Dos de los cuatro estadounidenses secuestrados en México cuando su camioneta quedó atrapada en medio un tiroteo fueron encontrados muertos, dijo el martes el gobernador del estado de Tamaulipas. Los otros dos fueron hallados con vida, uno de ellos herido. Durante la habitual conferencia presidencial matutina el gobernador Américo Villarreal dijo, en una llamada telefónica, que fue confirmado por la Fiscalía estatal el hallazgo de los estadounidenses y agregó que ambulancias y personal de seguridad se estaban trasladando al lugar adonde fueron localizados para prestar apoyo.
El fiscal de Tamaulipas, Irving Barrios Mojica, publicó en Twitter que «corporaciones estatales y federales, con personal del Consulado de EUA (Estados Unidos de América) en Matamoros entregaron en puente internacional a 2 ciudadanos de aquel país, localizados hoy luego de que fueron privados de su libertad». Los estadounidenses fueron reportados por el FBI como secuestrados en la ciudad fronteriza de Matamoros, en Tamaulipas, el 3 de marzo después de que hombres armados dispararon contra un vehículo en medio del fuego cruzado de grupos delictivos rivales. Un video difundido en las redes sociales mostró cómo hombres armados los cargaban en la parte trasera de una camioneta.
El secuestro coincidió con unos violentos incidentes que se registraron el viernes en Matamoros. Un familiar de uno de los estadounidenses dijo el lunes que habían viajado juntos desde Carolina del Sur para que uno de ellos pudiera hacerse una abdominoplastia con un médico de Matamoros. Villarreal no compartió ningún detalle adicional sobre dónde o cómo fueron encontrados los estadounidenses. Las autoridades mexicanas indicaron que en las próximas horas ampliarán la información.
Pero según una autoridad estatal que pidió el anonimato porque no estaba autorizada a hablar sobre el caso, los estadounidenses fueron encontrados en una zona rural al este de Matamoros llamada Ejido Longoreño, camino a una playa local conocida como Playa Bagdad. La noticia de su ubicación llegó a las autoridades antes del amanecer del martes. La alerta sobre el secuestro de los estadounidenses fue lanzada el domingo por la oficina de San Antonio del FBI y confirmada la víspera por el presidente mexicano, Andrés Manuel López, quien indicó que el gobierno estatal y federal estaban trabajando en su búsqueda.
Al lamentar el hecho López Obrador afirmó el martes que las autoridades estadounidenses tienen derecho a manifestarse como lo hicieron, en alusión a la declaración que realizó la víspera la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, quien calificó el suceso de «inaceptable». «Estamos trabajando todos los días para garantizar la paz, la tranquilidad y vamos a continuar», indicó López Obrador al expresar sus condolencias.
El mandatario también criticó las afirmaciones que hicieron algunos políticos conservadores estadounidenses a favor de que se impongan medidas más duras para combatir a los cárteles mexicanos, por ejemplo, considerarlos organizaciones terroristas. «Nosotros no nos metemos a ver qué hacen las bandas de Estados Unidos que distribuyen el fentanilo, o cómo se distribuye la droga en Estados Unidos», dijo López Obrador.
"2 de los 4 estadounidenses secuestrados por los cárteles en México fueron asesinados, y aún no hemos declarado a los cárteles objetivo militar", @DanCrenshawTX le pidió al presidente @lopezobrador_ autorizar el uso del ejército de EUA en México.https://t.co/OvdadyF0wG
— Político MX (@politicomx) March 7, 2023
Tamaulipas registra desde hace décadas una fuerte ola de violencia vinculada con el crimen organizado, tiene a miles de personas desaparecidas y es habitual que grupos rivales se lleven a las víctimas tras los enfrentamientos para ocultarlas. El Departamento de Estado mantiene desde hace años una alerta máxima para que los estadounidenses no viajen a la zona pero es habitual que habitantes de las poblaciones fronterizas crucen a México para hacer compras, ir a consultas médicas -que son más baratas- o visitar a familiares. Los dos principales cárteles de la región son el del Golfo, que tiene su feudo en Matamoros, y una escisión de los antiguos Zetas en Nuevo Laredo, 330 kilómetros más al oeste. Pero además hay muchas células de cada uno de estos grupos que luchan entre sí.