Washington
DPA

Trump y Putin casi se cruzan una vez cuando el ahora candidato estadounidense viajó en 2013 a Moscú con motivo del concurso de Miss Universo, y aunque se preguntó en su cuenta de Twitter si el Presidente ruso se convertiría en su nuevo mejor amigo, no llegaron a conocerse personalmente.

Dos años después, Donald Trump cada vez menciona más una posible colaboración con Rusia. Dice que se entendería bien con Vladimir Putin y que se debería firmar un acuerdo con él en Siria. De lo poco que se sabe hasta ahora de la política exterior de Trump, destaca de forma ostensible el interés por Rusia.

Cuando preguntaron hace poco al multimillonario si como Presidente reconocería la anexión de Crimea, dijo: «Ya veremos.» También, invitó a Moscú a buscar los correos desaparecidos de Hillary Clinton de su época como Secretaria de Estado. De ahí que se sospeche que Moscú pueda estar detrás del reciente hackeo contra los demócratas.

Todos los expertos de Washington sobre política exterior y seguridad consideran que Putin es un autócrata del que uno no se puede fiar.

Los puntos centrales de la política de Trump suelen ser básicamente lo contrario a la doctrina del gobierno de Barack Obama, pero en cuanto a Rusia, rompe también de forma fundamental con su propio partido. Los dos últimos candidatos republicanos a la Presidencia, Mitt Romney y John McCain, consideraron a Putin uno de los mayores adversarios de Estados Unidos.

El conflicto de Ucrania era hasta ahora uno de los pocos temas de política exterior en los que había consenso entre todos los partidos. Pero en la Convención Nacional Republicana en Cleveland la gente de Trump consiguió que se suavizara un pasaje sobre el tema en el programa del partido en el que se hablaba de un suministro de armas a Kiev. Ahora eso ha desaparecido.

Trump ya ha hecho saber en varias ocasiones que no considera el conflicto un problema de Estados Unidos, sino de los europeos y en una entrevista dijo que Putin no iba a invadir Ucrania. Le tuvieron que sacar de su error recordándole la anexión de Crimea.

Sin embargo, para el autor Zack Beauchamp no se han interpretado correctamente sus palabras: «Lo que Trump quería decir es mucho más, es que Rusia no continuaría enviando soldados a Ucrania si él fuera presidente», escribió en el portal «Vox».

Entre toda la agitación causada por la supuesta falta de conocimiento de Trump, casi se perdió otro pasaje de la entrevista sobre el tema en el que el candidato aclaraba que de todas maneras los habitantes de Crimea preferían pertenecer a Rusia antes que a Ucrania.

¿Qué interés tiene Trump en Moscú?

Algunos hacen responsables de ello a tres hombres de su entorno: Carter Page, Michael Flynn y Paul Manafort.

Page entró en el equipo de Trump en marzo como consejero en política exterior. Según su currículum, trabajó tres años para el banco estadounidense Merrill Lynch en Moscú y estuvo en contacto durante ese tiempo con la empresa energética Gazprom.

Este asesor criticó una y otra vez las sanciones impuestas a Rusia y el 7 de julio participó como orador en un evento en Moscú del New Economic School (NES). Las especulaciones acerca de que Page se había reunido en la capital rusa con el vicepresidente del Kremlin, Serguei Ivanov, fueron desmentidas por el portavoz de Putin, Dmitri Peskov.

Por su parte, el exgeneral Michael Flynn fue jefe del servicio de inteligencia estadounidense DIA y también asesora a Trump en política exterior. Cuando se retiró, aparecía continuamente en la cadena estatal Russia Today (RT) como experto declarándose a favor de una colaboración más fuerte entre Estados Unidos y Rusia en la lucha contra la milicia terrorista Estado Islámico.

Y Paul Manafort, manager de la campaña electoral de Trump, tuvo una carrera ambivalente como lobista. Trabajó, entre otros, para el expresidente ucraniano prorruso Viktor Yanukovich. Sobre todo a Manafort se le atribuye un mayor papel en el tema de Rusia.

Artículo anteriorErdogan y Putin inician un nuevo capítulo en sus relaciones
Artículo siguienteMás de cien órdenes de captura