Por agencias/dpa
Sacramento

El fiscal general de Estados Unidos, el ultraconservador Jeff Sessions, proclamó hoy que usará todo el poder que tiene para obligar al estado de California a colaborar con las autoridades federales en la detención y deportación de inmigrantes indocumentados.

«Me parece que California está usando todo su poder, que se arroga pero no tiene, para no aplicar la ley. Yo voy a usar todo el poder que tengo para que la aplique», manifestó Sessions en la localidad californiana de Sacramento.

El fiscal general habló allí ante agentes de las fuerzas de seguridad, después de que la administración de Donald Trump decidiera demandar al estado de la costa oeste por las leyes que aprobó el año pasado para proteger a los inmigrantes sin papeles, convirtiéndose en el primer estado santuario del país.

Los estados y ciudades santuarios se niegan a colaborar con las autoridades federales en la localización y arresto de indocumentados para que sean deportados.

«La ley federal es la ley suprema del país», manifestó Sessions, que consideró que las leyes aprobadas por California no solo son inconstitucionales, sino «una violación del sentido común».

«California es un gran estado y es importante que tengamos seguridad y orden aquí», dijo.

Trump ya intentó castigar a las ciudades santuario retirándoles fondos federales, pero los tribunales frenaron ese movimiento.

California es el estado más poblado del país y también el que tiene la mayor población de origen hispano: de sus 39 millones de habitantes, unos 15 millones, cerca del 39 por ciento, son latinos. Las estimaciones apuntan a que 2,3 millones de inmigrantes sin papeles viven en ese estado.

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