Por CATHERINE LUCEY,
MURPHYSBORO,
Agencia AP
El presidente Donald Trump condenó la matanza a tiros ocurrido hoy en una sinagoga de Pittsburgh como un “ataque antisemita perverso”, pero aclaró que decidió asistir a un acto de campaña porque cancelar le habría dado “importancia a esta gente demente y enferma”.
Ante una multitud que lo ovacionó en un hangar de un aeropuerto del sur de Illinois, Trump dijo que “los corazones de todos los estadounidenses están llenos de dolor tras esta matanza monstruosa”. El ataque a tiros fue “una agresión contra todos nosotros”, agregó.
Antes del acto político Trump le dijo a la prensa que viajaría a Pittsburgh sin abundar en detalles. El mandatario también procuró distanciarse del detenido, calificándolo de “enfermo”, y señaló que “no era partidario mío”.
Cuando faltan menos de dos semanas para las elecciones en las que se definirá el control del Congreso, la matanza en la sinagoga se sumó a las tensiones de la semana a causa del envío de bombas por correo al parecer por motivos políticos, y fue otro recordatorio de que Estados Unidos es una nación dividida. El ataque a tiros también puso de relieve la renuencia de Trump de asumir el papel de unificador nacional en momentos de tensión.
El mandatario prometió que cambiaría el tono de su discurso para el acto político de hoy en la noche debido a los acontecimientos de la jornada.
En otro acto en la tarde con jóvenes granjeros, Trump habló sobre la agricultura y lamentó la matanza, apoyó a sus candidatos, arremetió contra blancos demócratas _en esta ocasión la líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y la senadora Elizabeth Warren_, e hizo bromas sobre su pelo.
Horas antes, el mandatario conjeturó que la cifra de fallecidos habría sido menor si la sinagoga hubiera tenido un guardia armado. Cuando todavía no se difundía el número de fallecidos ni detalles de la seguridad en el templo, Trump había dicho que el control de armas “tiene poco que ver con esto”, pero “si hubieran tenido protección interna el resultado habría sido mucho mejor”.
Trump hizo una condena implacable del antisemitismo, al que señaló como el motivo del ataque, en contraste con sus declaraciones después de los enfrentamientos entre supremacistas blancos y contramanifestantes en Charlottesville del año pasado. En aquella ocasión el presidente exacerbó las tensiones cuando culpó a ambos bandos de los hechos de violencia.
Durante su discurso ante los granjeros jóvenes en Indianápolis, Trump exhortó a la unidad del país, y luego invitó a un pastor y a un rabino a que oraran en el escenario.
“Muchas personas fueron asesinadas”, declaró el presidente a su llegada a Indiana. “Hay muchos heridos graves”. Dijo que el ataque a tiros “parece definitivamente un delito antisemita” y “el antisemitismo en Estados Unidos no se debe tolerar”.
Sin embargo, la matanza no le persuadió de la necesidad de adoptar medidas más estrictas para el control de armas.
“Este es un caso en el que, si hubieran tenido un guardia armado dentro, quizá habrían detenido de inmediato” al agresor, declaró.