BRUSELAS
AP

Los frustrados y molestos líderes de la eurozona dieron ayer al primer ministro Alexis Tsipras una última oportunidad de presentar una propuesta viable sobre cómo salvar a su país de la ruina financiera.

Tras superar su sorpresa de ver que Tsipras no presentó un plan detallado, los gobernantes europeos acordaron a regañadientes sostener una última cumbre el domingo, ya que —dijeron— eso daría a ambas partes una oportunidad de evitar el colapso de la desafiante nación helena.

Subrayando la gravedad del desafío, el presidente de la Unión Europea, Donald Tusk, decidió convocar a los 28 gobernantes de la UE a Bruselas y no sólo a los de los 19 miembros de la eurozona, porque para el bloque, «quizá sea el momento más crítico de nuestra historia».

El presidente francés Francois Hollande coincidió con el punto de vista de Tusk. «No se trata solo de un problema de Grecia, se trata del futuro de la Unión Europea» el que está en juego, apuntó.

Y para resaltar la creciente molestia con Tsipras, el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker tuvo una seria advertencia para Grecia.

«Tenemos un caso hipotético de Grexit, preparado a detalle», dijo, en referencia a la situación en que Grecia tendría que dejar la moneda única.

A sólo unos días de que los bancos de Grecia caigan en una parálisis que podría alejar al país del euro, Tsipras llegó a la reunión solo con propuestas vagas y el compromiso de respaldarlas el jueves con números reales y un plan más detallado.

«Ya veremos si el domingo este asunto está resuelto de una vez por todas», dijo el primer ministro italiano Matteo Renzi.

Pero la paciencia entre los aliados de Grecia ya está muy desgastada antes de que tenga lugar la reunión.

«Había un compromiso para hoy. Luego que para mañana», dijo la presidenta lituana Dalia Grybauskaite. «Para el gobierno griego siempre será mañana».

Tsipras llegó respaldado con la victoria en el referéndum del domingo, en el que la mayoría de los griegos respaldaron su llamado a rechazar las reformas de austeridad que los acreedores habían propuesto.

Pero esa victoria nacional no pareció darle mucha ventaja en las pláticas con los acreedores extranjeros, que saben que Tsipras necesita llegar pronto a un acuerdo para mantener su país a flote. Los bancos están cerrados desde la semana pasada y no reabrirán antes del jueves, los retiros de efectivo se han limitado durante el mismo periodo y las actividades económicas diarias se han paralizado prácticamente en todo el país.

Los gobernantes europeos reaccionaron con sorpresa y enojo cuando se enteraron que Tsipras aún no tenía una propuesta por escrito para un nuevo rescate financiero.

Los socios de Grecia en la eurozona han dicho que quieren ayudar a Grecia a mantenerse en el euro, pero se han quejado con la misma frecuencia sobre Grecia dando largas durante meses de negociación.

«En un momento dado, hay que llegar a la verdad», indicó el primer ministro belga Charles Michel antes de preguntar: «¿Existe, sí o no, una voluntad política del gobierno griego?».

Un funcionario federal griego, quien pidió no ser nombrado debido a lo delicado de las discusiones, expresó que Tsipras presentaría un «puntos en común» a los otros 18 líderes el martes y una propuesta detallada estaría lista el miércoles.

Comentó que el gobierno griego presentaría una petición para un financiamiento por adelantado de 5.000 millones de euros en préstamos a pagarse para finales de mes. Predijo que podría lograrse un acuerdo político completo en dos o tres semanas.

La canciller alemana, Angela Merkel, advirtió que Tsipras caminaba en la cuerda floja.

«Ya no estamos hablando de semanas, sino de muy pocos días», comentó.

En una de sus muchas comunicaciones, Tsipras habló por teléfono con Barack Obama, y la Casa Blanca afirmó que a Europa le convenía llegar a una resolución que ponga a Grecia en el camino de la estabilidad y el crecimiento económico.

El presidente del Eurogrupo, el ministro de Finanzas holandés Jeroen Dijsselbloem, dijo que esperaba que el gobierno griego hiciera una petición por escrito el martes por la noche o el miércoles en la mañana para aprovechar el fondo de rescate de Europa. Una vez que eso suceda.

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