Por JORGE RUEDA y SCOTT SMITH
CARACAS
Agencia AP
Llamar a las masas a que salgan a las calles a protestar ha sido una táctica muy gastada del libro de jugadas de la oposición venezolana y, sin embargo, es utilizada reiteradamente por el líder Juan Guaidó en su intento por poner fin al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Para algunos, sería momento de cambiar el enfoque.
La última movilización opositora, realizada el martes, terminó como siempre: bloqueada por la policía que le lanzó gas lacrimógeno. La víspera, los opositores intentaron llegar a la Asamblea Nacional, lo cual no ocurrió.
«La modesta participación sugiere una vez más la necesidad de un giro en la estrategia», dijo David Smilde, profesor de sociología de la Universidad de Tulane y que lleva 25 años estudiando a Venezuela. «La presión internacional y las movilizaciones callejeras no harán caer al gobierno de Maduro».
La idea de atraer a las calles a grandes multitudes de venezolanos descontentos que muestren al mundo que Maduro afectado por la crisis está muy dañado y eso derive en su salida del poder para muchos parece no tener ningún sentido dado que con caminatas únicamente han sumado fracasos.
Smilde consideró que la oposición debería centrarse en cómo forzar elecciones legislativas justas, además de comunicar mejor a los seguidores la necesidad de cambiar las estrategias.
La marcha del martes fue el primer llamado nacional de Guaidó a una caminata desde que regresó de una gira internacional para reunir apoyo para su campaña contra Maduro.
La manifestación en Caracas atrajo a varios miles de simpatizantes, sin embargo, estuvo lejos de las manifestaciones masivas en los meses inmediatamente posteriores a que Guaidó anunciara el año pasado que estaba tomando los poderes presidenciales para obligar a Maduro a retirarse.
El líder opositor aún tiene el respaldo de cerca de 60 naciones, incluido Estados Unidos y varios países latinoamericanos.
Guaidó, quien anunció planes para retomar el control de la oficina legislativa en el centro de Caracas, encabezó a los manifestantes unas pocas cuadras hasta llegar a un muro de fuerzas de seguridad con equipos antimotines que formaron un muro con sus escudos. Luego vinieron las descargas de gas lacrimógeno.
José Leonardo García, un comerciante de 42 años, se cuenta entre los que no creen que marchar sirva de algo.
«Cuando tu principal preocupación es comer, cuidar a tus hijos, lo demás no importa mucho. Para colmo, nadie ya cree que con marchas se va a sacar a estos malandros (delincuentes) del poder», dijo García.
Algunos analistas plantean la hipótesis de que invitar a los venezolanos a marchar, parece responder a la necesidad que tiene Guaidó de activar cuadros políticos virtualmente inertes por meses.
El número de venezolanos que participa activamente en las manifestaciones opositoras se ha reducido vertiginosamente, en parte, porque no han visto que eso se traduzca en solución a sus problemas más urgentes e inmediatos, como alimentarse mejor.
Al parecer Guaidó «pretende movilizar la calle porque es una forma de activar los cuadros políticos de los partidos, de dinamizar la vetusta maquinaría (electoral) que aún le puede quedar a los partidos políticos» dijo Oscar Vallés, analista político y profesor de la Universidad metropolitana de Caracas.
«Tratan en buena medida de comenzar en este primer trimestre del año a ver si logran levantar el ánimo, romper la curva abstencionista para un proceso electoral que se prevé para finales de año», acotó.
Esos comicios, si la oposición se decide a participar, son de pronóstico reservado dependiendo del éxito que eventualmente pueda tener Guaidó en la dirección de reducir la abstención. Hasta ahora, recordó Vallés, el mismo líder opositor ha dicho que no irá a ninguna elección mientras Maduro esté en el poder.
En los comicios presidenciales de mayo de 2018 –luego del incesante llamado de la oposición a no votar, alegando que los comicios serían fraudulentos — se registró una histórica abstención de alrededor del 54%.
Dirigentes opositores cercanos a Guaidó no respondieron de inmediato a un pedido de comentario.
Los partidos opositores mayoritarios que apoyan a Guaidó no suelen hablar sobre el tema de participar en las elecciones parlamentarias. Argumentan que para acudir a elecciones es necesario renovar el actual directorio del Consejo Nacional Electoral y depurar el padrón electoral, entre otras garantías.
Cuatro de los cinco directores del organismo son cercanos al gobierno y han sido acusados en reiteradas ocasiones de fijar las fechas de las elecciones y sus condiciones para que se ajusten a los objetivos políticos del gobierno. En los comicios presidenciales de mayo del 2018, en los que Maduro resultó reelecto, se prohibió la participación de varios candidatos y partidos opositores.
Por lo pronto, la oposición, tiene previsto volver a tomar las calles hoy.
«Hoy es el momento de reimpulso de una lucha, de una lucha que debe ser sostenida», dijo Guaidó al anunciar que el 12 de marzo se realizará una nueva protesta callejera.
Francis Otero, una peluquera de 22 años, sabe que una marcha está lejos de producir un cambio de gobierno, pero la anima hacerlo para «recordarle a Maduro que no nos rendimos, que seguimos luchando».