferentes, fríos y antipáticos pensaban los encuestados que eran los médicos. «No es que la gente pensara que los médicos eran personas horribles», dijo la Dra. Chory . «El efecto no era muy fuerte, pero aun así había una relación que no se debía al azar. Y tiene sentido. Esos programas de televisión mostraban a los médicos no siempre con su mejor comportamiento». Igualmente encontró que en programas de máxima audiencia de temas policiales o juicios, los médicos son presentados de manera negativa y poco halagadora y el público televidente ve al médico de manera poco competentes. Esta asociación encontrada entre lo que se ve y lo que se estima, carece de estudios serios a la fecha7-8.

Algunas advertencias

Entonces estimable lector, sean estudiantes de medicina, profesionales de la salud, pacientes, público en general, no nos engañemos. La influencia de los dramas médicos podría extenderse más allá del ámbito del entretenimiento y potencialmente fortalecer/orientar el conocimiento, las actitudes y, con suerte, la práctica de los profesionales de la salud y el público, a pesar de que a menudo representan resultados y escenarios médicos poco realistas.

Como dice L.J. Shrum 5: Los programas de televisión no son inertes. No existen en el vacío, no son neutrales ni pasivos. Los mensajes que se desarrollan para entretener a los espectadores están diseñados, de hecho, para persuadir. Están construidos para atraer a la mayor audiencia posible y persuadir a los espectadores potenciales para que los sintonicen.

Recordemos también las palabras de los autores de los estudios anteriormente mencionados que nos hacen en su artículo “Medical and Nursing Students’ Television Viewing Habits: Potential Implications for Bioethics” Los programas de televisión sobre medicina, suelen representar la práctica de la medicina y las cuestiones bioéticas de una manera sorprendentemente realista, aunque a veces inexacta. Como estos programas representan la medicina de forma tan vívida y son tan relevantes para los intereses profesionales de los estudiantes de medicina y enfermería, pueden afectar las creencias, actitudes y percepciones de estos estudiantes con respecto a la práctica de la medicina y las cuestiones bioéticas6.

Por otro lado, algunos estudios han sugerido y observado que los dramas médicos, pueden usarse como un medio para capacitar a los profesionales de la salud, en particular para estimular actividades en el aula.

Hay aspectos de la vida privada y laboral del profesional de la salud, también del paciente y sus familiares, que dentro del drama tiene una representación a veces poco favorecedora de comportamientos y conductas que se caracteriza por el racismo, la corrupción moral y los conflictos interpersonales, violaciones a reglamentos y mandatos, que deben considerarse bajo una reflexión crítica orientadora que necesita de atención y de asesoría. La discusión de estas series, sus episodios, se debe considerar de necesidad de orientación de parte del sistema de salud, teniendo en cuenta que una proporción significativa de la población, aún tiene un nivel limitado de alfabetización sanitaria y, por lo tanto, puede no ser capaz de juzgar la calidad de la representación y su utilidad práctica y equivocar esos conocimientos y experiencias adquiridas con la realidad con malos resultados. El público debe entender que por más premios que tenga una serie médica, estos son concedidos desde el punto de vista de una realización artística y no son realizadas con el fin de poner en evidencia una medicina basa en la evidencia científica sino como entretenimiento.

Hay un aspecto muy positivo de las series médicas y que es un sana y útil contribución a la salud. Los dramas médicos estimulan la curiosidad sobre temas de salud y ética médica, que a menudo son pasados por alto por el público y constituye una valiosa enseñanza y concientización, aunque en muchas oportunidades lo señalado no guarde relación con la epidemiología real. Esa concientización llega a los niveles de los responsables de la atención médica, ya que en las series se señala con buena frecuencia aspectos de la seguridad del paciente y riesgos de infección, por ejemplo.

Finalmente, una advertencia: La difuminación de la línea entre realidad y ficción en los programas de dramas médicos, puede llevar a los espectadores a percibir situaciones irreales como verdaderas, que deben aclararles los servicios de salud. Como bien señalan revisores del tema antes mencionados3 Si bien las series medicas no siempre ofrecen una imagen completamente precisa del mundo de la salud y la medicina, es importante reconocer su valor como herramienta para difundir información relacionada con la salud a un público amplio, su labor educativa, y su labor de divulgación. Y hay algo muy cierto “Nadie debería recibir consejos o información médica de un programa de televisión” –como afirma la Dra. Vyas9. El objetivo principal de los actores es entretener, no curar al personaje enfermo.

 Bibliografía
  1. ( https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11303220/9
  2. (https://www.jstor.org/stable/20696763)
  3. (https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3056774/)
  4. Matthew J Czarny,Ruth R Faden, Jeremy Sugarman. Bioethics and professionalism in popular television medical dramas. J Med Ethics 2010;36:203e206. doi:10.1136/jme.2009.033621.
  5. Shrum, L. J. (1999). Television and persuasion: Effects of the programs between the ads. Psychology and Marketing, 16(2), 119–140. doi:10.1002/(sici)1520-6793(199903)16:2<119::aid-mar4>3.0.co;2-r)
  6. . (https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3056774/)
  7. Rebecca M. Chory-Assad &Ron Tamborini. Television Doctors: An Analysis of Physicians in Fictional and Non-Fictional Television Programs. Journal of Broadcasting & Electronic Media. Pages 499-521 | Published online: 07 Jun 2010.
  8. file:///C:/Users/HP/Downloads/s12909-021-02947-7.pdf
  9. https://health.clevelandclinic.org/are-medical-tv-shows-accurate
Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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