Por María Luz Climent Mascarell
Madrid, Agencia dpa

Viajar en el tiempo es lo que propone «Titanic – The Exhibition», la muestra con más de 200 objetos del famoso trasatlántico de trágico destino que abrió sus puertas en el centro de Madrid.

Más que una mera visita, la exposición que ha recorrido varios países y permanece en la capital española, ofrece la experiencia de trasladar al visitante hasta 1912, cuando los viajes para cruzar el Atlántico se hacían por mar y duraban varios días, cuando la palabra América era sinónimo de un mundo lejano y tierra de oportunidades y cuando las diferencias sociales se remarcaban en un buque con la división en clases de los camarotes.

_Inter18_1bEn aquella época fue todo un acontecimiento la construcción del «Titanic», que nacía como el crucero más imponente y rápido de la historia con capacidad para más de 2 mil pasajeros y 800 tripulantes. Todo un hito con el que acabó en su primer viaje un iceberg a la deriva, en una fría noche de abril.

El «Titanic», el barco más famoso de la historia, sigue fascinando porque abarca los aspectos de toda la vida, nos identificamos con la historia de las personas que viajaron en él, explica el historiador sueco y comisario de la exposición Claes-Göran Wetterholm, que desde 1960 está dedicado en la historia del trasatlántico.

Para hacer más vívida la experiencia, de cada objeto expuesto se narra -a través de una audioguía- la historia que lo ha llevado hasta la muestra. Así, se puede encontrar el collar de Kate Phillips, en cuya historia de amor se basó James Cameron para rodar «Titanic», una de las películas más taquilleras de la historia y que según Wetterholm «es la mejor película sobre lo que no ocurrió» en el buque.

Kate Phillips era una joven de 19 años que trabajaba en una tienda en Reino Unido y se enamoró del dueño del negocio, un hombre de 47 años. Ambos decidieron irse a vivir a Estados Unidos para evitar comentarios sobre su unión y viajaron bajo nombres falsos. Ella consiguió salvarse, pero él murió. El collar que él le regaló en señal de amor fue lo único que salvó, junto con una billetera y las llaves del baúl de su equipaje.

Esos tres objetos se pueden ver en la muestra junto con una foto de Phillips y su hija, que nació 9 meses después de la travesía. El baúl, sin embargo, sigue en el fondo del mar.

Aquella trágica historia sirvió de inspiración a Cameron para su célebre «Titanic», aunque la modificó completamente para reforzar el drama romántico entre Kate Winslet y Leonardo Dicaprio.

Otros de los objetos que se pueden contemplar es el smoking de Víctor Peñasco, uno de los pocos españoles que viajaba en el mítico trasatlántico. En aquel entonces, el madrileño era uno de los hombres más ricos de España, asegura Wetterholm. La travesía en primera clase a Nueva York formaba parte de su viaje de novios que tenía previsto realizar durante un año.

Su madre le había advertido que no viajara por mar y, para hacer creer que seguía en París, dejó escritas numerosas postales que tenían que ser enviadas desde la capital francesa. Peñasco falleció y su esposa se salvó.

La muestra reproduce a lo largo de 1 mil 500 metros cuadrados camarotes de primera clase, así como de tercera clase. Wetterhol recuerda que es un error creer que en esta última clase viajase gente pobre, pues las ocho libras esterlinas que costaba el pasaje suponía el alquiler de una vivienda durante todo un año. Muchos de los pasajeros en estas habitaciones más modestas eran profesionales que ahorraron durante años para iniciar una nueva vida en el continente americano.

Con estos objetos ligados a sus historias personales se ha buscado además discernir entre la historia real y la leyenda. Según Wetterholm, se publican cada semana libros sobre el barco, del que se han rodado películas, documentales e incluso ha inspirado una ópera.

El «Titanic», dijo es tan importante «porque nos identificamos con las historias de las personas que viajaron en él. Mientras el hombre siga navegando, se seguirá hablando del ‘Titanic’. Y lo que prometió la naviera, White Star Line, se ha convertido en realidad: El ‘Titanic’ es insumergible».


EN EL FONDO DEL MAR

El pecio del Titanic fue descubierto el 1 de septiembre de 1985 por el oceanógrafo estadounidense Robert Ballard en el fondo del Atlántico Norte a una profundidad de 3 mil 784 metros. Los restos están muy dañados y sufren un progresivo deterioro, pero desde su descubrimiento miles de objetos del barco han sido recuperados del fondo del mar y están en exposición en numerosos museos del mundo. El Titanic es quizá el barco más famoso de la historia y su memoria se mantiene muy viva gracias a numerosos libros, canciones, películas, exposiciones y memoriales.

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