Un niño sostiene un cartel durante una manifestación en Buenos Aires, Argentina. FOTO LA HORA / NATACHA PISARENKO/AP

POR ALMUDENA CALATRAVA /AP
BUENOS AIRES

Organizaciones sociales tomaron las calles de Buenos Aires hoy en protesta por el recrudecimiento de la pobreza y en demanda de más alimentos para los comedores populares, un reclamo que también abrazan la Iglesia Católica y políticos de la oposición.

Los grupos izquierdistas se concentraron en las principales intersecciones del centro de Buenos Aires y en los accesos a la ciudad, donde las fuerzas de seguridad reforzaron su presencia. Varias organizaciones bloquearon una de las principales arterias capitalinas y amenazaron con quedarse allí varios días.

El reclamo para que el gobierno declarare la emergencia alimentaria obedece al abrupto aumento del precio de los alimentos luego de una devaluación del peso de cerca del 30% tras la contundente derrota del conservador presidente Mauricio Macri ante el opositor kirchnerista Alberto Fernández en las primarias del 11 de agosto de cara a las presidenciales del 27 de octubre, en las que el mandatario busca su reelección.

El cimbronazo que sacudió al mercado cambiario se debió en gran parte al temor de los inversores al regreso al poder del populismo kirchnerista y sus políticas de mayor intervención en la economía.

Los manifestantes, del Frente de Organizaciones en Lucha, el Polo Obrero y la Corriente Clasista Combativa, entre otros grupos, exigieron un incremento de las partidas alimentarias para los comedores populares instalados por vecinos en barrios carenciados que reciben desde hace meses un mayor flujo de familias con pocos recursos. También para los comedores que funcionan en escuelas y donde muchos niños tienen asegurada al menos una comida diaria.

“Los movimientos populares hemos sido demonizados en incontables ocasiones por este gobierno… Nunca jugamos a la desestabilización política, pero tampoco vamos a quedarnos callados frente a los atropellos sociales en un contexto de urgencia”, sostuvieron en un comunicado los convocantes de la protesta.

Mientras los manifestantes ocupaban masivamente las calles y montaban ollas donde cocinaban y repartían alimentos, Macri afirmó ante una asociación de empresarios que está abocado a llevar “alivio” a los argentinos mientras trata de “estabilizar el tipo de cambio”.

En Argentina las devaluaciones conllevan automáticamente una disparada de los precios. Según economistas la inflación superará el 50% este año.

El Presidente también enumeró las acciones tomadas en los últimos días para mejorar el poder adquisitivo como la eliminación de las retenciones a los sueldos de los trabajadores, el incremento del salario mínimo y la eliminación del IVA en algunos alimentos, medidas que según sus críticos son insuficientes.

Los manifestantes pidieron el congelamiento de los precios de los alimentos por seis meses y la eliminación de políticas que “favorecieron” la fuga de capitales.

Julio Pomacusi, del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, dijo a The Associated Press que “se están llevando toda la guita (el dinero) y (las autoridades) escuchan a los banqueros y no al pueblo mientras nuestros barrios están sufriendo hambre”.

Pomacusi y otros compañeros se encadenaron a la reja que rodea al Banco Central.

Otros grupos demandaron la constitución de una mesa de diálogo de sectores políticos, sociales y eclesiásticos para que el recambio de gobierno en diciembre “sea lo menos traumático y conflictivo posible”.

El reclamo para que se declare la emergencia alimentaria, que ya habían exigido grupos sociales en otros momentos de crisis, también ha sido planteado por la Iglesia, unos 50 alcaldes de populosos municipios que responden a Fernández y el candidato a la presidencia Roberto Lavagna, ministro de Economía durante la crisis de 2002 y parte del mandato de Néstor Kirchner (2003-2007).

La Comisión Episcopal de Pastoral Social solicitó días atrás al Estado que disponga las medidas necesarias para declarar la emergencia nutricional ante el “severo aumento de la pobreza, la desocupación y el aumento indiscriminado del precio de los alimentos”. La Iglesia alertó que este deterioro se ensaña particularmente con los niños.

En julio la Canasta Básica Alimentaria registró un aumento de 57.3% respecto del mismo mes de 2018, según cifras oficiales. Este indicador es clave en la medición de la pobreza, que afecta a más del 32% de la población.

La pobreza infantil en Argentina afecta al 51.7% de los niños y adolescentes, según el último informe del Barómetro de Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina difundido en junio.

Además, la asistencia de los chicos a comedores infantiles se incrementó de forma constante y asciende al 35%.

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