MANDALAY, Myanmar
AGENCIA AP
Las fuerzas de seguridad mataron a dos personas a tiros en Myanmar hoy, según medios locales, mientras el gobierno militar proseguía con su intento de sofocar la oposición a su golpe de Estado del 1 de febrero.
Las víctimas recibieron disparos en la cabeza durante marchas contra el golpe en Myitkyina, en el estado de Kachin, según el periódico Irrawaddy. En medios sociales circulaban videos explícitos donde se veía a manifestantes en una calle retrocediendo ante el gas lacrimógeno y que respondían con piedras antes de huir ante una ronda de lo que parecía fuego de armas automáticas.
Los manifestantes se llevaron a toda prisa a una serie de heridos, incluido una persona aparentemente fallecida, que había sufrido una herida grave en la cabeza. Después se veía un segundo cuerpo en una camilla, con la cabeza cubierta por una tela.
Hasta ahora, la violenta represión del gobierno ha dejado más de 50 manifestantes muertos. Al menos 18 murieron baleados el domingo de la semana pasada y 38 el miércoles, según la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Las fuerzas de seguridad también persiguieron a manifestantes en otros lugares el lunes, lanzando gas lacrimógeno para dispersar a unas mil personas que protestaban en la capital, Naypidó. Los manifestantes utilizaron extintores de incendios para crear una pantalla de humo mientras huían de las autoridades.
Miles de manifestantes que marchaban en Mandalay, la segunda ciudad más grande del país, se dispersaron temiendo que los soldados y la policía estuvieran planeando utilizar la fuerza para dispersarles.
Entre tanto, una fuerza armada de un grupo étnico de Myanmar se desplegó para proteger a los manifestantes contrarios al golpe tras una brutal represión de la junta militar.
La unidad de la Policía Nacional de Karen llegó poco después del amanecer para acompañar a unos 2,000 manifestantes cerca de Myitta, en la región de Tanintharyi, en el sureste del país. Portaban armas como fusiles de asalto para marchar por delante de la columna por polvorientas carreteras rurales.
La fuerza armada está controlada por el Sindicato Nacional Karen, una de las muchas organizaciones étnicas que pelean desde hace décadas para conseguir más autonomía del gobierno central. El sindicato emplea medios políticos y militares para perseguir sus objetivos.
Se han producido grandes protestas a diario en muchas ciudades y pueblos del país desde que los militares tomaron el poder, y las fuerzas de seguridad han respondido con creciente violencia y detenciones masivas.