Manifestantes opuestos al impopular plan del presidente de Francia, Emmanuel Macron. Foto La Hora: AP.

Manifestantes opuestos al impopular plan del presidente de Francia, Emmanuel Macron, para subir la edad de la jubilación marcharon el jueves por ciudades y pueblos del país en una demostración final de ira antes de conocer un fallo sobre si la medida cumple con la Constitución.

Horas antes de que comenzara la manifestación en París, los manifestantes amontonaron bolsas de basura ante el Consejo Constitucional, que se esperaba decidiera el viernes si anular toda o parte de la legislación. Las pilas de basura se retiraron más tarde, pero anunciaban el inicio de una nueva huelga de los servicios de basuras programada para comenzar con las marchas de protesta del jueves. Otra huelga el mes pasado dejó las calles de la capital francesa llenas de residuos malolientes.

«La movilización está lejos de terminar», afirmó la líder del sindicato CGT, Sophie Binet, en un centro de incineración de basuras en el sur de París, donde cientos de manifestantes bloquearon el paso a los camiones de basuras. «Mientras no se retire esta reforma, la movilización continuará de una forma o de otra».

CGT ha liderado las protestas y el movimiento de huelgas contra el plan de Macron de subir la edad de la jubilación en Francia de los 62 a los 64 años. Ocho sindicatos han organizado protestas desde enero en una inusual muestra de unidad. Los sindicatos estudiantiles se han sumado. Los convocantes confiaban en reunir a mucha gente el jueves para presionar tanto al gobierno como a los miembros del Consejo Constitucional encargados de revisar la propuesta de ley. Los críticos impugnaron la decisión del gobierno de incluir los cambios en una ley presupuestaria, lo que aceleró de forma considerable el proceso legislativo.

Aunque las huelgas y protestas en ocasiones bloquean el transporte público en París, los servicios de metro funcionaban en su mayoría sin incidentes el jueves. La autoridad de aviación civil pidió a los aeropuertos de Tolosa, Burdeos y Nantes que redujeran su tráfico aéreo en un 20%.

 

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