Por LAURIE KELLMAN
JERUSALÉN
Agencia AP
Los israelíes comenzaron a votar hoy en las cuartas elecciones parlamentarias del país en dos años, convertidas en un acalorado referendo sobre el divisivo mandato del primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Los sondeos de opinión apuntaban a una ajustada pugna entre los defensores del mandatario que más tiempo ha gobernado en Israel y los que quieren a «cualquiera menos Bibi», como se le conoce popularmente.
«Este es el momento de la verdad para el estado de Israel», dijo el opositor Yair Lapid al votar en Tel Aviv.
Ante un electorado cansado por sucesivas campañas electorales y la pandemia del coronavirus, los candidatos hicieron una ofensiva en los últimos días con una serie de entrevistas en televisión y apariciones públicas en centros comerciales y mercados al aire libre. Las campañas se adentraron cada vez más en el espacio personal de la gente con una oleada constante de mensajes de texto llamando a gente a votar que hicieron los celulares sonar y vibrar a todas horas.
Netanyahu se ha presentado como un estadista global cualificado para liderar el país en sus muchos desafíos diplomáticos y de seguridad. Ha hecho de la exitosa campaña israelí de vacunación el centro de su campaña de reelección, además de destacar los acuerdos diplomáticos del año pasado con cuatro países árabes.
La realidad tiene más matices. En torno al 80% de los 9,3 millones de habitantes del país están vacunados e Israel está levantando sus restricciones, pero más de 6.000 personas han muerto de COVID-19. Israel fue criticada internacionalmente por no enviar con rapidez una cantidad significativa de vacunas a los palestinos para combatir el avance del virus en Cisjordania y Gaza.
Uno de los cuatro países árabes, Emiratos Árabes Unidos, se distanció hace poco de Israel porque sus líderes no querían que Netanyahu les implicara en la campaña. El nuevo gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, también ha dado un frío recibimiento a Netanyahu.
Sus rivales acusan al mandatario de una mala gestión de la pandemia durante la mayor parte del año pasado. Afirman que no logró imponer las restricciones de cuarentena a sus aliados políticos ultraortodoxos, lo que supuso la expansión del virus, y señalan al estado aún renqueante de la economía y su tasa de desempleo de dos dígitos. Además, afirman que Netanyahu no es apyo para gobernar al tiempo que se le juzga por varias acusaciones de corrupción en un caso que el mandatario tacha de persecución política.
Se esperaba que hasta un 15% del electorado votara fuera de sus distritos locales, una cantidad de votos a distancia mayor a la habitual para acomodar a los enfermos de coronavirus o votantes en cuarentena. El gobierno desplazaría urnas hasta camas de pacientes para que pudieran votar con seguridad.
Esos votos se contarán por separado en Jerusalén, de modo que el resultado final podría tardar días. Dado lo ajustado de la carrera, el gran número de indecisos y que varios partidos pequeños están al borde del 3,25% de votos para acceder al parlamento, podría ser difícil predecir el resultado hasta que se complete el conteo final.
Los israelíes votan a los partidos y no a candidatos concretos. Ningún partido ha logrado gobernar en solitario en los 72 años de historia de Israel.