Por AMY TAXIN,
LOS ÁNGELES
Agencia AP

Hay 375.000 casos pendientes en los tribunales de inmigración y muchas personas esperan meses, si no años, por una audiencia. En lugar de colocar a los menores al final de las listas de espera, los tribunales de inmigración están dando a cada niño una audiencia inicial en un plazo de tres semanas, según la Executive Office for Immigration Review (Oficina Ejecutiva para Revisión de Inmigración), conocida en inglés como EOIR.

Una vocera de los tribunales se abstuvo de comentar cuántos menores estaban recibiendo este trato ni cuáles tribunales están acelerando los procesamientos de sus casos.

Los abogados de inmigración están preocupados de que los tribunales ahora se están moviendo tan rápidamente que los niños podrían no tener suficiente tiempo para exponer sus argumentos para que se les permita permanecer en el país legalmente.

La decisión de acelerar los procesos se produjo tras la llegada en el último año de 57.000 menores que le escapaban a la violencia de El Salvador, Guatemala y Honduras. Después de ser liberados, se les inicia a los niños procesos de deportación y se les programa una audiencia ante un juez de inmigración.

Abogados de inmigración dicen que los menores podrían no recibir las notificaciones de las audiencias y ser deportados si no se presentan. Activistas que velan por los derechos de estos niños, por otro lado, afirman que no hay suficientes abogados de inmigración pro bono y que toma tiempo preparar un caso de este tipo porque primero hay que ganarse la confianza del menor.

«Cuando la vista es en tres meses, no hay problema, hay bastante tiempo para conseguir un abogado. Pero cuando es en tres semanas, simplemente no hay tiempo», sostuvo Simón Sandoval-Moshenberg, abogado del Legal Aid Justice Center de Falls Church, Virginia.

El cambio comenzó en Los Ángeles esta semana y también se está aplicando en otros tribunales de inmigración.

La jueza A. Ashley Tabaddor revisó al miércoles la lista de 22 menores que debían presentarse en su tribunal. Casi la mitad estaban allí, algunos con colitas y pantalones cortos, acompañados por sus padres u otros familiares. Les dijo que regresasen en septiembre con un abogado. Otros se mudaron a distintos sectores del país y sus casos fueron transferidos.

Cuatro no se presentaron, pero Tabaddor no les inició el proceso de deportación porque se les había enviado la citación apenas cinco días atrás.

La jueza de inmigración Dana Leigh Marks, quien encabeza la asociación de jueces de inmigración, dijo que es vital dar suficiente tiempo para que se preparen los casos.

«No sirve de nada moverse tan rápido que se da pie para que cuestionen los procedimientos», comentó. «Al final de cuentas el proceso se demora más todavía y genera apelaciones más prolongadas. Nadie queda satisfecho».

En un tribunal de Los Ángeles, Elmer Sandoval, de 16 años, dijo que le preocupaba lo que pudiera pasar en la vista pero no tanto como le asustaba estar en El Salvador, donde pandilleros amenazaron con matarlo si no se unía a sus filas. Su hermano mayor se fue del país hace 14 años por la misma razón y le envió 7.000 dólares para que viniese al país. Llegó en mayo.

El hermano, Jorge Sandoval, de 34 años, declaró que el muchacho acatará las instrucciones del tribunal y se presentará a la audiencia, sin importar si le da mucho o poco tiempo para prepararse.

«Sea lo que sea que le digan, tiene que hacerlo», expresó el hermano mayor.

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