Por LORI HINNANT
LEZIGNAN-CORBIERES / Agencia AP

Ninguna de las dos había viajado antes en avión. Sin embargo, los viajes de ambas se planearon con la precisión y la pericia de un viajero experto, desde el boleto de avión de Sahra para el vuelo Marsella-Estambul el 11 de marzo hasta la cuenta secreta de Nora en Facebook y una colchoneta plegable para pasar la noche en París.

Sahra y Nora son dos de las casi 100 mujeres jóvenes que se han ido de Francia a Siria para unirse a la guerra santa, comparado con apenas un puñado hace año y medio, cuando el viaje ni siquiera estaba en el radar de seguridad de Europa.

Las menores provienen de todos los espectros: inmigrantes de primera y segunda generación de países musulmanes, con raíces francesas blancas e incluso hay una niña judía, de acuerdo con un funcionario de seguridad que habló con la condición de no ser identificado porque las normas le impiden hablar de una investigación en curso.

Estas partidas no son necesariamente un capricho de adolescentes sino la conclusión de meses de labor muy bien organizada por redes que tratan de captar específicamente a jóvenes en busca de una identidad, de acuerdo con familias, abogados y autoridades de seguridad.

_Inter16_1bEstas redes, que lo más probable es que se muevan por internet, reclutan a jovencitas para que sirvan como esposas, nanas y sirvientas para los yihadistas que buscan plantar raíces multigeneracionales para un califato islámico.

Las niñas están saliendo también de otras partes de Europa, incluso entre 20 y 50 de Gran Bretaña. Sin embargo, las redes de reclutamiento están especialmente desarrolladas en Francia, donde existe una relación difícil con la comunidad musulmana más grande de Europa.

Las familias consternadas dicen que sus hijas son víctimas secuestradas, pero una propuesta de ley en Francia las podría tratar como terroristas y las muchachas podrían ser arrestadas al momento que regresen.

La familia de Sahra habló con ella tres veces desde que se fue, pero su madre, Severine, cree que la niña repite lo que le dicen otros.

«Están siendo retenidas contra su voluntad», sostuvo Severine Ali Mahenni, una francesa de ascendencia europea. «Están allí con ellas y las obligan a decir cosas».

La familia Ali Mahenni de Sahra vive en Lezignan-Corbiers, un pequeño pueblo de clase media y casas con techo de tejas del sur de Francia. Sahra, quien el sábado cumple 18 años, adoraba a su hermanito recién nacido y compartía una habitación con su hermana menor. Pero surgieron tensiones en la familia cuando ella decidió usar un velo islámico, dejó de estudiar por seis meses y se encerró en su habitación con su computadora.

Cambió de escuela y parecía estar madurando. Le pidió a su madre que la ayudase a sacar un pasaporte porque quería tener todos sus papeles en orden al pasar a ser mayor de edad.

En la mañana del 11 de marzo, Sahra le dijo a su padre que se llevaba alguna ropa a la escuela para enseñarle a sus amigas cómo usar el velo. El padre, Kamel, un inmigrante argelino que es químico industrial, la llevó a la estación de trenes y quedaron en que la recogería allí mismo por la noche, como hacía todos los días.

Al mediodía Sahra llamó a la madre y le dijo que estaba comiendo con amigas.

Videos de vigilancia revelan que a esa hora Sahra estaba en el aeropuerto de Marsella, preparándose para abordar un vuelo hacia Estambul. Antes de partir hizo otra llamada desde el avión a un número de Turquía, según la madre.

Al ver que la niña no regresaba, la familia llamó a la policía esa noche.

Al día siguiente se dieron cuenta de que el pasaporte había desaparecido.

«Todo fue calculado. Planearon hasta el último detalle», afirma Severine. «Nunca la oí hablar de Siria o de la yihad. Se nos vino el mundo encima».

Sahra llamó a su hermano desde Siria y le dijo que se había casado con un tunecino de 25 años que acababa de conocer y que su padre no tenía nada que decir porque no era un musulmán verdadero.

La familia se comunicó por teléfono con ella otras dos veces desde entonces y tuvo algún contacto a través de Facebook. Pero los padres no saben si es ella quien escribe cosas en la red social.

Sahra le dijo a su hermano que hace en Siria las mismas cosas que hacía en su casa: tareas del hogar, cuidar niños. Afirmó que no piensa regresar a Francia y que quiere que su madre acepte su religión, sus opciones de vida y a su nuevo marido.

La familia de Nora sabe menos de la forma en que se fue de Francia, pero bastante más sobre la red que arregló su viaje a Siria con pasaje de ida únicamente.

Nora es la tercera de seis hijos de la familia El-Bahty, hija de inmigrantes marroquíes que viven en la ciudad de Avignon. Sus padres son musulmanes practicantes, pero la familia no se considera demasiado religiosa.

