SAO PAULO/AP
Brasil reportó el martes más de 4.000 muertes a causa del COVID-19 en las últimas 24 horas por primera vez, convirtiéndose en la tercera nación en superar esa cifra en un solo día.
Muchos gobernadores, alcaldes y jueces están reanudando algunas actividades económicas a pesar del persistente caos en hospitales saturados y en un sistema de salud colapsado en varias partes del país.
El Ministerio de Salud de Brasil informó que se registraron 4.195 decesos en las últimas 24 horas, con lo que el acumulado de la nación se acerca a las 340.000 muertes, la segunda cifra más alta en el mundo. Sólo Estados Unidos y Perú han superado el umbral de los 4.000 fallecimientos en un día.
El estado de Sao Paulo, el más poblado de Brasil con 46 millones de habitantes, registró cerca de 1.400 muertes en el último reporte. Las autoridades de sanidad señalaron que la cifra se debía en parte a las vacaciones de Semana Santa, que retrasaron el recuento.
Las autoridades locales a lo largo y ancho de la nación alegaron que el número de casos y hospitalizaciones está a la baja luego de una semana de un cierre parcial.
Miguel Lago, director ejecutivo del Instituto de Estudios para Políticas de Salud —el cual asesora a los funcionarios de salud pública_, dijo que reanudar las actividades económicas es un error que teme elevará aún más las cifras de muertos, aunque cree que es poco probable que se revierta la reapertura.
“El hecho es que la narrativa del presidente Jair Bolsonaro en contra del confinamiento ha ganado”, comentó Lago a The Associated Press. “Los alcaldes y gobernadores tienen prohibido políticamente endurecer las medidas de distanciamiento social porque saben que los simpatizantes del presidente, incluidos líderes empresariales, las sabotearán”.
Bolsonaro, quien desde hace tiempo ha restado importancia a los riesgos del coronavirus, sigue oponiéndose a implementar confinamientos debido a que considera que dañarán la economía.
Además: Francia abre centro de vacunación contra el Covid-19 en un estadio
Los pacientes con COVID-19 ocupan más del 90% de las camas de las unidades de terapia intensiva en la mayoría de los estados brasileños, aunque las cifras se han mantenido estables desde la semana pasada. Sin embargo, cientos de personas han muerto mientras esperaban ser atendidos o recibir suministros básicos como oxígeno, y los sedantes se están agotando en varias entidades.
Menos del 3% de los 210 millones de habitantes de Brasil han recibido ambas dosis de la vacuna contra el coronavirus, de acuerdo con Our World in Data, un sitio web de investigación.
Durante el fin de semana, los magistrados del Supremo Tribunal Federal de Brasil iniciaron un estira y afloja sobre la reapertura de lugares de culto, que fueron cerrados por orden de muchas autoridades locales pese a la decisión del gobierno de considerarlos como parte de los servicios esenciales.
Algunas iglesias recibieron a sus fieles el Domingo de Pascua, pero otras no pudieron a causa de las órdenes de los alcaldes y gobernadores. Su reapertura será determinada en el máximo tribunal el miércoles, pero algunos concejos municipales, como el de Belo Horizonte, votaron el martes para mantener abiertos los sitios religiosos.
En tanto, un juez de Río de Janeiro permitió el martes que las escuelas reanudaran las clases presenciales tal como quería el alcalde Eduardo Paes. Horas después, los alcaldes de Campinas y de Sorocaba, dos de las ciudades más pobladas del estado de Sao Paulo, acordaron reabrir los negocios con un sistema de compras para llevar luego de una suspensión de actividades de 10 días.
Los directivos del fútbol profesional de Sao Paulo dijeron que esperaban disputar encuentros esta semana luego de una interrupción de 15 días, prometiendo a los fiscales locales que cumplirán con los estrictos protocolos de salud.