Por JOSE ANTONIO RIVERA
CHILPANCINGO / Agencia AP
Vidulfo Rosales, representante legal de las familias, indicó que autoridades del gobierno del estado de Guerrero les informaron que los restos humanos de un número indeterminado de personas encontradas en las afueras de Iguala, unos 200 kilómetros al sur de Ciudad de México, habían sido quemados.
Las autoridades no han aclarado si los restos corresponden a los 43 estudiantes desaparecidos desde el 26 de septiembre pero 37 familiares de los mismos ya se han hecho las pruebas de ADN pertinentes para confirmar o negar su parentesco con los cuerpos localizados el sábado, añadió Rosales.
La extracción de sangre para las muestras genéticas comenzó a realizarse desde el 28 de septiembre, antes del hallazgo de las fosas, y se aprovechó para ello el momento en el que los familiares iban a denunciar las desapariciones ante la fiscalía del estado de Guerrero, indicó el abogado.
Iñaky Blanco, procurador del estado, dijo el sábado que «sería irresponsable» afirmar que se trata de los estudiantes. No obstante, reveló que fueron nuevos detenidos por los sucesos de Iguala los que les indicaron la ubicación de las fosas.
Sobre la condición en la que estaban los restos humanos encontrados, el gobernador estatal Ángel Aguirre señaló que las víctimas habían sido «salvajemente masacradas» y también evitó especular sobre quiénes serían.
Mientras continúan las investigaciones, aproximadamente 2.000 estudiantes y familiares iniciaron una jornada de protesta para reclamar al gobernador que les entregue a sus hijos vivos.
Junto a una pancarta en la que se leía «Vivos se los llevaron, vivos los queremos», los manifestantes bloqueaban la carretera que une Ciudad de México con el puerto de Acapulco a la altura de Chilpancingo, capital de Guerrero, estado situado en el sur del país.
«No son ellos a los que encontraron, desconocemos dónde los tengan, pero no son ellos, no confiamos en el gobernador Aguirre, sólo dice mentiras», declaró a AP el padre de uno de los desaparecidos que no quiso dar su nombre por motivos de seguridad.
«Tenemos miedo, por eso no queremos dar nombres ni nuestro ni de los muchachos», indicó.