POR ZEKE MILLER Y JONATHAN LEMIRE/AP
Washington

Los republicanos pasaron apuros ayer para dejar clara su versión de los hechos, y la secretaria de Seguridad Nacional se convirtió en la más reciente funcionaria del partido en ofrecer un recuento incierto de un encuentro en la Casa Blanca en el que, presumiblemente, Trump utilizó lenguaje vulgar que fue percibido como racista.

Los demócratas acusaron a los republicanos de padecer amnesia selectiva, después de que Kirstjen Nielsen testificó bajo juramento que “no escuchó” a Trump utilizar una palabra soez para describir a los países africanos. “Era una reunión de 12 personas. Había mucha gente hablando”, explicó durante su audiencia ante el Congreso, en la cual no “disputó que el Presidente utilizaba lenguaje fuerte”.

Durante el persistente interrogatorio, Nielsen dijo que no recordaba el lenguaje específico que utilizó el mandatario.

El senador Cory Booker criticó los comentarios de Nielsen, y le dijo durante la audiencia de la Comisión de Asuntos Judiciales del Senado: “Su silencio y su amnesia son cómplices”.

CRÍTICAS POR COMENTARIOS

Las declaraciones de Nielsen se dan tres días después de que se desencadenara una avalancha de críticas por los comentarios del Presidente.

La Casa Blanca no ha disputado de manera sustancial las versiones del episodio, en el que se dice que Trump utilizó el término “de mierda” para describir a algunas naciones africanas. Las revelaciones, las negaciones a medias y las declaraciones subsecuentes han oscurecido la agenda legislativa de la Casa Blanca, han acercado al país al borde de una parálisis presupuestaria y generado indignación en la comunidad internacional.

Y con las elecciones parlamentarias en el horizonte, existen nuevos temores entre los republicanos que ya mostraban ansiedad por el clima político en noviembre, y por las impredecibles acciones de Trump.

Funcionarios del gobierno y legisladores pasaron el fin de semana feriado debatiendo cuál fue exactamente la palabra que utilizó el Presidente, y actuaron para proyectar el encuentro del jueves pasado en la Casa Blanca como situación tensa en la que las groserías se dirigieron en todas direcciones.

SIN INTENCIÓN DE DISCULPARSE

La Casa Blanca señaló que Trump no tiene intención de ofrecer una disculpa.

“El Presidente no ha dicho que no utilizó palabras fuertes, y este es un tema importante”, dijo la secretaria de prensa Sarah Sanders. “Es apasionado al respecto y no se disculpará por intentar arreglar nuestro sistema de inmigración”.

Existe un debate interno en la Casa Blanca sobre si Trump dijo “shithole” o “shithouse” (que literalmente significarían “cloaca” y “letrina”, respectivamente, aunque figurativamente ambas serían ofensivas y harían referencia a un lugar sucio y desagradable). Una persona que asistió a la reunión dijo a los colaboradores que escucharon esta última, mientras que otros recuerdan que el Presidente dijo “shithole”, tal como se ha informado ampliamente, según una persona informada sobre las reuniones pero no autorizada a hablar públicamente sobre ellas.

Trump no ha aclarado a sus colaboradores qué fue lo que dijo exactamente, pero sostuvo ante los periodistas en Florida el domingo por la noche que las declaraciones que se le atribuyen “no fueron hechas”.

Un confidente de Trump dijo a The Associated Press que el Presidente pasó la tarde del jueves llamando a amigos y asesores externos para juzgar sus reacciones a las declaraciones. Trump no se disculpó y negó que fuera racista, de acuerdo al confidente, quien habló bajo condición de anonimato debido a que no tenía autorizado revelar una conversación privada.

 

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