Por MARÍA VERZA/AP

CIUDAD DE MÉXICO

“El presidente de México me salvó la vida”.

El boliviano Evo Morales agradeció así hoy al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que aceptara su solicitud de asilo por cuestiones humanitarias, dos días después de su renuncia en medio de presiones del ejército y fuertes protestas sociales tras unos comicios presidenciales que la oposición calificó de fraudulentos.

Morales llegó a Ciudad de México junto al que fuera su vicepresidente y una de sus ministras casi al mediodía de hoy en un pequeño avión de la Fuerza Aérea mexicana, después de un periplo que incluyó escalas y rutas de vuelo poco convencionales, marcadas por las decisiones políticas de una región dividida sobre la situación en Bolivia.

Con el rostro cansado y sólo un celular en mano, Morales denunció en un mensaje desde el aeropuerto capitalino cómo intentaron comprar a alguien de su círculo de seguridad a cambio de 50 mil dólares para que lo entregaran al ejército.

Sostuvo que en Bolivia hubo un “golpe político y cívico”, al que luego se sumó la policía nacional y que conllevó intimidaciones, quema de viviendas y represalias no solo contra él sino contra las autoridades de su partido.

No obstante, aseguró que no abandonará la política. “Sepa el mundo entero, no por este golpe voy a cambiar ideológicamente”, aseguró. “Mientras tenga la vida, sigue la lucha y estamos seguros que los pueblos del mundo tienen todo el derecho de liberarse”.

El canciller mexicano Marcelo Ebrard, el encargado de recibirle al pie del avión, había explicado horas antes las dificultades para sacar a Morales del país que gobernó, como primer presidente indígena, durante 14 años.

Fue un trayecto lleno de burocracia y propio de una película del que sólo trascendió una imagen: una fotografía en la que se ve a Morales cansado y despeinado sentado en el avión y sosteniendo una gran bandera de México.

El avión militar mexicano llegó el lunes por la tarde a Lima para, desde allí, esperar el permiso de Bolivia para recoger a Morales, pero cuando parecía haber llegado y la aeronave despegó, la autorización fue revocada y el avión tuvo que regresar a la capital peruana y esperar el visto bueno del ejército de Bolivia para aterrizar en su territorio. Para el canciller mexicano, eso “dice quién tiene el poder”.

Salir de Bolivia, de un aeropuerto que Ebrard no identificó, también fue complejo. Por razones políticas, dijo Ebrard, Perú prohibió que la aeronave parara en Lima como estaba previsto, con lo que el despegue con Morales a bordo tuvo que retrasarse mientras se buscaba un “plan B”.

Ebrard relató que ese fue “el peor momento” y que, de haberse prolongado, podría haber puesto en riesgo la integridad del exmandatario, porque en los alrededores del aeródromo había seguidores de Morales y en el interior elementos del ejército. “Eso fue muy difícil, muy tenso”, agregó el canciller.

Finalmente, dijo, Paraguay aceptó que el avión parara en Asunción para repostar combustible y de ahí partió la madrugada del martes rumbo a México, pero no por la ruta más lógica y directa, que era sobrevolar Bolivia -lo que no fue autorizado. La aeronave surcó el cielo de Brasil, Perú y Ecuador hasta llegar a aguas internacionales.

La situación en Bolivia, que entró esta semana en un vacío de poder e incertidumbre política tras la renuncia de Morales, reveló la profunda división en América Latina entre los países más conservadores y que suelen alinearse con Estados Unidos y el ala izquierdista que integran Venezuela, Cuba y Nicaragua -aliados tradicionales de Bolivia- a los que ahora se alinearon también México, Uruguay y el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, que tomará posesión el próximo 10 de diciembre.

El presidente Donald Trump dijo el lunes que Estados Unidos «aplaude» al ejército boliviano por exigir la salida de Morales. El gobierno mexicano manifestó no sentirse preocupado porque la decisión de asilar a Morales enturbie la relación con Washington que, según el canciller, “está en uno de los mejores momentos de los últimos años”.

“Me siento muy orgullo de encabezar un gobierno en donde se garantiza el derecho de asilo”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador tras defender que ambos países puedan tener posturas distintas sin que se afecte su vecindad.

“¿Tenía México o no que ofrecer asilo para proteger la vida de Evo Morales?”, se preguntó retóricamente el canciller Ebrard, quien recordó la tradición del país de acoger a extranjeros. “Sí. Y eso la historia lo va a reconocer”.

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