Esta fotografía de diciembre de 2016 proveída por la familia muestra, de izquierda a derecha, a Lu Wang, Ming Wang y Anne Peterson. Ming Wang, 71, enfermó de COVID-19 en marzo de 2020. Durante los 74 días que estuvo hospitalizado antes de su muerte en junio, los médicos probaron varios tratamientos experimentales en él, entre ellos inscribirlo en un estudio de un antiviral que finalmente resultó prometedor. (Anne Peterson vía AP)

POR MARILYNN MARCHIONE/AP

El casi millón de personas que han fallecido por el COVID-19 en todo el mundo nos han dejado un regalo: A través de los desesperados esfuerzos por salvar sus vidas, los científicos ahora entienden mejor cómo tratar y prevenir la enfermedad, y millones de personas pueden sobrevivir gracias a eso.

Ming Wang, de 71 años, y su esposa estaban en un crucero que zarpó de Australia, tomando un descanso después de décadas de dirigir el restaurante chino de la familia en Papillion, Nebraska, cuando él se contagió. Durante los 74 días que estuvo hospitalizado antes de su muerte en junio, los médicos probaron frenéticamente varios tratamientos experimentales, entre ellos inscribirlo en un estudio de un antiviral que finalmente resultó prometedor.

«Todo lo que querían probar les dijimos que sí, que lo hicieran», dijo la hija de Wang, Anne Peterson. «Daríamos cualquier cosa por tenerlo de vuelta, pero si lo que pasamos con él ayudaría a futuros pacientes, eso era lo que queríamos».

Los pacientes ya se están beneficiando. Aunque se esperan más muertes hacia fin de año debido al reciente aumento de las infecciones por coronavirus en Estados Unidos y otros lugares, también hay señales de que las tasas de mortalidad están disminuyendo y que a las personas que contraen el virus les va mejor ahora que a las de los primeros meses de la pandemia.

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«Algunas de las razones por las que nos va mejor son los avances», dijo a The Associated Press el doctor Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Varios medicamentos han demostrado ser útiles y los médicos saben más sobre cómo cuidar a los pacientes más enfermos en los hospitales, agregó.

Estamos en la fase de «adolescencia tormentosa» de aprendizaje de los tratamientos que funcionan, más allá de la infancia, pero no «completamente maduros tampoco», señaló Collins.

EL TERRIBLE SALDO

El casi millón de muertes atribuidas al coronavirus en nueve meses es mayor a las 690.000 provocadas por el sida o a las 400.000 de la malaria en todo 2019, aunque está todavía detrás de los 1,5 millones de la tuberculosis.

El dinero y el poder no han protegido a los países ricos del poder del virus. Estados Unidos «ha sido el país más afectado del mundo», con más de 7 millones de casos confirmados de coronavirus y más de 200.000 muertes, lo que refleja «la falta de éxito que hemos tenido en la contención de este brote», dijo el doctor Anthony Fauci, el principal especialista en enfermedades infecciosas de la nación, a una audiencia de la Escuela de Medicina de Harvard este mes.

Más del 40% de los adultos de Estados Unidos corren el riesgo de desarrollar una enfermedad grave por el virus debido a la hipertensión arterial y otras afecciones. No sólo los ancianos de los asilos están muriendo, enfatizó Fauci.

El doctor Jesse Goodman, exdirector científico de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, estuvo de acuerdo.

«Nadie debería equivocarse sobre esto» y pensar que no está en riesgo sólo porque no conoce personalmente a nadie que haya muerto o porque no haya sido testigo de primera mano de lo que el virus puede hacer, advirtió.

Una enfermera del Departamento de Salud de Washington, D.C., aplica una prueba de COVID-19. Foto/Alex Brandon/AP

SEÑALES OPTIMISTAS

Aunque los casos están aumentando, los índices de mortalidad parecen estar disminuyendo, dijo el doctor Cyrus Shahpar, ex científico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos que ahora trabaja en el grupo sin fines de lucro Resolve to Save Lives.

La verdadera letalidad del virus —la tasa de mortalidad por infección— aún no se conoce, porque los científicos no saben cuántas personas lo han tenido sin mostrar síntomas. Lo que se suele informar son las tasas de mortalidad por casos detectados, es decir, la porción de personas que han dado positivo en las pruebas y luego han muerto. Compararlas de un país a otro es problemático debido a las diferencias en la cantidad de pruebas realizadas y en las poblaciones vulnerables. Seguirlas dentro de un país a lo largo del tiempo también conlleva ese riesgo, pero puede indicar algunas tendencias.

