Foto La Hora / Pexels - Rui Stenio
Y qué podemos decir de Guatemala

Claramente la academia, el mundo científico y político y la ciudadanía sabe que, la gestión de residuos sólidos es un “dolor de cabeza” y el uso, preservación y gestión del agua también, como lo señalan los alcaldes municipales de todos los municipios. Sin embargo, la legislación al respecto, no se produce como debiera.

El caso del agua planteado en un estudio

En un documento del 2015, Carlos Roberto Cobos, un experto guatemalteco en saneamiento ambiental, hablando del tema de legislación nos decía: “…desde 1950 se han presentado iniciativas de ley de aguas, pero ninguna ha sido aprobada. Sin embargo, la Constitución de Guatemala define en su Artículo 121 al agua como un bien de dominio público y hace un mandato expreso (Art. 127), para hacer una ley de aguas. Lo cierto es que, hasta la actualidad, a parte de los mandatos en la Constitución, esta área no ha tenido avances significativos en el país y aunque persisten los esfuerzos y existen diferentes iniciativas, las condiciones políticas y la falta de un líder que promocione políticamente la legislación de aguas han bloqueado su desarrollo1

No podemos ignorar y eso desde hace varias décadas, que existe una percepción cada día más creciente en los diferentes sectores, tanto públicos como privados, de la importancia y necesidad de una ley de aguas. Es muy posible como lo señala Cobos “… aún no se logra la masa crítica suficiente para impulsarla, pues otras condiciones en el país, como los altos niveles de corrupción y la mala administración pública”. Y nos señala que “…incluso avances como el logrado con el Reglamento de las descargas y reuso de aguas residuales y de la disposición de lodos.  ACUERDO GUBERNATIVO No. 236-2006 Guatemala, 5 de mayo de 2006 muestra la mala fe al respecto por una resolución de última hora, que prorrogaba el límite de la misma por dos años más, sin otra razón que una motivación política1. Continuando con el tema, Cobos manifiesta que “La ley de Cambio Climático que prometía una acción directa en los recursos hídricos, se vio afectada en el organismo legislativo, eliminando aquellas frases y artículos que implicaban acciones directas con el recurso hídrico1

Es pues evidente que en la realidad, aunque si en el papel, no existe un ente rector específico del agua, tampoco un ente rector de agua potable y saneamiento a pesar de que desde 2015 con una interrupción existe una unidad específica según acuerdo ministerial 79-2018 encargada de “representar y ejecutar acciones técnicas y administrativas de rectoría del sector agua potable y saneamiento2 y a través de esa unidad conducir, coordinar regular y vigilar políticas, planes y programas para el control y saneamiento del agua.  

Esfuerzos privados en control del agua

Cabe citar una iniciativa no gubernamental: el Fondo de Agua Metropolitano, que tiene más de una década de actividades y conformado por grupos privados que financiaran este fondo y que tiene como meta contribuir a la recarga hídrica, la restauración de ecosistemas, sensibilización, movilizar recursos como el canje de deudas y crear la base para lograr el pago por servicios ambientales en la zona correspondiente a la ciudad capital y los municipios que conforman el área metropolitana3. También Defensores de la Naturaleza, una ONG encargada de la administración del área protegida de Sierra de las Minas ha promovido un y opera un fondo del agua para la protección de dicha área. 

Finalmente, algunas municipalidades, a través de las mancomunidades, han hecho esfuerzos para hacer desarrollo integral de las cuencas dentro de las mancomunidades.  El Instituto Nacional de Bosques–INAB-promueve iniciativas de Pagos por Servicios Ambientales en diferentes municipios para proteger las zonas de recarga hídrica, normalmente cobrando una tarifa adicional dentro de los servicios de agua potable, que es utilizada para el mantenimiento y protección de áreas boscosas protegidas con incentivos forestales o áreas municipales.

