RÍO DE JANEIRO
AP

Un sobreviviente brasileño del avión que cayó en Colombia reveló que en ningún momento el piloto dijo a los pasajeros que ajustaran sus cinturones de seguridad antes de que se estrellara contra una ladera.

Apenas seis de los 77 a bordo sobrevivieron. Entre los muertos estaban 19 jugadores y personal del equipo de fútbol Chapecoense y 20 periodistas que iban a cubrir la final de la Copa Sudamericana contra Nacional de Medellín.

El periodista de radio Rafael Henzel habló ayer por la noche desde Colombia, donde se recupera, con el programa Fantastico. «En ningún momento alguien de la cabina o la tripulación nos dijo, ‘ajústense los cinturones»’, dijo Henzel. «Seguimos volando sin tener la menor idea de lo que iba a suceder».

El avión partió de Santa Cruz, Bolivia y se estrelló cerca de Medellín, Colombia, el 28 de noviembre. Sobrevivieron dos tripulantes bolivianos y cuatro brasileños: Henzel y tres futbolistas.

Se realizan investigaciones en Brasil, Bolivia y Colombia. Las autoridades colombianas creen que la caída se produjo por falta de combustible.

Henzel dijo que hacia el final del vuelo, los pasajeros a su alrededor se preguntaban cuánto faltaba para el aterrizaje.

Diez minutos «fue la respuesta de la tripulación», dijo. «Entonces se apagaron las luces y los motores».

En ese momento, todos corrieron a sus asientos y se ajustaron los cinturones, dijo Henzel. A continuación, el avión se estrelló contra una ladera.

Henzel dijo que al despertar estaba rodeado de socorristas y que sentía un dolor tremendo de lo que resultaron ser siete costillas fracturadas. Llamó por su nombre a los colegas que lo rodeaban, pero estaban muertos.

Dijo que sobrevivió por milagro y porque tuvo la suerte de despertar cuando pasaban los socorristas.

Henzel que sintió asco cuando le dijeron que el accidente se debió probablemente a la falta de combustible. «Murió gente por un error de juicio», dijo. «Eso es repugnante».

Las repercusiones sobre el accidente de la aerolínea boliviana en Colombia con 71 fallecidos derivaron en mutuas recriminaciones y sospechas entre gobierno y oposición en Bolivia.

La fiscalía boliviana denunció que la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), una oficina gubernamental dependiente del Ministerio de Obras Públicas y Transporte otorgó en sólo 20 días en diciembre de 2014, autorización para la importación del avión, matrícula y permiso de operaciones cuando habitualmente esos trámites llevan meses.

La causa probable del siniestro es que el avión partió de Bolivia sin combustible de reserva y agotó la gasolina antes de aterrizar.

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