- Hablando de yernos manipuladores de suegras
- Sobre este tipo de relación, es poco lo que se ha escrito por la ciencia, más lo ha tratado la literatura.
¿Qué se puede entender por manipular?
Partamos de un hecho: de forma inconsciente y muchas veces por problemas infantiles y psicológicos del pasado o actuales no resueltos por ambos; la relación tóxica yerno suegra se comenta en esos conflictos no resueltos.
Y si hablamos sobre yerno manipulador, hay varios tipos de ésta:
Manipulación omisiva: tiende a implementar todas aquellas conductas encaminadas a denigrar o menospreciar o no considerar a su pareja ante los seres queridos de esta y los propios. En este caso, nos encontramos en el campo de la manipulación ligada en parte a una conducta machista: la mujer pareja depende totalmente del hombre y este no la escucha, no la atiende como debe.
Manipulación comisionista: capacidad de obtener beneficio personal manipulando a alguien, en este caso la suegra, en beneficio de su conducta hacia su pareja y satisfacción de su narcisismo. En este tipo de manipulación, los suegros del hombre quedan atrapados muchas veces en comportamientos contradictorios.
Manipulación refinada: Este tipo de manipulación se produce, cuando el yerno se siente con derecho a comunicarse con la suegra y tratar temas que involucran su pareja a espaldas de ésta y a realizar favores a dicha suegra (que también está necesitada) con miras a cobrarlos después. Es decir, se trata de una manipulación que supone recibir algo a cambio y gracias a una actitud previa de generosidad y atención. La suegra le responde que si a todo, pero…
Victimismo: Es una de las técnicas de manipulación por excelencia. El victimista llama la atención sobre sí mismo con acciones para atraer a otro. El victimista puede controlar a los demás sin tener que pedir nada, sino aprovechando el dolor y la compasión, manipulando así sus sentimientos.
Culpa: Los sentimientos de culpa, también son una actitud típica de diversos manipuladores afectivos. El principio es hacer sentir culpable al otro, para que se centre en las necesidades del manipulador y en su satisfacción, en detrimento de las suyas propias.
Chantaje emocional: El chantaje emocional parte de un aprovechar el amor incondicional de su pareja, en este caso la mujer demostrando que nada sucede ante los demás. Es un tipo de conducta muy difícil de reconocer y superar. Esto se debe a que, por un lado, el manipulador se muestra públicamente como un ente totalmente responsable y la víctima -incluso así lo manifiesta- nunca lo quiere lastimar. Ante el mundo todo camina sobre ruedas.
¿Qué se deduce de ello?
Cuando la suegra se convierte en la amiga del yerno
Veamos algunos extremos de engaño del subconsciente:
“Soñé que iba a visitar a mi novia, pero resulta que no estaba, sólo la suegra, entonces me dice mi suegra: Vamos, te iré a dejar porque ya mi hija no vendrá. Nos fuimos, pero no a mi casa, a un motel. Me desperté y me quedé sacado de onda” (Anónimo)
“Soñé que iba a lo de mi suegra y follábamos por toda la casa” (Anónimo)
“Hola, siempre he soñado con tener el mejor sexo con mi suegra… a veces en el sillón” (Anónimo)
En ocasiones, la rivalidad y poca comprensión entre madre e hija, encuentra una oportunidad de consolidarse cuando aparece el esposo-yerno. Lo que en su día se competía por el padre-esposo ha sido sustituido, es la suegra que se esfuerza por complacer al yerno consintiéndolo en todo, preparándole la mejor comida y brindándole las mejores atenciones, si existe una reyerta entre la pareja, esta suegra no vacila en ponerse a favor del yerno y en su subconsciente en disminuir sus culpas; la hija está siempre equivocada, es una inepta y no sabe cómo tratar a su hombre.