Es decir, que existen diversas iniciativas dispersas y con pocas coordinaciones, tratando de darle vida a documentos teóricos que aparecen en diversos documentos como los de INSIVUMEH.2021 o el de K´átun 2014 4.

Un poco más sobre malos controles del agua

En resumen, podemos decir que los esfuerzos para regular el uso y protección del agua enmarcados en muchos marcos político normativos, se han quedado cortos ante la evolución que la urbanización y la producción han impuesto al uso del agua como lo demuestran numerosos documentos al respecto y como ejemplo basta señalar con lo encontrado en la cuenca del lago de Atitlán por Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y su Entorno (AMSCLAE)5.  En resumidas cuentas, muchos de los cuerpos de agua del país, exhiben altos niveles de contaminación. Hablemos de las cuencas.

Particularmente afectados son el lago de Amatitlán, que se encuentra en condiciones eutróficas y altamente contaminado debido a las continuas descargas de aguas residuales del Área Metropolitana de la Ciudad de Guatemala; El lago de Atitlán es el tercer destino turístico más importante de Guatemala y, sin embargo, está muy contaminado con materia fecal; Los ríos Motagua, Dulce y Sarstún han sido identificados entre las principales fuentes contaminantes de la costa caribeña de Guatemala, transportando grandes cantidades de desechos sólidos y contaminantes químicos y orgánicos que, al ser vertidos a las aguas costeras, aumentan no solo la calidad de las aguas sino la vida marina también y es en estos momentos motivo de demanda de naciones vecinas.

El uso de pesticidas y fertilizantes en los campos de cultivo de pequeños y grandes agricultores es una práctica inmoederada que provoca la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, pero también es muy posible que sea generador de muchas enfermedades de todas las especies vivas afectadas incluyendo el hombre.

El problema central es que no existe una red nacional de monitoreo de la calidad del agua y los datos disponibles están incompletos. En algunos lugares clave, las variables de calidad del agua son monitoreadas por varias instituciones. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH), monitorea variables físicas y químicas de la calidad del agua. En su último informe del año 2021, el INSIVUMEH señala que: De acuerdo a los resultados obtenidos mediante el Índice Simplificado de Calidad del Agua (ISQA), que de 28 puntos de monitoreo analizados para la vertiente del Pacífico el 75% presentan una calidad “inadmisible”, el 21% cuenta con una calidad “Admisible” y el 4% con una calidad “Intermedia”.  En la vertiente del Golfo de México que cuenta con 13 puntos de monitoreo, el 54% de los puntos presenta una calidad “inadmisible”, el 23% presenta una calidad “admisible” y el 23% restante una calidad “intermedia”. En la vertiente del Caribe el 59% de los puntos corresponden a una calidad “inadmisible”, el 35% cuentan con una calidad “admisible” y el 6% restante una calidad “intermedia”. 6 Resulta obvio que las mediciones revelaron que el agua de menos del 50% de las cuencas monitoreadas, es apta para el consumo humano, mientras que a la vez muchas llevan sustancias químicas (demanda química de oxígeno, pH, conductividad eléctrica o contenido de cloruros) o físicas (color, turbidez) cuyos valores exceden los estándares nacionales o de la OPS y los hace no aptos para el consumo humano sin un tratamiento previo de potabilización. La contaminación observada en estas fuentes de agua superficial limita su uso para consumo humano, recreación u otros usos que impliquen contacto primario y compromete el bienestar de los ecosistemas acuáticos.

