En esta fotografía de archivo, un residente observa los daños causados ​​por el huracán “Eta” en Honduras. Foto La Hora/AP/Delmer Martínez.

Por CLAUDIA TORRENS
NUEVA YORK
Agencia AP

Honduras lanzó un llamado de ayuda internacional para enfrentar los efectos devastadores del paso de dos huracanes por Centroamérica y advirtió que podrían provocar una nueva oleada migratoria hacia Estados Unidos.

Desde Washington, el canciller de Honduras, Lisandro Rosales, dijo a The Associated Press que una migración masiva tras la devastación de los huracanes Eta e Iota es «una amenaza que existe» y que por ese motivo su país necesita urgente cooperación internacional.

«Es algo que puede ser potencial», dijo el ministro de Relaciones Exteriores en referencia a esa migración masiva que podría ocurrir.

«Estamos por eso buscando los mecanismos para una reconstrucción social y económica sostenible, para que evitemos esa migración que muchas veces pone en riesgo a las personas que lo hacen», indicó Rosales.

El ministro se encuentra en Estados Unidos con el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, pidiendo ayuda económica a bancos multilaterales y agencias estadounidenses. Rosales dijo que habló de esa posible oleada migratoria en una reunión que mantuvo con altos funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.

Los huracanes “Eta” e “Iota” devastaron el mes pasado zonas de Nicaragua, Honduras y Guatemala, forzando el traslado de miles a refugios. Rosales dijo que en Honduras el efecto está siendo «catastrófico» ya que el área más afectada ha sido el Valle de Sula, donde se produce prácticamente el 45% de los ingresos del país, al ser una zona industrial y agrícola. El canciller dijo que 99 personas murieron debido a las tormentas en Honduras.

Rosales explicó que la pandemia de COVID-19 provocó un déficit de 7% en el país, y que los huracanes sumaron otro 3,5% de impacto negativo, lo que supone un total de 10,5% en déficit.

«Esto nos ha obligado a hacer un replanteamiento con las instituciones multilaterales», señaló.

El presidente Hernández y su delegación se ha reunido desde el jueves en Washington con Alejandro Werner, representante para Latinoamérica del Fondo Monetario Internacional y, de forma virtual, con Felipe Jaramillo, vicepresidente para Latinoamérica y el Caribe del Banco Mundial.

También estuvo en contacto con el Secretario General de la OEA, Luis Almagro; con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone, y con varios congresistas y agencias estadounidenses, además de representantes de embajadas como la de los Emiratos Árabes, Kuwait, Taiwán y España, entre otras.

«Necesitamos que se tomen todas las medidas para la actuación rápida de la cooperación internacional, de los países amigos», dijo Rosales. «Es un momento donde la solidaridad debe quedar plasmada».

El canciller dijo que el Banco Mundial agilizará un préstamo de emergencia de 250 millones de dólares para Honduras.

Los migrantes centroamericanos comenzaron a viajar en grandes grupos hacia el norte en los últimos años, buscando seguridad en los números y, en algunos casos, evitando pagar a los traficantes. Los llamados para formar caravanas de migrantes suelen circular en las redes sociales.

La última caravana salió de Honduras en octubre pero ni siquiera pudo llegar a México porque el ejército y la policía guatemalteca le bloqueó el paso e hizo regresar a sus integrantes.

Rosales dijo que los huracanes recientes afectaron de forma directa a más de 120.000 personas en Honduras.

«Lamentablemente los huracanes llegaron en momentos en que la atención mundial estaba puesta en otros lados y realmente esta afectación ha dejado a más de la mitad del pueblo hondureño afectado en alguna medida», dijo.

Rosales también destacó que se reunió con Chad Wolf, director interino del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, para pedir que se extienda el TPS, un alivio migratorio temporal para ciudadanos de ciertos países, como Honduras, que sufrieron desastres naturales.

Unos 44.000 hondureños viven en Estados Unidos con TPS —Temporary Protected Status en inglés— desde hace décadas, pero el gobierno del presidente Donald Trump quiso poner fin al programa y se supone que el alivio expirará para los hondureños en enero.

Rosales dijo que pidió a Wolf extender el TPS seis meses más e hizo una nueva solicitud para incluir a más personas en el programa. La solicitud implica un nuevo TPS que duraría varios años, aunque el canciller no dio detalles sobre el plan.

Rosales dijo que los estadounidenses le respondieron que tomarán un tiempo para analizar la propuesta.

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