POR DEB RIECHMANN
WASHINGTON

El respaldo demostrado por el presidente Donald Trump hacia Arabia Saudí ha puesto de manifiesto una división en el Partido Republicano en materia de política exterior, pues algunos de sus correligionarios advierten que no sancionar al reino por su papel en el asesinato de un periodista que escribía para el “Washington Post” tendrá consecuencias peligrosas.

Muchos republicanos han denunciado la decisión de Trump de no aplicar sanciones al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman por la muerte de Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul.

El senador republicano Bob Corker, presidente de la poderosa Comisión de Relaciones Exteriores, dijo ayer que la declaración de Trump lo dejaba «estupefacto» y que parecía una gacetilla de prensa de Arabia Saudí.

«Es una situación delicada en la que tenemos un aliado de décadas, pero tenemos un príncipe heredero que yo creo que ordenó el asesinato de un periodista», dijo Corker a la televisora WTVC de su estado, Tennessee. «No tenemos una prueba contundente. Todo apunta a que lo sabía y lo dirigió».

El secretario de Estado, Mike Pompeo, defendió la decisión de Trump. Dijo que ya se ha sancionado a 17 funcionarios saudíes sospechosos de participar en el asesinato el 2 de octubre del columnista del diario Washington Post, que criticaba a la familia real.

«Hemos sancionado a 17 personas, algunas de muy alta jerarquía en el gobierno saudí», dijo Pompeo en entrevista con la radio KCMO de Kansas City, Missouri. «Nos aseguraremos de que Estados Unidos siempre defiende los derechos humanos».
El senador Lindsay Graham no está convencido. «Cuando perdemos nuestra voz moral, perdemos nuestro activo más fuerte», dijo.

Miembros de ambos partidos han acusado a Trump de hacer caso omiso de las agencias de inteligencia estadounidenses, según las cuales fue probablemente el príncipe quien ordenó el asesinato. Varios legisladores han dicho que Estados Unidos no tiene una «prueba contundente» que demuestre que fue el responsable, pero han pedido a la CIA y otras agencias que difundan públicamente lo que le han dicho al presidente sobre el asesinato.

En su declaración el martes, Trump sostuvo que castigar a Arabia Saudí con la «cancelación necia» de ventas de armas por miles de millones de dólares solo beneficiaría a Rusia y China. Los detractores, entre ellos autoridades de otros países, acusaron a Trump de pasar por alto los derechos humanos y cerrar los ojos a lo hecho por los saudíes por razones económicas.

Significa «Estados Unidos primero», dijo Trump, retomando su lema de campaña hacia la Casa Blanca.

La legisladora demócrata Tulsi Gabbard respondió en un tuit ayer que «ser los siervos de Arabia Saudí no es poner a ‘Estados Unidos primero'».

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