POR STEVE PEOPLES Y JILL COLVIN/AP
WASHINGTON

Los demócratas arrebataron la mayoría al Partido Republicano de Donald Trump en la Cámara de Representantes el martes en una revuelta suburbana que amenazó lo que queda de agenda de gobierno del presidente. Pero los republicanos ampliaron su dominio en el Senado y conservaron gubernaturas clave, haciendo retroceder a una “ola azul” que nunca llegó a materializarse del todo.

El veredicto mixto en las primeras elecciones nacionales de la joven presidencia de Trump puso de manifiesto los límites de su dura retórica migratoria en el cambiante panorama político estadounidense, donde los votantes con formación universitaria de los principales suburbios de la región rechazaron sus advertencias sobre una “invasión” migrante.

Electores de clase obrera y de la parte rural del país abrazaron sin embargo sus agresivas declaraciones y posturas. La nueva mayoría en la Cámara de Representantes terminará con el dominio de los republicanos en Washington para los dos últimos años del primer mandato de Trump, con importantes dudas sobre temas como la sanidad, la inmigración y el gasto federal.

Pero la mayoría de los demócratas en la cámara baja es estrecha. Los progresistas lograron 219 escaños _ uno más de los 218 necesarios _ frente a los 193 de los republicanos, con 23 carreras pendientes de resolución.

El partido del presidente mantendrá el control sobre las ramas ejecutivas y judicial del gobierno, además de sobre el Senado, pero los demócratas tienen ahora poder de citación para investigar más en los deslices profesionales y personales del mandatario, así como en sus declaraciones fiscales.

«Mañana será un nuevo día en Estados Unidos”, dijo la líder de la minoría en la Cámara, la demócrata Nancy Pelosi, que podría convertirse en la próxima presidenta del organismo.
La noche podría haber sido mucho más memorable para su partido, que sufrió punzantes derrotas en Ohio y Florida, donde el republicano Ron DeSantis, que contaba con el respaldo de Trump, frustró la campaña del demócrata Andrew Gillum para convertirse en el primer gobernador afroestadounidense del estado.

Los comicios legislativos también mostraron una nueva distribución del electorado en base a la raza, el género y la educación que podría reformular la política nacional de cara a los próximos años.

Los éxitos conservadores estuvieron impulsados por una coalición que es claramente más mayor, blanca, de mayoría masculina y con menos probabilidad de tener formación superior. Los demócratas recibieron el respaldo mayoritario de mujeres, personas de color, jóvenes y graduados universitarios.

Las boletas demócratas, que mostraron una diversidad nunca vista, podrían haber ayudado el cambio.

Las mujeres batieron un récord al lograr al menos 85 escaños en la Cámara de Representantes, que contará con sus dos primeras diputadas musulmanas. Además, Massachusetts eligió a su primera congresista afroestadounidense y Tennessee a su primera senadora.

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