Ucrania, Moldavia y Georgia recibieron noticias positivas el miércoles sobre sus intentos de unirse a la Unión Europea, pero los países de la volátil región de los Balcanes, que han esperado años para convertirse en miembros del mayor bloque comercial del mundo, parecieron retroceder en la cola.
En una serie de informes, el poder ejecutivo de la UE recomendó permitir a Ucrania iniciar conversaciones de membresía una vez que se hayan solucionado algunas deficiencias.
La Comisión Europea elogió a Ucrania, diciendo que el gobierno “ha demostrado un nivel notable de fortaleza institucional, determinación y capacidad de funcionar”. Pero dijo que las conversaciones sólo deberían comenzar una vez que se haya abordado la corrupción, cuestiones de cabildeo y una ley sobre minorías nacionales.
Moldavia, vecina de Ucrania, recibió un mensaje similar.
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A Georgia se le dijo que debería ser nombrada oficialmente candidata para unirse una vez que resuelva sus deficiencias, incluyendo la lucha contra la corrupción y deficiencias electorales.
Las propuestas de la comisión, descritas en informes anuales de progreso, brindan principalmente orientación técnica a los 27 Estados miembros de la UE sobre cuánto progreso han logrado los países en la alineación de sus leyes y estándares con los del bloque.
NO HAY GARANTÍA
Se espera que los líderes de la UE decidan si respaldan esas recomendaciones en una cumbre en Bruselas el 14 y 15 de diciembre. No hay garantía de que acepten hacerlo por unanimidad. Hungría y Eslovaquia se muestran notablemente frías respecto de las aspiraciones de Ucrania, por ejemplo.
Durante 20 años, la perspectiva de ser miembro de la UE ha sido un poderoso impulsor de reformas prodemocráticas en los países que desean unirse. Pero aquellos en los Balcanes —Albania, Bosnia, Montenegro, Serbia y Kosovo— se han desalentado por las elevadas exigencias para la membresía.
TURQUÍA ESTANCADA
Mientras tanto, las esperanzas de Turquía de unirse parecen estancadas. El país inició sus conversaciones de membresía en la UE en 2005, pero apenas han avanzado en los últimos años. El informe de progreso de Ankara fue una lectura desalentadora.
La comisión observó “graves deficiencias en el funcionamiento de las instituciones democráticas de Turquía”. Dijo que “el retroceso democrático continúa”. Las normas de derechos humanos disminuyeron y no se pudieron encontrar avances en la lucha contra la corrupción.