Por Sara Barderas
Madrid / Agencia dpa
Casi un año después de su última reunión se estrecharon las manos, sonrieron a los objetivos poco y con frialdad y la mano que el líder catalán posó durante unos segundos en la espalda del jefe del Ejecutivo español pareció un gesto forzado. Entre medias, algún comentario intercambiado sin mirarse apenas a la cara.
Detrás, tres banderas: la de la Unión Europea, de la que Cataluña quedaría fuera si se independizara; la de España, que afronta su mayor problema territorial en el reto soberanista de Mas, y la de una Cataluña que Mas y sus socios de ERC quieren que sea independiente.
El único tema abordado sin diferencias fue seguramente el de las vacaciones del mes de agosto, de las que se les escuchó hablar cuando tomaron asiento en una de las salas del palacio de gobierno para iniciar la reunión más esperada en el último año en España.
A Menorca irá Mas, Rajoy pasará tiempo con sus suegros. Y a partir de ahí, fuera de cámara, de miradas y de escuchas, tuvo lugar un encuentro tenso, de dos horas y cuarto.
Casi un año había pasado desde la última reunión de ambos, un tiempo en el que Mas puso fecha y pregunta al referéndum de autodeterminación en Cataluña.
La intención de Mas es que, el 9 de noviembre, el ciudadano catalán responda a dos cuestiones: «¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado?» y, en caso afirmativo, «¿quiere que sea independiente?». Lo anunció el 12 de diciembre de 2013, y La Moncloa se ocupó hoy de reiterar que Rajoy se enteró «por los medios de comunicación».
La última vez que Rajoy y Mas se sentaron juntos antes de su reunión de hoy fue el 29 de agosto de 2013, en un encuentro secreto que se conoció más tarde. Luego han coincidido en algún acto, pero en ocasiones incluso se evitaron y ni se dieron la mano.
¿Las cosas siguen igual hoy respecto a la consulta? Sí y no.
Sentados en sillones contiguos, Artur Mas defendió ante Rajoy su referéndum y Rajoy volvió a decirle a Mas que no.
«Estamos decididos a sacar adelante la consulta», explicó Mas que dijo a Rajoy cuando los dos estuvieron a solas. «Él me ha reiterado que desde su punto de vista es ilegal».
Dos frases, sin embargo, dejan abierta la posibilidad de evitar el choque de trenes al que Madrid y Barcelona parecen abocadas desde hace tiempo. «Hoy no era el final de nada», dijo Mas. «Existe un clima de diálogo abierto que permite ir hablando».
Puede que esta vez no vuelva a pasar un año.
VACACIONES TRANQUILAS
Mariano Rajoy no ha tenido unas vacaciones de verano tranquilas desde que llegó al gobierno. En 2012 España estaba al borde de la quiebra y el rescate. En 2013, el ex tesorero Luis Bárcenas acababa de asestarle un golpe acusando al PP de financiación ilegal y a él, de cobrar sobres de dinero negro.
Este año, las cosas son distintas. El presidente del gobierno español inicia sus vacaciones de verano tras proclamar en La Moncloa el fin de la crisis económica. Hoy se lo vio tranquilo y relajado.
«El primer semestre del año ha confirmado de manera inapelable que 2014 es el año de la recuperación», manifestó al hacer balance del curso político. «La recuperación es firme y cada vez más intensa y ha llegado para quedarse».
Al nuevo líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, Rajoy le pareció triunfalista. «Necesita pisar más la calle», dijo. Y le recordó que pequeños y medianos empresarios, trabajadores, desempleados, amas de casa siguen pasándolo mal en España. «No puede llamar recuperación el empobrecimiento de la clase media», dijo.
Antes de un 2015 electoral -en mayo hay elecciones municipales y autonómicas y en noviembre, generales-, Rajoy apuntaba hoy con «orgullo y satisfacción» los datos macroeconómicos. En base a ellos, la situación de España es hoy mejor que hace un año y que hace dos.
La economía suma cuatro trimestres consecutivos en crecimiento, tras salir de su segunda recesión en esta crisis en el tercer trimestre de 2013.
En el segundo trimestre de este año registró el mayor crecimiento desde 2007 (0,6 por ciento). El gobierno, confirmó Rajoy, va a revisar al alza las proyecciones económicas al volver de vacaciones.
El desempleo sigue disparado (24,47 por ciento) pero bajó un punto entre abril y junio. La prima de riesgo está en mínimos.
«En menos de dos años hemos pasado de ser una economía al borde de la quiebra y el rescate a ser una de las economías que más crecen de Europa», dijo hoy Rajoy.
Aquel verano de 2012 en el que se temía el rescate fue movido. España acababa de pedir uno a Bruselas para sus maltrechos bancos y el gobierno luchaba por no pedir un segundo para su economía cuando la prima de riesgo se disparaba y dificultaba la financiación.
Aquellas vacaciones, la consigna de La Moncloa a Rajoy fue que no hiciera ostentación alguna. Que nadie pudiera fotografiarlo fumando un puro o tomando un aperitivo en el club náutico de la localidad gallega de Sanxenxo ni en los toros en Pontevedra.
El año pasado, con el escándalo del ex tesorero Bárcenas en su punto álgido, el objetivo fue también evitar los espacios públicos, entonces por miedo a las protestas. Rajoy acababa de comparecer en el Congreso de los Diputados, obligado por la presión social y política, y allí desmintió a Bárcenas. La oposición pidió su dimisión.
Él se aisló en las vacaciones en la pequeña localidad gallega de Ribadumia, donde junto a su mujer y sus hijos alquiló una casa a prueba de flashes y lejos de lugares donde pudiera montarse una concentración de repulsa por la supuesta financiación ilegal del PP.
Este año repartirá las tres semanas que se tomará de vacaciones entre Doñana (sur) y la provincia gallega de Pontevedra, en un clima distinto.
En el primero de esos lugares se alojará junto a su mujer e hijos en una finca del Estado que usaron ya otros jefes del Ejecutivo. Luego se irá a su Galicia natal, donde se repartirá entre Sanxenxo y Ribadumia, en la misma casa del año pasado. Entre medias irá a Mallorca al primer despacho estival con el nuevo rey Felipe VI.
Aunque la gestión de la crisis y el escándalo en torno a Bárcenas han pasado factura al gobierno y a su partido en las encuestas, la estabilidad del Ejecutivo estuvo siempre garantizada con la holgada mayoría absoluta del PP en el Congreso de los Diputados.
Rajoy, además, ni se plantea hacer cambios. «¿Voy a agotar la legislatura? Sí. ¿Voy a hacer cambios de gobierno? No», dijo hoy.
A simple vista, la tranquilidad de la que hacía hoy gala a punto de irse de vacaciones no es capaz de romperla ni el reto independentista del jefe del gobierno de Cataluña, Artur Mas.
«¿Está en peligro la unidad de España? Yo creo que no», dijo hoy Rajoy. «El señor Mas me dijo que él no hará nada que sea ilegal. Creo que eso sería una decisión muy puesta en razón. Espero que eso es lo que se produzca».
Y preguntado directamente por su tranquilidad dijo seguro: «Yo, realmente, tranquilo he estado siempre».