La suegra en encuentros con el yerno, luce más atractiva, más femenina, tiene mejor atención, aparece como más interesante, parece la hermana guapa y en ocasiones hace hasta lo imposible por remarcar esta diferencia; frente a su yerno luce los mejores vestidos, zapatos, peinado y maquillaje; rivaliza con la hija. Existen suegras perturbadas y si la novia busca un padre en su pareja, la suegra también revive búsquedas.
Así como Freud llegó a notar la molestia que encona a la madre al notar que su hijo ha elegido a una mujer que la representa a ella y a una nueva mujer de mayor edad (la suegra), a su vez a la suegra puede no gustarle ver que la hija se ha conseguido a un hombre que bien puede aprovechar en algo ella. En ambos casos, la sensación inconsciente la califican algunos psicólogos de incesto, racionalizado con “Qué le ves a esa vieja”.
Freud y las suegras
En su libro Tótem y tabú, Freud se dedica a explorar algunas costumbres de los pueblos primitivos y salvajes, con la finalidad de hacer notar como el temor a actuar, el incesto, es un fenómeno universal, que no sólo habita en el inconsciente de los neuróticos.
Basado en amplios estudios etnográficos, particularmente en los realizados por Wundt, célebre personaje de la Psicología y contemporáneo a Freud, describe como el Totemismo, un sistema de organización que impone reglas de conducta entre sus miembros, entre las cuales figura la de penalizar la unión sexual entre miembros del mismo clan o Tótem, los hombres y las mujeres deben separarse y guardar una actitud de alejamiento e incluso de temor al cumplir cierta edad, se cuidan de no acercarse demasiado, o casi nada a los o las hermanas del mismo sexo, a la madre e incluso a la suegra. Todo esto para prevenir la posibilidad de unión sexual entre miembros de un mismo clan.
La suegra en nuestra sociedad y su membresía en el totem
En alguna de las tribus del Nilo, Freud documenta el hecho de que los yernos no pueden hablar con su suegra, a menos que ésta permanezca en una habitación separada u oculta a sus ojos. En otras sociedades de este tipo incluso está prohibido que el yerno hable a su suegra, ni siquiera puede verla y si la encuentra en el camino tiene que fingir que no la conoce y echa a correr como un bólido para alejarse u ocultarse de ella.
Ante esa conducta de alejamiento y separación -que no existe en nuestra sociedad actual, ni en la que vivió Freud- se puede argumentar que las explicaciones dadas por diversos autores sobre esta separación, consideran factores nimios y superficiales, tales como pensar que la suegra no admite al yerno por considerarlo como extranjero, o por guardarle resentimiento por haber raptado a su hija, costumbre que suele seguir viéndose en algunas familias actuales -raptar a la hija para eludir las negativas de los suegros-. En estas explicaciones se elude el factor sexual por resultar incómodo para la moral, factor sin el cual no se entiende la génesis auténtica de dicho fenómeno.
Pero la verdad es otra –afirman varios estudiosos- la relación madre yerno está plagada de ambivalencia, existen compuestos afectuosos y hostiles conviviendo simultáneamente, en algunos casos con prevalencia de alguno de ellos. Cabría añadir que estos elementos ocurren también en la relación entre marido y mujer.
Freud plantea los siguientes puntos para explicar las vicisitudes en la relación Suegra- yerno en los sentimientos suegra yerno.
“La identificación afectiva de la madre con la propia hija llega a tal grado que éstas comparten el amor del mismo hombre yerno-esposo; circunstancia que en los casos más agudos conduce a graves formas de neurosis a consecuencia de la violenta resistencia psíquica que contra tal inclinación afectiva se desarrolla en ellas y entre ellas”. De aquí que la solución es que la suegra tenga que mostrar o bien una conducta normal de respeto o el sentimiento opuesto, hostilidad o rechazo. Sin embrago advierte: “La tendencia a este enamoramiento de suegra a yerno es harto frecuente, y puede manifestarse tanto positivamente como en forma negativa. Sucede, en efecto, muchas veces que la mujer dirige hacia su yerno los componentes hostiles y sádicos de la excitación erótica, con objeto de reprimir más seguramente los elementos contrarios, prohibidos”.
