NACIONES UNIDAS
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Oficiales del ejército y la policía congoleña recibieron pistolas de un grupo de 30 instructores norcoreanos que entrenaron a su guardia presidencial y fuerzas especiales de la policía, según expertos de Naciones Unidas, lo que violaría las sanciones de la ONU que prohíben la exportación de armas o la prestación de instrucción militar por parte de Pyongyang.

El comité de expertos que supervisa las sanciones de Naciones Unidas contra el Congo dijo haber descubierto la entrega de pistolas similares a las fabricadas en Corea del Norte a algunos miembros del ejército y la policía nacional congoleña que sirven en la misión de paz de Naciones Unidas.

«El grupo también encontró que ese mismo tipo de pistola estaba disponible a la venta en el mercado negro de Kinshasa», la capital congoleña, según indicó el comité en extractos de su informe a los que tuvo acceso Associated Press ayer.

Por otro lado, los expertos señalaron que Ruanda sigue entrenando y financiando a refugiados de Burundi en Congo, con el objetivo último de derrocar al presidente burundés, Pierre Nkurunziza.

El gobierno ruandés «negó cualquier participación», señalaron los expertos.

En un informe en febrero, los expertos estimaron que unos 400 refugiados burundeses en Congo fueron reclutados el año pasado y entrenados por personal militar de Ruanda en tácticas militares, manejo de armas ligeras como rifles de asalto y ametralladoras, así como lanzagranadas y morteros, entre otras armas, con el objetivo de derrocar a Nkurunziza.

«Un apoyo similar continuó durante 2016», indicó el nuevo informe. «Cobró la forma de instrucción, financiación y apoyo logístico para combatientes burundeses que cruzan desde Ruanda» a Congo.

Los expertos dijeron haberse entrevistado con ruandeses que les dijeron haber participado en la instrucción de combatientes burundeses o que se los había enviado a Congo para ayudar a respaldar a la oposición burundesa.

Burundi está sumida en la violencia desde abril de 2015, cuando Nkurunziza anunció que se presentaría a un tercer mandato que ganó en julio, pese a las protestas de que incumple la constitución.

Más de 400 personas han muerto y el brote de violencia que incluyó torturas y un aumento de las desapariciones, ha creado un clima de temor y llevado a más de 250.000 personas a huir a países vecinos.

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