Fue reclutada a través de Facebook. Su familia no sabe exactamente cómo, aunque abundan los videos propagandísticos que juegan con los ideales y las fantasías de las adolescentes, mostrando mujeres con velos que disparan ametralladora y niños sirios que mueren en la guerra. Hay videos en francés que destacan constantemente la decisión de Francia de restringir el uso de velos y pañuelos en la cabeza, algo que irritó a muchos musulmanes.

Nora tenía 15 años cuando se fue a la escuela el 23 de enero y jamás regresó.

Al día siguiente, su hermano mayor, Foad, se enteró de que camino a la escuela se colocaba velos y que tenía un segundo número de teléfono y otra cuenta de Facebook en la que mantenía contactos con reclutadores.

«Apenas vi esa segunda cuenta de Facebook, me dije ‘se fue a Siria»’, declaró Foad.

Investigaciones judiciales revelaron que tomó un tren rápido a París, desde donde viajó en avión a Estambul y luego a una ciudad en la frontera turca con pasajes comprados en una agencia de viajes francesa.

Una mujer joven, con hijos, la alojó una noche en París y la prometió que viajaría con ella al día siguiente, según la pesquisa policial. Pero no lo hizo.

El destino final de Nora fue una «brigada de extranjeros» de Nusra Front, organización siria afiliada a al-Qaida, según Foad. Aparentemente la querían casar con alguien, pero ella se negó y uno de los emires intercedió por ella. Por ahora permanece soltera, cuidando hijos de yihadistas. Dice que quiere volver a su casa. Foad viajó a Siria, pero no le permitieron que se la llevase.

«Apenas pillan una muchacha, hacen de todo para retenerla», dijo Foad. «Las chicas no van a combatir, sino a casarse y tener hijos. Son una máquina reproductora».

Dos personas han sido encausadas en relación con la partida de Nora, incluida la joven madre.

«Las partidas de estas muchachas no son cosas fortuitas. Las están manipulando. Le daban órdenes por control remoto» asegura el abogado de la familia Giy Guenoun. «Y viajan a las puertas al mismo infierno».


OBJETIVOS DE LAS DECAPITACIONES

El Cairo
Agencia dpa

_Inter16_1cEstado Islámico (EI) difundió recientemente por segunda vez un video en el que presuntamente se ve como un miembro del grupo terrorista decapita a un rehén extranjero.

Si bien los videos que muestran decapitaciones no son infrecuentes dentro de la yihad, ahora se convirtieron en una sangrienta marca de EI.

Según la opinión de expertos, la milicia terrorista persigue dos objetivos que van dirigidos a públicos distintos.

Los videos con los rehenes occidentales sólo hacen alusión a las decapitaciones. El EI genera así en el espectador el miedo a lo oculto, lo inevitable.

Al mismo tiempo, el grupo terrorista ya difundió decenas de videos muy explícitos con decapitaciones de prisioneros de origen árabe. Según los especialistas, éstas son claras amenazas militares.

Por otra parte, se presume que con la difusión de este tipo de imágenes los yidahistas suman nuevos miembros a sus filas.

Mientras que la organización terrorista Al Qaeda se distanció en los últimos años de mostrar videos con imágenes que puedan alejar a sus seguidores musulmanes, la violencia cruda que muestra EI parece entusiasmar a una joven generación de yihadistas.

Así, seguidores de Estado Islámico en Argelia decapitaron hace una semana a un turista francés. También en la península de Sinaí los islamistas decapitaron a muchos egipcios que espiaban presuntamente para el servicio secreto israelí Mossad.

Si se confirma la decapitación del cooperante británico Alan Henning sería el cuarto rehén occidental que muere de esta forma en manos del grupo yihadista después de los estadounidenses Jim Foley y Steven Sotloff, así como el cooperante británico David Haines.


DESDE LA PENÍNSULA IBÉRICA

Al menos 51 españoles combaten actualmente en las filas de la yihab islámica en Siria e Irak, según confirmó el ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz.

El funcionario público aseguró que los servicios de inteligencia del país tienen datos del número de combatientes y de aquellos que retornan al país. Según informó, en lo que va del año fueron detenidos tres a su vuelta a España.

Fernández Díaz reveló estos datos tras reunirse en Barcelona (noreste de España) con su homólogo francés, Bernard Cazeneuve, para abordar la amenaza del terrorismo yihadista y otros temas como la inmigración irregular.

El ministro español explicó que el nivel de amenaza terrorista en España es «alto» pero permanece estable en los últimos años y es similar al del resto de países de la Unión Europea (UE).

Fernández Díaz anunció un plan del gobierno para luchar contra la violencia yihadista ante la posibilidad de que España se consolide como plataforma de reclutamiento.

Entre otras medidas, el Ejecutivo de Mariano Rajoy quiere que se considere terrorismo el adoctrinamiento de jóvenes a través de Internet, una de las técnicas utilizadas recientemente por las células yihadistas.

«Hay que evitar la salida hacia un camino sin retorno porque los que se unen a la yihad, o mueren o representan una amenaza cuando regresan a nosotros», dijo por su parte el ministro francés.

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