KABUL / AP
Una bomba explotó el sábado cerca de una escuela en el oeste de Kabul, matando al menos a 30 personas, muchas de ellas chicas estudiantes de entre 11 y 15 años. El Talibán condenó el ataque y negó haberlo perpetrado.
La explosión, con la intención aparente de provocar el mayor número de civiles muertos, aumenta los temores de que la violencia en el país devastado por la guerra podría intensificarse cuando Estados Unidos y la OTAN ponen fin a 20 años de participación militar.
Las ambulancias evacuaron a los heridos mientras familiares y residentes le reclamaban a gritos a las autoridades cerca del lugar de la explosión en la escuela Syed Al-Shahda, en el barrio de mayoría chií de Dasht-e-Barchi, dijo el portavoz del Ministerio del Interior, Tariq Arian. Se teme que aumente la cantidad de muertos, pues había personas heridas de gravedad.
Los residentes de la zona dijeron que la explosión fue ensordecedora. Uno de ellos, Naser Rahimi, dijo a The Associated Press que escuchó tres explosiones separadas, aunque no había confirmación de estallidos múltiples. Rahimi también comentó que creía que la fuerza de la explosión significaba que el total de muertos casi sin duda aumentaría.
Rahimi relató que la bomba estalló cuando las jóvenes salían de la escuela aproximadamente a las 4:30 de la tarde hora local. Las autoridades investigan el ataque, pero todavía deben confirmar los detalles.
Aunque de momento nadie se ha atribuido la responsabilidad del ataque, el grupo Estado Islámico afgano reivindicó anteriormente ataques contra la minoría chií en la misma zona.
El grupo radical suní ha declarado la guerra a la minoría chií de Afganistán. Washington culpó al grupo Estado Islámico de un cruel ataque el año pasado en un hospital de maternidad en la misma zona que mató a mujeres embarazadas y bebés recién nacidos.
En Dasht-e-Barchi, turbas de residentes molestos atacaron las ambulancias e incluso golpearon a los trabajadores de salud, dijo el portavoz del Ministerio de Salud, Ghulam Dastigar Nazari, quien le suplicó a la gente que coopere y permitiera el acceso libre de las ambulancias al lugar.
En un hospital cercano, los periodistas de The Associated Press vieron al menos 20 cadáveres alineados en pasillos y habitaciones, con decenas de heridos y familias de las víctimas presionando a los trabajadores en la instalación para que atendieran a sus seres queridos.
El vocero del Talibán, Zabihullah Mujahid, dijo a la prensa en un mensaje que sólo el grupo Estado Islámico podía ser responsable de un crimen tan atroz. Mujahid también acusó a la agencia de inteligencia de Afganistán de ser cómplice del grupo Estado Islámico, aunque no presentó evidencia.
El ataque ocurrió días después de que entre 2.500 y 3.500 soldados estadounidenses que restan en el país comenzaran a abandonar oficialmente suelo afgano. Saldrán a más tardar el 11 de septiembre. La retirada se produce en medio de un resurgimiento de los talibanes, que controlan o dominan la mitad de Afganistán.
El alto oficial militar estadounidense dijo el domingo pasado que las fuerzas del gobierno afgano enfrentan un futuro incierto y posiblemente algunos “malos resultados posibles” contra los insurgentes talibanes a medida que se acelera la retirada norteamericana en las próximas semanas.