El aire otro problema

La mala calidad del aire, es un problema importante en el Área Metropolitana de la Ciudad de Guatemala y otras metrópolis. En cuanto al aire, no existe una red nacional de monitoreo de la calidad del aire. Sin embargo, las principales variables de calidad del aire (PM2.5, NO2 y SO2) son monitoreadas en el Área Metropolitana de la Ciudad de Guatemala a través de seis estaciones de monitoreo administradas conjuntamente por el Ministerio del Ambiente y la Universidad de San Carlos. Durante el período 2013-2018, en todas las estaciones de seguimiento se registraron valores medios anuales de PM2,5 que excedían con creces el umbral de exposición objetivo de la OMS de 10 µg PM2,5/m3; En algunas de las estaciones se registraron valores de NO2 que excedían el estándar de la OMS, especialmente entre 2011 y 2018. Las concentraciones de SO2 registradas estuvieron constantemente por debajo del estándar de la OMS. El Informe Mundial sobre la Calidad del Aire 2020 encontró que las ciudades guatemaltecas, en su conjunto, exhiben niveles moderados de contaminación del aire, con un promedio anual de 19,2 µg PM2,5/m3, muy por encima del umbral de exposición objetivo de la OMS.

Y hablando de Residuos solidos

Para principiar, no existe ningún sistema para monitorear la generación de residuos sólidos. Un estudio de hace diez años de la ciudad de Guatemala señalaba que el principal vertedero de la ciudad “está dentro del listado de los 50 más grandes del mundo y entre los 13 de América Latina, con un área de 19.3 hectáreas, recibe anualmente un promedio de 300,000 toneladas de uso domiciliar, comercial, industrial y hospitalario.  Un estimado de 6.3 a 9 millones de toneladas de basura se han acumulado desde su establecimiento en el año 1966, y que genera 2,000 empleos informales realizando actividades de reciclaje” 7 y añade: el 65% son de tipo orgánico, el 30% reciclables y el 5% inertes; y de esto, tan solo el 4.5% se recicla o se convierten en compost. El reciclaje en los últimos años ha mejorado. Lo cierto es que en los primeros diez años del siglo XXI el aumento de residuos sólidos se había incrementado en un 3% y es muy posible que ya estemos rebasando el 50% a estas alturas del siglo. De igual forma la cantidad por persona que se genera.

A dónde va toda la basura

En 2019 se generaron un total de 2,57 Mt, en todo el país, y este volumen ha ido aumentando (1,41 Mt en 2000 y 1,79 Mt en 2010) junto con el crecimiento de la población. Cada persona generó una media (durante el período 2014-2017) de 0,364 kg de residuos domésticos cada día, que consistían principalmente en orgánicos (42%), papel (15%), plástico (13%), vidrio (5%), metal (3%) y otros materiales (2018). La gestión de residuos sólidos municipales se limita mayoritariamente a la recolección y disposición final en lugar de completar todo el ciclo.

Ciclo del manejo de la basura

Fuente Elaborado por Byron Gonzales CEURUSAC
Fuente Elaborado por Byron Gonzales CEURUSAC

 

Las encuestas nacionales de hogares constantemente muestran que la cobertura de los servicios de recolección de residuos sólidos domésticos ha mejorado sólo ligeramente durante la última década. Solo como ejemplo: los servicios municipales y privados recolectan residuos sólidos domésticos provenientes de menos del 50% de hogares, con escandalosa disparidad entre área rural con la urbana en menos del 50% de pudieron recolectar residuos sólidos domésticos. Los hogares desatendidos eliminan sus desechos quemándolos (42,8%), enterrándolos (3,5%), o arrojándolos en barrancos, ríos o al mar (1,4%) o en otros lugares (2,8%). La mayoría de los sitios de disposición final son vertederos abiertos y no regulados8. Un estudio de 2017 identificó un total de 2.240 vertederos a nivel nacional, el 99% de los cuales carecían de cualquier control (revestimiento impermeable, recolección de lixiviados, etc.) o infraestructura de gestión9.

Así, el manejo de los residuos sólidos municipales es deficiente en todas sus etapas y la mayoría de los vertederos existentes se convierten en fuente de contaminación del aire, suelo y agua, liberan grandes cantidades de GEI y representan una amenaza para la salud pública.

 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
Artículo anterior¿Sicariato judicial del MP?
Artículo siguienteHombre admite cargos de asesinato y violación en juicio en Alemania