Por JULIE WATSON
Agencia AP
Les dicen «soldados solitarios», pues están lejos de familia y amigos y de las comodidades de ciudades modernas como Sídney, Londres o Los Ángeles, y aceptan la vida rústica y difícil de un combatiente israelí.
Unos 5.000 soldados extranjeros servían en las filas israelíes en el 2012, según cifras del gobierno israelí. En algunas ciudades han surgido grupos de apoyo para las familias de estos jóvenes, especialmente en estos momentos en que los combates se están intensificando.
Para los judíos que no viven en Israel, prestar servicio militar no es obligatorio. Pero para muchos, es una vocación, una manera de rendir tributo a sus raíces y sentirse unidos con el judaísmo mundial. Algunos cuentan con doble ciudadanía, otros apenas hablan hebreo y nunca habían estado antes en Israel.
Max Steinberg fue uno de los jóvenes estadounidenses que luchó por Israel. El joven oriundo de California falleció la semana pasada, a los 24 años, en el operativo israelí en Gaza.
«Cuando fue allá sintió una conexión con Israel, vio que era un país donde podía vivir, donde podía prosperar», dijo su hermano, Jake Steinberg.
Nissim Sean Carmeli, de 21 años y oriundo de Texas, es el otro estadounidense fallecido como soldado israelí en la reciente ofensiva.
«Los soldados solitarios son como héroes en Israel», dice un artículo en un diario judío estadounidense, el Jewish Journal.
Añade que «para los jóvenes israelíes, ir al ejército es algo obligatorio, pero para los que vienen de la Diáspora es algo voluntario, por lo que son considerados héroes y son bienvenidos por sus camaradas, que se convierten en sus familias».
Mike Fishbein, quien pasó su infancia en Los Ángeles, dijo que allí sentía un vacío en su identidad judía. Fue a Israel por un año para estudiar y trabajar como voluntario, pero eso sólo le profundizó más su anhelo de vivir en Israel.
«Creo en ese país, creo que en el pueblo judío y creo en el derecho de ese país de existir, así que pensé que no podía simplemente regresar a Los Ángeles», dijo Fishbein, quien fue soldado israelí por dos años a partir del 2009.
Luego de incorporarse a las fuerzas armadas, Fishbein pasó 30 días aprendiendo hebreo con dos docenas de judíos de Panamá, Sudáfrica, Australia y otros países. Luego hizo un entrenamiento básico, que incluyó una marcha nocturna de 65 kilómetros (40 millas) por el desierto. Vivió casi cuatro meses en una tienda de campaña malgastada de la era de la Guerra de Vietnam.
Muchos soldados israelíes se preguntaban qué lo hizo dejar las palmeras y las playas californianas que ven en las películas.
«No entendían qué hacía aquí un chico de Hollywood», comentó. «Pero si te quedas, terminan respetándote y comprenden que estamos en esto juntos, tratando de proteger las mismas cosas».
Cuando se enteró de que los dos estadounidenses habían muerto, se sintió conmovido, relató. Siempre le costó explicar a sus amigos por qué quería servir en el ejército de Israel cuando nunca sintió el deseo de hacerlo en el de Estados Unidos.
Para este joven de 25 años, servir en las fuerzas armadas israelíes fue un momento clave en su vida, según dijo. En el noveno grado acompaño a su padre cuando se incorporó a un equipo que filmó un documental sobre excavaciones para recuperar artefactos judíos en un pueblo de Polonia destruido por el Holocausto.
«Fue una experiencia surreal para un chico de noveno grado, que hizo que más adelante me fuese a Israel a servir» en las fuerzas armadas, comentó. «Todos los soldados solitarios tienen historias parecidas».
Josh Reznick, de 24 años y quien trabaja en una inmobiliaria de Baltimore, consideró por un momento alistarse en las fuerzas armadas estadounidenses, pero luego de vivir un año en un kibutz, supo qué era lo que quería. Sirvió en la misma unidad de los dos estadounidenses muertos este fin de semana. No los conoció a ellos, pero sí a uno de los soldados israelíes fallecidos.
Reznick cree que Steinberg y Carmeli son «grandes ejemplos» para otros soldados solitarios. Él siguió los pasos de Michael Levin, un muchacho de Pensilvania que falleció en combate en Israel en el 2006. Visitó su tumba en Israel, la cual está cubierta por una casaca de los Eagles de la NFL y una gorra de los Filis, equipo de béisbol.
«Era lindo vivir en Estados Unidos y todo estaba bien. Pero estoy seguro de que antes de la Segunda Guerra Mundial la gente pensaba lo mismo sobre la vida en Alemania», expresó. «Si hubiera habido algún sitio para recibir a los judíos… Por eso es importante la supervivencia de Israel, una nación judía».
Isaac Cohen, un chico de 18 años de Silver Spring, Maryland, empezará a asistir este mes a una escuela militar israelí y el año que viene se incorporará a las fuerzas armadas. La violencia de las últimas semanas no lo asusta.
«Te enseñan a sobrevivir en Israel», señaló Cohen, quien vive desde hace seis años en ese país. «Cuando estás allí tienes que sobrevivir. Me siento más fuerte cuando estoy allí».
«Creo en ese país, creo en el pueblo judío y creo en el derecho de ese país de existir, así que pensé que no podía simplemente regresar a Los Ángeles».
Mike Fishbein