Sentimientos del yerno hacia la suegra.
El camino de la elección de este hacia su pareja femenina, le ha conducido desde la imagen de su madre, y quizá también desde la de su hermana, hacia su objeto actual. Huyendo de todo pensamiento o intención incestuosos, ha transferido su amor, o si se quiere sus preferencias, desde las dos personas amadas en su infancia a una persona extraña formada a imagen de las mismas. Pero posteriormente viene la suegra a sustituir a su propia madre y el sujeto siente nacer y crecer en él la tendencia a sumirse de nuevo en la época de sus primeras elecciones amorosas, mientras que todo en él se opone a tal tendencia.
No faltan quienes ven en la suegra a una segunda madre y logran un nivel de complicidad y armonía con ella. Y de igual manera suegras que por no haber tenido hijos varones, se rinden ante ello y les ven como hijos y algo más si viven insatisfechas.
Las rupturas
En un matrimonio, para sobrellevar la presencia de terceros se requiere el establecimiento de límites, es decir, hasta dónde se puede llegar, preferiblemente antes de que ingrese a sus vidas (excluyendo infidelidad).
Una tercera persona entra a la vida de una pareja, en la medida en que se le permita o cuando no queda de otra, ya sea por motivos psicológicos o de emergencia, problemas de salud, vejez, situación económica. De cualquier manera, la pareja que está siendo afectada, debe conversar abiertamente sobre la gestión de tiempos y relaciones, tiempo compartido, qué incomoda o no al otro, hasta el punto en evitar sobreentendidos y que algún miembro se sienta afectado, dolido o molesto. Es frecuente que la mujer suegra, manifieste sentimientos de hostilidad hacia su pareja, pues ven al yerno como el hijo no tenido con todo y lo que ello implica incluso el complejo de Edipo.
Involucrarse con el yerno para lo que sea, es involucrarse en una relación. En algunos casos se tiene esta figura como sustituto del esposo o del hacer y actuar del esposo e incluso de la imagen paterna que hizo falta en la infancia: la salvadora de todo. Recuerde nos dicen algunos, que la mujer siempre está negando el tiempo. El yerno suele sacar ventaja de esa relación, involucrándose en tareas y actividades de la suegra, colabora en mucho incluso a espaldas de otros miembros de la familia de la suegra y la propia. Hablamos entonces de un posible caos de dos parejas, tan bien tratado en la literatura, no así por la ciencia.
Partiendo de allí, se genera en la suegra aquel soporte o reafirmación que da rienda suelta a la inseguridad que de por sí ya la llena. Ese soporte (estar en todo) impide la madurez de la relación del yerno y fortalece el machismo del yerno en todo sentido y hace desaparecer el papel de su compañera o esposa, de su rol correspondiente dentro de la pareja. Es en estos casos es habitual oír de la suegra un yerno para esto, yerno para lo otro y el dispuesto a hacerlo; pero en la casa del yerno, puede brillar la oscuridad, cosa que la suegra se niega a ver pues esa relación en la pareja se convierte para ella de hija e hijo y sin quererlo puede estar contribuyendo a la destrucción de la pareja.
El escenario peor que afecta psicológicamente a algún miembro de la pareja que está frente a la situación de arriba, tiene que ver con el hecho de que esta figura (suegra), promueve en el hombre yerno o incrementa si ya existía, un trato irrespetuoso, agresivo verbal, e incluso con intenciones de perjudicar la unión de su compañera que a su vez confunde las decisiones, generando consecuencias asociadas a un aumento de la disminución de su autoestima, seguridad, ansiedad o hasta depresión y drogadicción no digamos infidelidad.
En este caso toca preguntarse a la pareja de suegros: ¿Hasta dónde permitimos que esto ocurra? A nivel general una falta de solución, genera efectos psicológicos y conductas negativos en ambas parejas.