«La tasa de mortalidad por casos detectados en Estados Unidos fue de alrededor del 5% en abril. Ahora estamos en alrededor del 3%», dijo Shahpar.

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En Inglaterra, los investigadores informaron que los índices de mortalidad han disminuido sustancialmente desde que alcanzaron su punto máximo en abril. La tasa en agosto fue de alrededor del 1,5% contra más del 6% seis semanas antes.

Una de las razones es el cambio demográfico: Hoy en día hay más casos en personas jóvenes que tienen menos probabilidades de morir por su infección que las personas mayores.

El aumento de las pruebas también es un factor: A medida que se detectan más personas con síntomas leves o sin síntomas, crece el número de infecciones conocidas y se reduce la proporción de las que resultan mortales, dijo Shahpar.

MEJORES TRATAMIENTOS

Está claro que los tratamientos también afectan la tasa de supervivencia, dijeron muchos médicos. Las personas que han muerto a causa de COVID-19, especialmente las que participaron en estudios, han ayudado a revelar en qué ayudan los medicamentos y en qué no.

Se sabe que la dexametasona y otros esteroides similares mejoran la supervivencia cuando se usan en pacientes hospitalizados que necesitan oxígeno extra, pero que podrían ser perjudiciales para los pacientes menos enfermos.

Un medicamento antiviral, el remdesivir, puede acelerar la recuperación de los pacientes gravemente enfermos, reduciendo en cuatro días la estancia media en el hospital. También se ha informado que dos medicamentos antiinflamatorios, uno de ellos utilizado en combinación con el remdesivir —el medicamento que Wang ayudó a probar_, han ayudado, aunque los resultados de esos estudios aún no se han publicado.

Foto tomada en marzo del 2020, cortesía de Gilead Sciences, de una dosis del medicamento experimental remdesivir en una instalación de Gilead en EEUU. Foto: AP/Gilead Sciences

Aún no hay una opinión definitiva sobre el plasma sanguíneo de enfermos recuperados, que implica el uso de sangre rica en anticuerpos de los sobrevivientes para tratar a otros. Ningún estudio grande y de alta calidad ha probado esto lo suficientemente bien como para saber si funciona.

El valor de los estudios rigurosos y científicos para probar los tratamientos se ha hecho evidente, afirmó Goodman. «Ciertamente vemos lo que sucede» cuando los tratamientos son ampliamente adoptados sin ellos, como lo fue la hidroxicloroquina, dijo. «Eso expuso a mucha gente a un fármaco potencialmente tóxico» y retrasó la búsqueda de otros que sí fueran efectivos.

Por otro lado, «la tasa de letalidad está mejorando con el tiempo a medida que los médicos ganan experiencia en el cuidado de estos pacientes tan enfermos», dijo el doctor Gary Gibbons, director del Instituto Nacional del Corazón, Pulmones y Sangre de Estados Unidos.

En los hospitales, los médicos saben más ahora sobre las formas de evitar el uso de respiradores, como mantener a los pacientes boca abajo.

«Hemos aprendido sobre cómo colocar a los pacientes, cómo usar el oxígeno, cómo manejar los fluidos», y los hospitales han aumentado su capacidad y suministros de emergencia, apuntó la doctora Judith Currier, médica de la Universidad de California en Los Ángeles, en un seminario web reciente organizado por la Asociación Estadounidense de Salud Pública y por la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos.

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EL FUTURO

La mejor manera de no morir por el coronavirus sigue siendo evitar contraerlo, y la experiencia ha demostrado que las medidas sencillas que son propugnadas por los funcionarios de salud pública funcionan.

«La prevención es la medida más importante en este momento, ya que estamos esperando una vacuna y estamos mejorando el tratamiento», dijo Goodman.

Usar una mascarilla, lavarse las manos, mantener una separación de al menos 1,80 metros (6 pies) y desinfectar las superficies «claramente están teniendo un efecto positivo» para frenar la propagación, dijo Fauci.

Si más gente se atiene a medidas de sentido común como cerrar los bares, podríamos «mejorar nuestra capacidad para manejar esto» y evitar más muertes, señaló Shahpar. «Debería llevar más tiempo llegar al siguiente millón, si es que llega a suceder».

Un hombre con una mascarilla para prevenir la propagación del coronavirus camina en el vecindario de Vallecas en Madrid, España, el sábado 19 de septiembre de 2020. Foto/Manu Fernández/AP
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