El síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), el virus que causa la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID 19). Foto La Hora / Envato - Por mblach

El mal continúa a diestra y siniestra y las personas infectadas con el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), el virus que causa la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID 19), pueden experimentar síntomas continuos después de la infección aguda.

Qué sabemos de COVID prolongado

La recuperación de la infección por SARS-CoV-2, puede variar de persona a persona. La mayoría de los pacientes parecen recuperarse rápida y completamente, mientras que otros informan síntomas que persisten durante semanas o incluso meses después de que ha pasado la fase aguda de la enfermedad. Esta condición es a menudo denominada «COVID prolongado». En otros casos, surgen nuevos síntomas y hallazgos después de la infección aguda, incluso cuando la fase aguda fue asintomática. En conjunto, estos efectos a largo plazo del virus se denominan secuelas posagudas de la infección por SARS-CoV-2 (PASC) (NIH, 2024), y tiene profundas consecuencias médicas, sociales y económicas en todo el mundo.

Las estimaciones de prevalencia de COVID prolongado varían ampliamente, y algunas estimaciones de personas infectadas con COVID-19 que desarrollan COVID prolongado oscilan entre el 10 y el 35 por ciento o más. Por ejemplo, una Encuesta en los Hogares de la Oficina del Censo de EE. UU. y el Centro Nacional de Estadísticas de Salud efectuada entre el 5 de marzo y el 1 de abril de 2024, mostró que alrededor del 17,6 por ciento de todos los adultos de EE. UU. han “experimentado alguna vez con COVID prolongado” y el 6,9 por ciento de todos los adultos con COVID “actualmente están experimentando COVID prolongado”.

Un problema sin definición

Durante el transcurso de la pandemia de COVID-19, se han aplicado varios términos a “COVID prolongado”. Estos incluyen “COVID de larga duración”, “condiciones post-COVID”, “síndrome post-COVID”, “síndrome de COVID-19 posagudo”, “COVID crónico” y “secuelas posagudas de la infección por SARS-CoV-2 (PASC)”. Todos estos términos pertenecen a la misma condición clínica amplia.

Aún no se ha acordado una definición común de COVID prolongado y eso presenta dificultades y desafíos para los pacientes, los médicos, los profesionales de la salud pública, los investigadores y los responsables políticos. El problema está en que la diversidad de presentaciones de pacientes con COVID prolongado, la superposición con otras afecciones y la dificultad de atribuir síntomas a una infección anterior, hacen que definir el COVID prolongado sea particularmente desafiante. Para los pacientes, escepticismo y poca atención de las experiencias que padecen por parte de profesionales médicos, familiares y amigos, los hace descuidar muchas veces, una adecuada atención al mal que padecen.

El COVID prolongado (LC en inglés) The National Academy of Sciences (NAS) lo ha definido como una afección crónica asociada a la infección (IACC), que se produce después de la infección por SARS-CoV-2 y está presente durante al menos 3 meses, como un estado patológico continuo, recurrente y remitente o progresivo, que afecta a uno o más órganos y sistemas.

CARACTERÍSTICAS DE LA DEFINICIÓN

NAS establece a su vez que el COVID prolongado ocurre después de una infección aguda por SARS-CoV-2, pero no requiere confirmación de laboratorio u otra prueba de infección inicial. El COVID prolongado puede seguir a infecciones de cualquier gravedad (incluidas las infecciones asintomáticas), ya sea que hayan sido reconocidas inicialmente o no.

La definición requiere que los síntomas o condiciones estén presentes por una duración de 3 meses o más. En particular, si bien los síntomas deben estar presentes durante al menos 3 meses, el momento de esos 3 meses no se especifica.

La COVID prolongada puede afectar a niños y adultos, independientemente de su salud, discapacidad o estatus socioeconómico, edad, sexo, género u orientación sexual, raza, etnia o ubicación geográfica.  Se manifiesta de múltiples maneras. Cualquier sistema de órganos puede verse afectado y los pacientes pueden presentar:

Síntomas únicos o múltiples, como dificultad para respirar, tos, fatiga persistente, malestar posesfuerzo, dificultad para concentrarse, cambios en la memoria, dolor de cabeza recurrente, aturdimiento, frecuencia cardíaca rápida, alteraciones del sueño, problemas con el gusto o el olfato, hinchazón, estreñimiento y diarrea.

Afecciones diagnosticables únicas o múltiples, como enfermedad pulmonar intersticial e hipoxemia, enfermedades cardiovasculares y arritmias, deterioro cognitivo, trastornos del estado de ánimo, ansiedad, migraña, derrame cerebral, coágulos sanguíneos, enfermedad renal crónica, síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS) y otras formas de disautonomía, encefalomielitis miálgica /síndrome de fatiga crónica (EM/SFC), síndrome de activación de mastocitos (MCAS), fibromialgia, enfermedades del tejido conectivo, hiperlipidemia, diabetes.

Las afecciones pueden ser continuas desde el momento de la infección aguda por SARS-CoV-2 o pueden retrasarse en su inicio durante semanas o meses, después de lo que parecía ser una recuperación completa de la infección aguda.

Puede exacerbar condiciones de salud preexistentes o presentarse como condiciones nuevas.

Puede resolverse en un período de meses o puede persistir durante meses o años.

Se puede diagnosticar por motivos clínicos y a la fecha no existe ningún biomarcador disponible que demuestre de manera concluyente la presencia de LC.

Puede afectar la capacidad de las personas para trabajar, asistir a la escuela, cuidar de su familia y cuidar de sí mismos. Puede tener un profundo impacto emocional y físico en los pacientes, sus familias y cuidadores.

Falta mucho para poder entender este mal y poder establecer una adecuada atención clínica y diagnóstico, cobertura, beneficios por discapacidad y adaptaciones escolares o laborales, formulación de políticas, epidemiología y vigilancia, investigación pública y privada, y concienciación y educación públicas, especialmente para los pacientes, sus familias y cuidadores.

Para enfatizar en la Covid prolongada, el término «condición crónica asociada a infección» (IACC) se aplica a una variedad de afecciones crónicas que pueden ser provocadas por virus, bacterias, hongos o parásitos. El uso de este término resalta la naturaleza continua de la afección médica y su asociación con una infección desencadenante, sin transmitir conclusiones injustificadas sobre los mecanismos patobiológicos. Pero hay que considerar que hay y puede haber personas que desarrollan COVID prolongado de aparición tardía y que tardan en buscar atención.

Queda aún mucho por estudiar y la mejor actitud que puede tomar una persona es la de cualquier anomalía, malestar, dolor no previamente presentado antes de tener COVID consultarla con el médico. Eso aunque hayan pasado semanas después de la infección y aunque esta infección de Covid haya sido a su criterio bastante benigna y corta.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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