Solemos equivocar nuestras apreciaciones de un buen dormir. Sus trastornos pueden afectar entre el 20-30% de los niños pequeños. Foto: La Hora

Solemos equivocar nuestras apreciaciones de un buen dormir. Sus trastornos pueden afectar entre el 20-30% de los niños pequeños e incluyen somnolencia diurna excesiva, problemas para conciliar el sueño (disomnias) o fenómenos indeseables durante el sueño (parasomnias), como terrores nocturnos y sonambulismo. Los niños con discapacidades físicas o de aprendizaje tienen un mayor riesgo de sufrir trastornos del sueño. La Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño-2 (ICSD-2) define más de 80 trastornos del sueño. Todos se puede clasificar en dos grupos: dormir demasiado (disomnias) o muy poco (parasomnias). Las disomnias son trastornos que producen somnolencia diurna excesiva o dificultad para iniciar o mantener el sueño. Pueden ser trastornos del sueño intrínsecos, extrínsecos o del ritmo circadiano.

Clasificación de causas

La investigación es limitada y los mecanismos no están claros. Por ejemplo, los niños con discapacidad visual, son propensos a los problemas del ritmo circadiano: su percepción de la luz es deficiente y se pierde la señal principal para el inicio del sueño. Hablemos entonces de las principales causas.

1. Los genes

Cómo y en qué medida el gen regula el sueño aún no se comprende completamente. Los estudios que utilizan cuestionarios y actigrafıá (medición de períodos de reposo y actividad) sugieren que los genes pueden tener una influencia directa en la calidad del sueño al influir en ciertos rasgos del sueño como su duración, el insomnio y el cronotipo. Existe una interacción significativa entre la duración del sueño de los niños y el polimorfismo genético y su efecto sobre la puntuación conductual negativa en los primeros 3 años de vida. Las disparidades en el desarrollo del sueño en muchos adolescentes que han cambiado de fase de sueño, alondra versus búho (cronotipo extremo), la variabilidad en el tiempo de secreción de melatonina en el individuo y la variación en el ciclo circadiano, mostraron la participación de genes en el sueño. Como en muchas otras enfermedades, la interacción entre el gen y el medio ambiente en la manifestación del fenotipo, no se comprende completamente. Sin embargo, un estudio sobre gemelos, sugiere que los genes podrían no ser tan influyentes como el medio ambiente.

La genética también está involucrada indirectamente con el sueño a través de enfermedades que tienen preponderancia genética, como son las enfermedades atópicas (asma, la rinitis alérgica, el eccema). Los niños con control severo o pobre de estas condiciones tienen mala calidad del sueño, debido a los síntomas persistentes que experimentan durante el mismo.

2. Cuidado y atención al niño

Los padres tienen una relación muy íntima con sus hijos; es una relación mutua que puede afectar e influir en los hábitos de sueño de los pequeños y viceversa. Las acciones de cuidado físico y emocional de los padres, son cruciales en el manejo del comportamiento y el tiempo de dormir. Sus actividades contribuyen al inicio y mantenimiento del sueño, especialmente en niños pequeños. Cuanto más pequeños, más dependientes son de sus padres y mejor aprenden. Es responsabilidad de los padres inculcar una buena higiene del sueño en sus pequeños lo antes posible y crear un entorno propicio para dormir. Los niños con padres informados, muestran un hábito de dormir más saludable. Los padres con un mejor conocimiento del sueño, son más propensos a lograr que sus hijos se acuesten y se despierten más temprano, y tienen una rutina de dormir más constante, que sugiere una mejor calidad del sueño. La participación de los padres es crucial en el manejo de la mayoríá de las dificultades para dormir de sus hijos. El hecho de que los padres no participen adecuadamente en el tratamiento de los problemas de sueño de sus hijos, dará́ como resultado la persistencia de problemas al respecto y eventualmente pueden afectar la calidad del sueño. Algunos estudios han demostrado que los problemas de salud, los problemas para dormir y el estado mental de los padres, pueden afectar el sueño de sus pequeños. Se ha observado que la depresión en los padres podría provocar insuficiencia del sueño en su descendencia. Ciertos comportamientos paternos, como los altercados abusivos y frecuentes entre ellos, pueden crear problemas emocionales en sus hijos que conducen a un deterioro de la calidad de su sueño.

3. Problemas de salud y calidad del sueño

Hay muchos trastornos de salud que afectan a los niños y estos pueden afectar la calidad del sueño. Por el contrario, la mala calidad del sueño también puede agravar y perpetuar los trastornos de salud.

