SEUL, Corea del Sur
Agencia dpa

En respuesta al último ensayo nuclear de Pyongyang, Corea del Sur anunció hoy que retomará la emisión de propaganda transfronteriza, considerada un acto de guerra por Corea del Norte. Seúl iniciará también conversaciones con Washington que podrían terminar con el despliegue de aviones y submarinos nucleares estadounidenses en la península de Corea.

Desde Seúl a Washington, pasando por Beijing o Naciones Unidas, las potencias mundiales buscan vías para sancionar a Pyongyang por probar lo que presentaron como una nueva y potente bomba de hidrógeno.

Las emisiones propagandísticas del Sur, que comenzarán mañana, enfadarán al autoritario gobierno de Pyongyang porque buscan hacer que los norcoreanos se cuestionen la infalibilidad de la gobernante familia Kim. Seúl detuvo una campaña similar a finales de agosto tras acordar con el Norte un paquete de medidas destinadas a rebajar las hostilidades entre los dos vecinos y evitar así el conflicto.

Mientras, los expertos tratan de descubrir más detalles sobre la detonación que generó escepticismo y condenas en todo el mundo.

Podrían pasar semanas, o incluso más tiempo, hasta que se pueda confirmar o refutar el anuncio de Corea del Norte acerca de un exitoso ensayo nuclear con una bomba de hidrógeno, que podría suponer un importante e inesperado avance para su, por el momento, limitado arsenal nuclear. Incluso una prueba con una bomba atómica, un arma menos sofisticada y potente, aceraría a sus científicos e ingenieros al objetivo de construir una ojiva nuclear lo suficientemente pequeña como para entrar en un misil que pueda llegar a territorio continental estadounidense.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habló con su homóloga surcoreana, Park Geun-Hye, y con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, dijo la Casa Blanca en comunicados que explicaron que los países «acordaron trabajar juntos para forjar una respuesta internacional unida y fuerte ante el reciente comportamiento imprudente de Corea del Norte».

Obama reafirmó además el «firme compromiso de Estados Unidos» con la seguridad de Corea del Sur y Japón, agregaron las notas.

Líderes surcoreanos y del ejército estadounidense discutieron además el despliegue de «recursos estratégicos» de Washington tras el test nuclear del Norte, dijo el jueves el Ministerio de Defensa de Seúl.

Funcionarios del ministerio rechazaron ofrecer más detalles sobre la naturaleza del posible despliegue, pero probablemente incluiría bombarderos B-52, cazas F-22 y submarinos nucleares, como ocurrió durante las hostilidades de la primavera de 2013, tras el tercer ensayo nuclear de Pyongyang.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebró una sesión de emergencia y se comprometió a imponer de inmediato nuevas sanciones contra Corea del Norte, apuntando que el ensayo fue una «clara violación» de resoluciones previas del ente.

La ONU impuso cuatro rondas de sanciones contra el Norte para intentar frenar su programa nuclear y de desarrollo de misiles, pero el país las ignoró y siguió avanzando en la modernización de sus misiles balísticos y sus armas nucleares.

Corea del Sur dijo también el jueves que limitará la entrada a un polígono industrial administrado por los dos países en el Norte, el último gran símbolo de cooperación entre los eternos rivales. El funcionamiento de las instalaciones no se verá muy afectado ya que las restricciones se aplicarán a clientes, compradores potenciales y proveedores de servicios del Sur, más que los gestores que lideran a los obreros norcoreanos.

Pyongyang anunció el miércoles que había probado con éxito una bomba de hidrógeno «en miniatura» que elevó el elevó «el poder nuclear (del país) al siguiente nivel».

Pero un primer análisis del gobierno estadounidense dijo los datos obtenidos «no (eran) consistentes con las afirmaciones de que el régimen realizó una prueba exitosa una bomba de hidrogeno», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.

La agencia de espionaje de Corea del Sur estimó que la carga explosiva de la detonación registrada en el Norte era mucho menor a la que habría generado un experimento, incluso fallido, con una bomba H.

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