Por Sara Barderas
Madrid,
Agencia dpa

El pontífice argentino cierra así una era en la Iglesia católica española en la que Rouco Varela, que acaba de cumplir 78 años el 20 de agosto, ha sido exponente de la línea más dura y conservadora. Algunos hablaban hoy de un cambio histórico.

Su sucesor al frente de la diócesis más importante de España es Carlos Osoro, de 69 años y hasta ahora arzobispo de Valencia, la segunda diócesis del país. Es un hombre sin aristas y sencillo, cercano a los fieles, simpático y muy sociable. «El peregrino» lo llamó Francisco la última vez que estuvo en Roma.

No se puede decir que sea progresista, más bien moderado, pero se nota que Osoro, que nació en Cantabria (norte), creció como sacerdote en la estela del Concilio Vaticano II. Ahora se convierte en el elegido por Jorge Mario Bergoglio para acomodar a la Iglesia española al nuevo tiempo que él ha abierto en El Vaticano.

El gallego Rouco Varela, que por su gran poder se ganó el sobrenombre de «vicePapa» español, no quería retirarse pese a que ya supera por tres los 75 años, la edad de jubilación de los obispos.

Le quedaba poco más de un mes para celebrar los 20 años al frente del arzobispado de Madrid, al que llegó en 1994 desde el de Santiago de Compostela. Cuatro años después, Juan Pablo II lo hizo cardenal. Con él y con su sucesor, Benedicto XVI, fue el hombre de la Santa Sede en España.

En 1999 llegó por primera vez a la presidencia de la Conferencia Episcopal Española (CEE), al frente de la cual estuvo dos mandatos consecutivos, hasta 2005. En 2008 y en 2011 fue reelegido. Con cuatro trienios no consecutivos al frente, es el presidente que más tiempo estuvo al frente del órgano de gobierno de los obispos.

El cardenal arzobispo fue especialmente beligerante con el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), sobre todo por la aprobación del matrimonio homosexual. El entonces jefe del Ejecutivo apuntó directamente a él como uno de los promotores de las manifestaciones contra aquella ley.

Con el actual jefe del gobierno, Mariano Rajoy, Rouco Varela tampoco se lleva bien pese a su ideología conservadora.

La prensa española aireó este mes su indignación e incomodidad con la decisión de Bergoglio, de la que se enteró en julio por boca del nuncio en España, el arzobispo Renzo Fratini.

Con 75 años, los obispos presentan su renuncia al Papa y este la acepta después cuando considera oportuno. Pueden pasar años. Cuando se trata de uno de los importantes, Roma solía comunicarle con bastante antelación cuándo iba a hacer pública la aceptación del retiro junto con el nombre de su sucesor. Ninguna de esas dos prácticas se cumplieron en este caso.

Con el Papa Benedicto XVI, Rouco Varela mantuvo el estatus que tuvo en Roma con Juan Pablo II. Ratzinger y él hablan entre ellos en alemán. Son viejos amigos de los tiempos en los que coincidieron en la Universidad de Múnich, cuando el español realizaba su tesis doctoral sobre «Estado e Iglesia en la España del siglo XVI».

Con el revolucionario Francisco la relación es otra historia. El argentino no ha atendido ni a los candidatos que Rouco Varela tenía para sucederle ni a su deseo de que su relevo se hiciera público en septiembre, después de sus vacaciones en Alemania la primera semana de ese mes, según la prensa.

A su sucesor Osoro lo releva en Valencia el cardenal Antonio Cañizares, viejo rival de Rouco Varela.

Benedicto XVI lo nombró en 2008 prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Las malas lenguas apuntan que Rouco Varela presionó para que el Papa alemán lo sacara de España. Cuando Bergoglio llegó al Vaticano le hizo saber que él lo que quería era volver a su país.

Cañizares era también de la línea dura, de la más conservadora, pero los medios españoles aseguran que vuelve a España «domesticado».

El Papa Francisco movió hoy las fichas para acompasar a España al ritmo de su pontificado.

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