En los niños con afecciones médicas agudas, el efecto sobre la calidad del sueño depende de la gravedad de la enfermedad y, por lo general, es un evento temporal. La mayoríá de los pequeños se recupera cuando se resuelva la enfermedad aguda. En enfermedades crónicas por el contrario, pueden tener una mala calidad del sueño persistente. Esto es evidente en condiciones como el asma mal controlada, la rinitis alérgica o la dermatitis atópica. Los niños con dolor crónico como en la artritis reumatoide juvenil y los relacionados con enfermedades oncológicas, también pueden tener una mala calidad del sueño persistente. Muchos de ellos tienen dificultad para iniciar y mantener el sueño.
Los niños con trastornos mentales como ansiedad, estrés y preocupación, también experimentan problemas durante el sueño. Los factores estresantes de estos trastornos emocionales son diversos e incluyen las demandas escolares, las interacciones de la vida social y la dinámica familiar.

Trastornos respiratorios como el síndrome de apnea obstructiva del sueño o el síndrome de hipoventilación del sueño, las parasomnias, el trastorno del ritmo circadiano del sueño o y la vigilia, la enuresis nocturna, la resistencia a la hora de acostarse y el movimiento inquieto de las piernas, son aspectos o trastornos pueden aumentar la latencia del sueño y reducir su duración o, dar como resultado despertares frecuentes que conducen a un sueño fragmentado, causar fluctuaciones en la proporción de las etapas del sueño, reducir la eficiencia de este y también desencadenar alteraciones en el flujo sanguíneo cerebral durante el mismo.

Los niños con trastornos del espectro autista y trastornos por déficit de atención con hiperactividad, experimentan una mala calidad del sueño y esto es una parte integral de las enfermedades. Por lo tanto, el tratamiento de los trastornos aliviará sus problemas de dormir.

Un estudio longitudinal reciente demostró́ que la calidad del sueño se afectó en los niños durante la epidemia actual de COVID-19, significativamente en la fase inicial, debido al cambio abrupto en el comportamiento y la norma social.

4. Hábito, ambiente y medicamentos

Los buenos hábitos en el dormir, deben inculcarse desde la infancia y deben ser una parte esencial del desarrollo de un niño. Un número significativo de bebés con problemas para dormir, continúan teniendo problemas de ello cuando alcanzan la edad preescolar. También se ha encontrado una asociación entre los problemas del sueño a la edad de 18 meses, con trastornos emocionales y de comportamiento cuando alcanzan los 5 años de edad.

Seguir buenos hábitos y prácticas de dormir, puede aliviar los problemas de los niños. Los buenos hábitos incluyen una rutina constante, evitar actividades activas y estimulantes antes de dormir, utilizar solo la cama para dormir, adherirse a un horario constante para acostarse y despertarse, y una diferencia aceptable entre los patrones de sueño entre semana y fin de semana.

Los hábitos de dormir deben ser apropiados para la edad. Los niños deben hacerlo en un ambiente propicio y adecuado para ello. Esto implica una temperatura e iluminación adecuada y un nivel de ruido mínimo. El aumento de la latencia de inicio del sueño y una habitación ruidosa y poco oscura, son predictivos de mayores probabilidades de tener problemas. En general, los pequeños, especialmente aquellos con problemas para dormir, deben evitar cualquier estimulante antes de hacerlo. Las bebidas o alimentos que contengan cafeíná, no deben consumirse unas horas antes de dormir. Se deben evitar muchos medicamentos que afectan el sistema nervioso central y la arquitectura del sueño.

Esto también incluye sustancias que causan adicción y abuso. Estas sustancias deterioran la calidad al alterar el patrón de vigilia-sueño y la función cerebral.

5. Exposición de pantalla

El tiempo de pantalla inadecuado, resulta de la exposición prolongada a múltiples dispositivos, como teléfonos móviles, tabletas, televisores, monitores de computadora y consolas de juegos. Es un fenómeno mundial y la cultura de la pantalla es una parte integral de la cultura y el comportamiento humanos. Es muy difícil evitar no utilizar dispositivos sin pantalla en las actividades de la vida cotidiana. Sin embargo, el uso excesivo y la dependencia psicológica (berrinches lloriqueos) de estos aparatos, son signos de adicción. El sueño se ve afectado por el uso excesivo del tiempo de pantalla, lo que provoca la restricción de este. El tiempo asignado para dormir se usa para interactuar con estas pantallas, y esta práctica afecta el ciclo de sueño y vigilia. La luz de la pantalla estimula el cerebro y suprime la producción de melatonina, lo que aumenta la latencia del sueño. La presencia de la televisión en el dormitorio no es adecuada para un sueño sano y adecuado.

