En esta foto de archivo del 27 de agosto de 2019, migrantes venezolanos contemplan la Ruta Panamericana en Urbina, Ecuador. FOTO LA HORA/EDU LEON/AP

POR CHRISTINE ARMARIO/AP
BOGOTÁ

La crisis de migración venezolana ha entrado en una nueva etapa, y muchos de los que huyeron del derrumbe económico y el torbellino político difícilmente regresarán, dijo un enviado especial de la ONU.

Eduardo Stein dijo a The Associated Press ayer que el éxodo de más de 4.6 millones de venezolanos ha provocado un cambio irreversible en Latinoamérica, y aun en el caso de una resolución inmediata de la crisis, muchos optarían por permanecer en sus países adoptivos.

“Una buena cantidad de los que salieron ya no van a querer regresar”, dijo Stein. “Van a haber echado raíces en los países de destino”.

Por eso mismo, dijo, “la región entera ya no volverá a ser la misma”.

La agencia de la ONU para los refugiados exhortó a países e instituciones que donen 1 mil 350 millones de dólares para ayudar a los países de Latinoamérica y el Caribe a responder al éxodo masivo en 2020.

Según sus cálculos, si se prolonga la tendencia actual unos 6.5 millones de venezolanos habrán abandonado el país para fines del año entrante, una cifra que supera incluso a la de los sirios que huyen de la cruenta guerra civil en su país.

“Las necesidades humanitarias son muy parecidas”, dijo Stein en referencia a la comparación con Siria, “pero los mecanismos que produjeron el éxodo son bastante diferentes”.

Los venezolanos huyen de la hiperinflación de seis dígitos que ha reducido sus salarios a cero e imposibilita la adquisición de alimentos, medicinas y otros productos básicos. A esto se suman las violaciones de los derechos humanos y el enfrentamiento político.

La vecina Colombia ha sido el mayor receptor de migrantes y refugiados venezolanos, con 1.5 millones radicados en su territorio. Se prevé que estas cifras aumentarán a medida que otros países endurecen las condiciones de ingresos.

La crisis ha recibido mucha menos atención y ayuda internacional que otras migraciones masivas. La jefa de exteriores de la Unión Europea, Federica Mogherini, la calificó de la “crisis de refugiados con mayor falta de fondos del mundo”.

La ONU ha pedido a los donantes que aporten 315 millones de dólares a Colombia para responder a las necesidades de salud, educación y de todo tipo de miles de venezolanos que arriban a diario, pero para agosto había recibido apenas 96 millones.

Según las autoridades colombianas, equivale a 68 dólares por migrante venezolano, comparado con los más de 500 dólares por cada refugiado sirio.

“Los países receptores tienen presupuestos exhaustos”, dijo Stein. “Tienen (su) capacidad institucional totalmente sobrepasada”.

Según el diplomático guatemalteco, algunos gobiernos consideran que el éxodo venezolano es un problema que Latinoamérica debe resolver por su cuenta, y que solo tiene implicaciones geopolíticas para Estados Unidos y Canadá.

Stein les recuerda a los países europeos su participación para impulsar una solución pacífica a la ola de agitación que remeció Centroamérica en los años 70 y 80.

El nuevo pedido de ayuda apunta a responder no solo a las necesidades humanitarias inmediatas sino a ayudar a los venezolanos a integrarse en sus países adoptivos a largo plazo y ayudar a las poblaciones locales presionadas por el influjo.

Stein elogió la generosidad de los países receptores, pero advirtió que muchos migrantes venezolanos sufren reacciones hostiles.

Entrevistas de la agencia de la ONU para los refugiados con migrantes venezolanos en Latinoamérica indican que el 46.9% ha padecido discriminación, comparado con 36,9% meses atrás. La cifra es de 51.7% para Colombia y 65% en Perú.

“Se ha llegado en números tan grandes que hoy hay muchos brotes de rechazo”, dijo Stein.

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