Una mujer con mascarilla para frenar la propagación del COVID-19 observa el escaparate de una tienda cerrada en el centro de Roma, Italia. Foto La Hora/AP/Alessandra Tarantino.

Por FRANCES D’EMILIO
ROMA
Agencia AP

Las autoridades de Italia y Polonia establecieron restricciones más severas para controlar un rebrote de contagios de coronavirus en gran parte de sus territorios, mientras que la capital francesa considera imponer un confinamiento los fines de semana luego que las unidades de cuidados intensivos estuvieron cerca del límite de pacientes con COVID-19.
Apegándose a una decisión tomada por el gobierno italiano a finales de la semana pasada, 80% de los menores en edad escolar, desde guarderías hasta secundarias, no podrán acudir a las aulas a partir del lunes. La combinación de las cifras en aumento de camas ocupadas por pacientes con COVID-19 en las unidades de cuidados intensivos, la cantidad incesante de contagios diarios y la transmisión de la enfermedad a través predominantemente de una variante del virus descubierta primero en Gran Bretaña ha llevado al nuevo gobierno del primer ministro italiano Mario Draghi a establecer una designación de «zona roja» en más regiones del país, incluyendo por primera vez desde que el sistema de niveles por colores fue creado en otoño del año pasado, a Lazio, la región en que se encuentra Roma.

En las áreas designadas como zona roja, los restaurantes y cafés sólo pueden ofrecer servicio para llevar o entrega a domicilio, las tiendas de artículos no esenciales permanecen cerradas y la población debe mantenerse cerca de casa, excepto para cuestiones de trabajo, salud o compra de artículos indispensables. Durante el fin de semana, muchos salones de belleza ampliaron sus horarios para atender a los clientes de último minuto, y multitudes abarrotaron las calles en áreas de compras, parques y malecones frente al mar antes que las medidas entraran en vigor.

El lunes, llegó la realidad.

En un país en el que el café es bebido, como debe ser, frente a un mostrador o una mesa en una cafetería, y no en una taza desechable, Alessandra Lorisa se quitó la mascarilla y dio un trago al suyo en una plaza de Roma.

«Ahora, se ha convertido en parte de nuestra rutina. Es mucho más estadounidense, si se puede decir», comentó al manifestar su esperanza de que para primavera «podamos ver ciertas mejorías, poder regresar a las rutinas a las que estábamos acostumbrados».

El viernes, Draghi prometió una rápida infusión de ayuda por la pandemia para los negocios afectados.

En Polonia, en medio de un fuerte aumento de nuevos contagios y hospitalizaciones de pacientes con COVID-19, las autoridades endurecieron restricciones en dos regiones más, incluyendo la capital, Varsovia, y una provincia del oeste que hace frontera con Alemania.

Un incremento inexorable en el número de pacientes que reciben atención en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales franceses, particularmente en la región de París, está imponiendo más presión al gobierno del presidente Emmanuel Macron.

Se espera que en los próximos días se decida si la región de París y sus 12 millones de habitantes serán puestos en confinamiento durante los fines de semana.
Mientras que en Bosnia, al tiempo que recibieron las primeras vacunas contra el coronavirus, los médicos en la capital, Sarajevo, advirtieron que el brote del virus se ha disparado en los últimos días.

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