La estación de la Patrulla Fronteriza en Clint, Texas. FOTO LA HORA/CEDAR ATTANASIO/AP

POR CEDAR ATTANASIO Y AMY TAXIN/AP
CLINT, Texas, EE. UU.

Los niños migrantes detenidos en una instalación de la Patrulla Fronteriza cerca de El Paso parecían bastante limpios y ya tenían vigilantes, menos de una semana después de que se denunciaran las condiciones precarias de alimentos, agua e higiene en las que se encontraban.

Las autoridades federales permitieron a periodistas entrar y echar un vistazo al interior de la estación de Clint por primera vez desde que abogados que conversaron con los menores dijeron a The Associated Press haber visto a 250 infantes, niños y adolescentes que habían estado encerrados hasta 27 días en una instalación diseñada para detenciones cortas.

Los abogados dijeron haberse enterado y atestiguado que algunos menores cuidaban a los más pequeños, y a por lo menos un niño enfermo de 2 años sin pañal con pantalones mojados y su camisa manchada de moco.

Ayer, las condiciones parecían haber mejorado: los menores tenían ropa limpia y al menos media docena de vigilantes fueron traídos para que ayudaran a vigilar a 117 chicos, menos de la mitad de los que estaban hacinados en el lugar la semana pasada.

Los menores fueron puestos en una estructura industrial llena de literas, o en celdas con literas y catres con una zona de baño separada por bloques de hormigón. Las puertas fueron abiertas y los chicos andaban libremente en el lugar.

“No es lo ideal, pero lo que tuvimos que hacer”, declaró Matt Harris, el agente de la Patrulla Fronteriza a cargo del inmueble, en referencia al espacio destinado originalmente a la detención de adultos.
Las instalaciones carecen todavía de una cocina adecuada, y la única comida caliente que se sirve es la que puede calentarse en un horno de microondas. Los periodistas vieron pilas de avena y fideos de preparación instantánea.

En su mayoría, los niños estaban sentados juntos, cantaban, conversaban y en al menos un caso niñas se hacían trenzas. Un grupo de chicos pateaba un balón de fútbol dentro del lugar.

Las sombrías condiciones en Clint causaron hoy la indignación y la renuncia del jefe interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés), John Sanders.

Funcionarios de aduanas rechazaron las afirmaciones de que los menores no recibían suficiente ropa y alimentos, y el recorrido tuvo lugar en momentos en que el gobierno del presidente Donald Trump enfrenta cada vez más exigencias de que se permita mayor acceso a periodistas, médicos y observadores judiciales.

Las agencias federales han tenido dificultades para encontrar instalaciones adecuadas para los migrantes que cruzan la frontera desde México, y la Patrulla Fronteriza ha detenido a algunos menores por semanas en contraste con las 72 horas dispuestas por tribunales, debido a que el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS por sus siglas en inglés) carece de capacidad para recibirlos.

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