POR CATHERINE LUCEY, ZEKE MILLER
y JONATHAN LEMIRE
WASHINGTON /AP
Señor Presidente, le rogamos, espere un poco.
Esa es la frase de moda entre los asesores de Donald Trump en la antesala de las elecciones de mitad de término de noviembre. Los colaboradores del mandatario se esfuerzan por evitar que tome una serie de medidas que ansía tomar y que podrían perjudicar a los republicanos en los comicios del 6 de noviembre.
Trump ha dicho que está dispuesto a paralizar el gobierno de ser necesario si no le dan dinero para el muro que quiere construir en la frontera con México. Ha hablado de deshacerse del subsecretario de Justicia Rod Rosenstein o del secretario Jeff Sessions. Desde hace tiempo se viene especulando con que despedirá al fiscal especial Robert Mueller, que investiga las conexiones de la campaña de Trump y Rusia.
A poco más de un mes de una elección que podría resultar muy costosa para los republicanos, los aliados de Trump procuran contener sus impulsos algunas semanas más para no agravar las cosas.
Por ahora, Trump ha hecho caso a sus colaboradores.
La semana pasada firmó un proyecto de presupuesto que evitará la paralización del gobierno por lo menos hasta el 7 de diciembre, aplazando una vez más su sueño de conseguir el dinero para el muro. También ha dejado en claro que Sessions no corre peligro, al menos hasta después de la votación. Y ha dado a entender que piensa retener a Rosenstein a pesar de un explosivo informe del New York Times.
Rosenstein negó la versión del diario de que analizó la posibilidad de grabar en secreto las conversaciones de Trump como parte de un plan para forzar su destitución.
Trump admitió que se está conteniendo por las elecciones.
LAS ELECCIONES LO CONTIENEN
Dijo el lunes que le encantaría pedir más dinero para el muro antes de la votación, “pero no quiero hacerlo por distintas razones: Tengo muy buena gente en elecciones peleadas y esto podría afectarlos, o no”.
“Yo soy de la idea de que sería beneficioso para ellos”, agregó.
Trump, no obstante, no puede evitar causar polémicas, como hizo hace poco al rechazar la cifra oficial de muertos causados por el huracán María en Puerto Rico.
También tiene una serie de cosas que quiere finiquitar antes de las elecciones, incluida la confirmación de Brett Kavanaugh como juez de la Corte Suprema.
A Trump se le insiste en que tiene que tener en cuenta las consecuencias políticas que tendrían para su presidencia la pérdida de las mayorías en el Senado y la Cámara de Representantes en noviembre. Sus colaboradores le recuerdan constantemente la posibilidad de que se inicien investigaciones de lo hecho hasta ahora y se promueva incluso un proceso de destitución si los demócratas toman el control del Congreso.
A medida que se acercan las elecciones, la Casa Blanca se enfoca más en las necesidades de los republicanos y el propio Trump trata de aportar lo suyo, presentándose en actos de campaña. Sus colaboradores dicen que considera la votación como un referendo sobre su gestión.
El gobierno se muestra ansioso ante la perspectiva de perder la Cámara de Representantes, una posibilidad real en vista de que varios legisladores se están retirando, hubo una redistribución de distritos electorales que no los favorece y hay mucho entusiasmo entre los demócratas.