Los huracanes que se intensifican rápidamente como Ian se desarrollarán más rápido y se volverán más húmedos en un futuro marcado por la continua dependencia de los combustibles fósiles.
Es la conclusión de un estudio publicado en ‘Geophysical Research Letters’ por científicos del Pacific Northwest National Laboratory (PNNL).
Impulsados por las condiciones ambientales que engendran tormentas cada vez más severas, con el cambio climático como factor fundamental, el nuevo estudio, concluye que los huracanes son cada vez más húmedos y se fortalecen más rápidamente cerca de la costa ya azotada por los huracanes.
Al examinar los datos que describen las últimas cuatro décadas de actividad de los huracanes y las condiciones que les dieron forma, los investigadores descubrieron que el ritmo de fortalecimiento de los huracanes cerca de la costa atlántica de Estados Unidos ha aumentado desde 1979. En un futuro marcado por la continua dependencia de los combustibles fósiles, el equipo considera que es probable que esta tendencia continúe.
Huracanes como Ian son resultado del cambio climático @ElPeriodista https://t.co/JeMlQEXIHL
— El Periodista (@ElPeriodista) October 17, 2022
Un mundo más cálido, explica el científico del clima Karthik Balaguru, está preparado para traer huracanes que se intensifican más rápido y, con ellos, un mayor riesgo de inundaciones en la costa atlántica de Estados Unidos.
«Nuestras conclusiones tienen profundas implicaciones para los residentes de la costa y los responsables de la toma de decisiones y de las políticas –precisa Balaguru en un comunicado–. Y esto no es específico del Atlántico. Y está ocurriendo en varias regiones costeras importantes de todo el mundo».
El equipo de Balaguru descubrió que un fenómeno costero único está en el centro de la bulliciosa actividad de los huracanes. Una mezcla de condiciones ambientales provocada por este fenómeno hace que, en última instancia, el litoral sea más propicio para el desarrollo de huracanes.
La misma mezcla de condiciones favorables a los huracanes no aparece en el Golfo de México, que el equipo exploró, pero podrían formarse en muchas otras regiones, incluidas las cercanas a la costa de Asia oriental y el noroeste del Mar Arábigo.