Gestión del sueño

Es muy importante que los profesionales de la salud reconozcan los síntomas y signos de la insuficiencia del sueño. Muchos padres y sus hijos no visitan a los médicos con quejas que apuntan a un problema de este en particular, a menos que tengan un trastorno específico donde la presentación es evidente. Es crucial enfatizar la importancia de una historia precisa para identificar los síntomas y signos y su relación con el sueño para ser reconocidos. La historia incluye antecedentes de sueño, hábitos dietéticos, antecedentes escolares y sociales, antecedentes médicos, rutinas de ejercicio, problemas familiares y de los padres, ingestión de medicamentos o cualquier estimulante antes de dormir, abuso de sustancias y, lo que es importante ahora: tiempo de pantalla. Toda esta información es crucial para identificar posibles problemas de sueño en el niño. Los hallazgos del examen físico, dependerá́ de las causas y en algunas situaciones pueden ser invariablemente normales. Estos niños deben tener un diario de sueño debidamente documentado que debe analizarse a fondo.

Las investigaciones médicas especıficas, dependerán del sistema respectivo involucrado, como el sistema cardiovascular o endocrino. La polisomnografia es útil en ciertas afecciones como los trastornos respiratorios del sueño, el movimiento rápido de las piernas o la narcolepsia. En muchos casos, una historia detallada y precisa es adecuada para identificar los factores que afectan la calidad del sueño y diagnosticar el trastorno.

El tratamiento del niño junto con la consejería de sus padres, se debe diseñar de acuerdo con el diagnóstico y la edad del paciente. Se deben abordar métodos prácticos para mitigar factores identificables, como mejorar la educación de los padres sobre el sueño de los pequeños, introducir una buena higiene del dormir, manipular el ambiente para este, controlar y tratar enfermedades crónicas, el uso adecuado de dispositivos y la modificación del comportamiento. Debe instituirse un tratamiento específico para diversos trastornos del sueño. Ocasionalmente, se pueden necesitar medicamentos, intervenciones quirúrgicas y máquinas para ayudar al niño a dormir lo suficiente.

Glosario
Ritmo circadiano El ciclo de sueño y vigilia a lo largo del día de 24 horas.
Disomnias Son trastornos que producen somnolencia diurna excesiva o dificultad para iniciar o mantener el sueño. Pueden ser trastornos del sueño intrínsecos, extrínsecos o del ritmo circadiano.
Extinción Implica la eliminación del refuerzo positivo por la resistencia del niño a acostarse y despertarse ignorando las demandas de atención. El niño se coloca en su cama y se ignora hasta que empiece a dormir.
Extinción gradual Sigue el mismo principio que la extinción, pero implica la retirada gradual de la atención de los padres. Se puede recomendar que los padres respondan a los llantos del niño a intervalos más prolongados para enseñarle al niño a tranquilizarse para dormir. Por ejemplo, los padres pueden responder inicialmente al llanto después de 2 minutos, luego en la siguiente ocasión después de 4 minutos y así sucesivamente hasta un máximo de 20 minutos. Alternativamente, los padres pueden aumentar gradualmente la distancia física entre ellos y el niño. Por ejemplo, el padre puede comenzar sentándose al lado de la cama del niño, luego, en la segunda noche, alejarse 30 cm y así sucesivamente hasta que el padre esté fuera de la habitación del niño.
Evidencia de baja calidad Es muy probable que la investigación adicional tenga un impacto importante en nuestra confianza en la estimación del efecto y es probable que cambie la estimación.
Parasomnias Son fenómenos indeseables (eventos físicos o conductuales) que ocurren predominantemente durante el sueño. Pueden incluir pesadillas, trastorno de terror nocturno y sonambulismo.
Despertar programado Se basa en la lógica de que al despertar sistemáticamente al niño antes de que se despierte habitualmente, se reduce la probabilidad de despertares espontáneos. La frecuencia de los velatorios programados se reduce gradualmente y eventualmente se interrumpe.
Higiene del sueño También conocidas como rutinas positivas, es un término general para varias modificaciones al entorno y al comportamiento que los padres llevarían a cabo para preparar a su hijo para dormir de una manera más efectiva. Los ejemplos incluyen: eliminar la cafeína de la dieta del niño, una breve rutina regular antes de acostarse, asegurarse de que el ambiente del dormitorio sea propicio para dormir (oscuro, tranquilo, cómodo, sin temperaturas extremas) y evitar los juegos bulliciosos inmediatamente antes de acostarse.
Latencia del sueño Es el tiempo entre irse a la cama e irse a dormir.
Restricción del sueño Está destinado a aumentar la eficiencia del sueño del niño (la relación entre el tiempo total de sueño y el tiempo que pasa en la cama).  El niño solo puede estar en la cama cuando duerme y el tiempo permitido en la cama se incrementa gradualmente. Esto aumenta la asociación de estar dormido y estar en la cama.
Evidencia de muy baja calidad Cualquier estimación del efecto es muy incierta.

 

 

 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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