Por JOSEPH WILSON y CIARAN GILES,
BARCELONA,
Agencia AP

El gobierno conservador central, presidido por Mariano Rajoy insiste en que la consulta, prevista para el 9 de noviembre, es ilegal y no se celebrará.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, convocó la votación el sábado flanqueado por la mayoría de los líderes políticos de la comunidad que apoyan la consulta.

_Inter27_1b«Como todas las naciones del mundo, Cataluña tiene derecho a decidir su futuro político», dijo Mas. «Queremos votar y queremos decidir, y ahora tenemos los medios para hacerlo».

Se espera que Rajoy convoque en cuestión de días una reunión de urgencia del consejo de ministros sobre este asunto. El gobierno central se plantea recurrir la recién aprobada ley catalana que permite el referéndum independentista ante el Tribunal Constitucional, con la esperanza de que sea suspendido y cancele la votación.

La Constitución española no permite la celebración de referéndums sobre independencia que no incluyan a todos los españoles, y expertos dicen que el alto tribunal declarará ilegal la consulta.

Mas ha dicho que no hará nada ilegal pero insiste en que la votación se celebrará y ha sugerido que, si no fuese posible, podría convocar elecciones anticipadas que podrían convertirse en una votación sobre el «sí» o el «no» a la independencia.

«Estamos abiertos a negociar las condiciones del referéndum hasta el último momento», dijo Mas.

Después del mensaje de Mas, la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría declaró que el gobierno español realizará una reunión de emergencia con el gabinete en los próximos días para que el referendo pueda ser apelado ante la Corte Constitucional.

«Este referendo no será realizado porque es inconstitucional», dijo al os reporteros el sábado en una inusual conferencia de prensa.

El sentimiento proindependentista se ha disparado en los últimos años en la región económicamente fuerte, alimentado por la sensación de que la comunidad merece un mejor trato fiscal y político de Madrid.

Mientras Mas convocaba oficialmente el referéndum, cientos de partidarios de la consulta se dieron cita en la plaza frente al edificio de la Generalitat en el centro de Barcelona, muchos vistiendo u ondeando banderas independentistas y coreando «independencia».

El anuncio llega una semana después de que Escocia votó en contra de separarse de Gran Bretaña.

A diferencia del proceso escocés, un resultado partidario de la secesión en la consulta catalana no supondría la independencia directa, pero Mas dijo que le otorgaría un mandato político para negociarla.

En la votación, Mas quiere hacer dos preguntas a los catalanes; primero, si creen que Cataluña debería ser un Estado y, en caso afirmativo, si debería ser independiente.

Las encuestas indican que la mayoría de los catalanes están a favor de la celebración del referéndum pero están más o menos divididos a partes iguales sobre la independencia. El fervor independentista se desvanece cuando se pregunta a la gente si querrían una Cataluña independiente fuera de la Unión Europea, algo que la región ya ha advertido que ocurriría.

La consulta ha provocado un debate sobre si debería actualizarse la Constitución española de 1978 para dar cabida a las demandas de más poder de Cataluña mientras mantiene unidas a las 17 comunidades autónomas. El sentimiento separatista es también muy fuerte en el País Vasco.

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