El Acapulco post huracán Otis será un puerto en reconstrucción con más de 40 cuarteles militares en sus calles, según el plan de seguridad detallado el martes por el secretario de Defensa, el general Luis Cresencio Sandoval.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ya había adelantado hace una semana que el plan para reconstruir la ciudad de un millón de habitantes devastada por el huracán categoría 5 el pasado 25 de octubre, incluiría un reforzamiento de la presencial militar en el municipio, además de ayudas de distinto tipo por más de 3.400 millones de dólares.
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Pero Sandoval concretó ahora que en el turístico enclave, un foco de enorme actividad de distintos grupos del crimen organizado desde hace 20 años, se construirían 38 cuarteles nuevos además de los cinco que existen en la actualidad.
Cada uno tendrá 250 elementos, indicó, lo que supondrá entre 9.500 y 10.000 militares desplegados en el puerto de forma permanente, aproximadamente el mismo número de soldados enviados tras el huracán que causó al menos 48 muertos.
Más de medio centenar de personas permanecen desaparecidas.
“Lo que busca es que, de manera permanente, esté la Guardia Nacional en el municipio de Acapulco… Como responsable de la seguridad pública”, afirmó el jefe del Ejército.
La población, sin embargo, exige más ayudas y que se restablezcan los servicios básicos por completo.
Los días siguientes a que Otis tocara tierra, pese a la presencia de tropas de la Guardia Nacional, hubo largas jornadas de saqueos que dejaron todas las tiendas grandes y medianas de Acapulco arrasadas. López Obrador prometió entonces crear un cuartel en cada barrio con más de 1.000 viviendas.
Durante su administración, el presidente ha ido multiplicando las labores de las Fuerzas Armadas, no solo en seguridad, sino también en trabajos de construcción de grandes proyectos o en la gestión de aeropuertos y aduanas, algo que sus críticos han calificado como una militarización preocupante de México.
Entre tanto, el gobierno y el propio presidente también mantienen contactos con líderes empresariales y hoteleros de Acapulco que piden mayores apoyos para el sector turístico, el motor de la ciudad, aunque valoren los esfuerzos en seguridad.
“Sin seguridad no hay turismo, ni en Acapulco ni en ningún sitio”, dijo a AP Miguel Ángel Fong, presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles.
Fong valoró que el gobierno dé créditos a tasa cero hacia los pequeños y medianos empresarios pero dijo que diferir el pago de impuestos hasta febrero “no es una ayuda tan grande” porque los hoteles tardarán en funcionar.
Además, consideró insuficiente que el ejecutivo pague la mitad de los impuestos de los créditos de los grandes hoteles porque lo necesario sería dar créditos a fondo perdido.
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Esos fondos, agregó, no deberían verse como “dar dinero gratis” a los empresarios sino como un apoyo “a cambio de la generación de empleo” para los que podría haber recursos nacionales e internacionales.
López Obrador confió en que 35 de los 377 hoteles del puerto puedan reabrir para el mes de marzo o abril, aunque el propio mandatario reconoció que no quedó uno sin daños. Algunos de los más grandes quedaron con sus paredes y ventanas arrancadas de cuajo.
El martes por la tarde el mandatario tenía previsto llegar a Acapulco para supervisar el avance de las ayudas, la limpieza y la reconstrucción.
Varios centenares de personas procedentes de Acapulco y lideradas por políticos opositores hicieron el camino contrario y llegaron el lunes a Ciudad de México en caravana para exigir mayores fondos de ayuda, algo que todavía no está claro si podrá conseguirse aunque los partidos de oposición están intentando que se aprueben en el debate parlamentario los presupuestos de 2024 que se desarrolla esta semana.