LONDRES/Europa Press

La Cámara de los Comunes será este martes el epicentro de la vida política no solo de Reino Unido, sino también de toda Europa. La votación del acuerdo de divorcio entre Reino Unido y la UE parece abocada a un ‘no’ que dejaría el Brexit y a la propia primera ministra, Theresa May, en un escenario donde comienzan a agotarse ya las opciones.

Cuando los británicos se pronunciaron por una estrecha mayoría a favor de la salida de la UE en junio de 2016, pocos vaticinaron que, a algo más de dos meses de la fecha del Brexit –29 de marzo de 2019–, el país viviría un escenario tan convulso, sin un mínimo consenso que permita concretar un acuerdo para consumar un divorcio con garantías.

El golpe definitivo a la estabilidad política británica llegó en noviembre, cuando el Gobierno de May y la Unión Europea anunciaron un Tratado de Retirada que no suscitó siquiera unanimidad en el seno del gabinete. Una cascada de dimisiones puso en duda la supervivencia de un acuerdo que, como se ha esforzado por alegar la ‘premier’, es «el único posible».

La evidente falta de acuerdo forzó a May a cancelar a última hora la votación prevista sobre el acuerdo a mediados de diciembre, en busca de nuevas «garantías» para calmar las dudas del sector crítico, especialmente en lo que se refiere a la aplicación y duración de la salvaguarda negociada para la frontera irlandesa, teóricamente un plan de último recurso.

Un mes más tarde, y después de que los líderes europeos hayan dejado claro que no cabe renegociación alguna del tratado, las garantías a las que aspiraba May han quedado reducidas a unas pocas «aclaraciones» plasmadas este lunes por escrito por parte de los presidentes del Consejo europeo, Donald Tusk, y de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Tusk y Juncker han insistido en que la UE no desea activar el plan de emergencia y han afirmado que, de aplicarlo tras la fase de transición –concluye en principio a finales de 2020–, solo se hará de manera «temporal». Londres aspiraba a obtener un compromiso concreta de fecha, pero desde Bruselas se han negado a este extremo.

May, por su parte, también ha considerado «infundados» los temores sobre la voluntad de ambas partes. Así, ha sostenido en una carta que ningún Gobierno británico pondrá en riesgo los acuerdos de paz de Irlanda del Norte permitiendo una ‘frontera dura’ y que la UE tiene el «compromiso» de comenzar a negociar tan pronto como el Parlamento británico dé su visto bueno al acuerdo.

SIN GARANTÍAS

Pero es precisamente ese trámite, el de la aprobación parlamentaria, el que más riesgos conlleva. Los diputados se pronunciarán este martes al término de un debate de cinco días que no ha variado un ápice las posiciones de los distintos bandos, de tal forma que May sigue sin convencer a quienes les recriminan haber negociado un mal acuerdo.

Las quinielas publicadas por varios medios dan por segura la victoria del ‘no’ e incluso algunas, como la de Sky News, hablan de una diferencia de más de 200 votos. La BBC ha anticipado que será una derrota sin precedentes en la historia parlamentaria para el Gobierno, con más de un centenar de diputados conservadores y del Partido Unionista Democrático (DUP) votando en su contra.

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